Dedicarle un número a diecinueve víctimas de la eufemísticamente llamada "violencia política" parece casi de mal gusto en medio de una guerra. No me refiero a aquella que ocurre a ocho husos horarios de distancia, sino a la nuestra, esa que ha desbordado a cualquier método de control, militares alcahuetas y policías desarmados, esa que mata a 20 personas diarias y a más de cien los fines de semana.
De peor gusto sin embargo es que mientras recordamos ese día en el que un grupo de civiles fuimos emboscados por el resto del país, unos extranjeros, enamorados de nuestro delirio, vengan a celebrarlo. En el mejor de los casos, me resultan hipócritas, han pasado el último mes rasgándose las vestiduras por una guerra que no es suya, que no les incumbe ni los afecta más que la nuestra, más que el destino de las miles de familias de Vargas que no han encontrado sosiego (a pesar de que había presupuesto para hacerlos ricos a todos) y el de los cientos de miles que hemos sucumbido económica y psicológicamnete bajo el aplastante poder de un gobierno saudita.
Mi sincero deseo para aquellos que vienen a solidarizarse con "el proceso", a desconocer las mil bajas civiles que llevamos este año, a campanear güisquis mientras defienden la recaída del cínico en el hábito del robo, es que más allá de las arepas, el pabellón y las mujeres, lleven consigo para siempre el recuerdo de nuestro tradicional "dame esos pisos o te quiebro"
-Daniel Pratt
<[email protected]>
Editor
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En este país somos todos libres de pensar lo que nos de la gana, siempre y cuando no critiquemos al gobierno.
El problema del fundamentalismo es que pretende defender su visión supuestamente objetiva desde una posición sesgada.
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¡Pinche contaminación! Devuélveme mi montaña
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Año 4. N° 45
Abril 2003
Recordando el 11/04/2002
En este número:
La bala dibujaba una línea de humo mientras volaba sobre cientos de cabezas [azares]
como una mancha quedaron las queridas flores de La Peste y lágrima final [escritos]
Al frente, se estableció una línea de mujeres y niños, animados por la creencia ingenua que las tropas imperiales, a fin de cuentas, igual de asolados por la carestía y la pobreza, no dispararían contra ellos. [tedios]
No cabe duda ni interpretación: el que ha usado sin asco maquinarias para la muerte perdió la inocencia necesaria para hablar de paz sin despertar indignación.[descontento]
la verdad no existe, si existe, no importa, lo que importa es que yo entiendo lo que sucedió [cine]
Cuando un mundo es obligado a desaparecer, se lleva también en su disolución la belleza espectacular de sus cerezos floridos. [asomes]
Gracias a Carlos Dominguez <[email protected]>, por las viñetas.
Gracias a Bárbara Fuenmayor por la ayuda y la guía para este número.
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