El Jhonny Rotten de la salsa-O
Unos días más tarde leí en el periódico que había muerto Cayayo, el mismo día que PAN tocaba en el Radio City, caminando por Sabana Grande. Me pareció burda de triste, porque el pana era joven, primo de una amiga y porque Sentimiento Muerto, Dermis Tatú y PAN eran de las mejores bandas que había oído en este país. Pero realmente me pegó cuando abrí el correo, ese mismo día. Entre muchos otros acumulados de varios días, tenía un mail de Carlos Eduardo Troconis en el inbox. Casi me da una vaina. Me permito transcribirlo textualmente (y espero no molestar a nadie con eso):
Uno de los fines de semana siguientes tocaron en Corp Banca una mañana. Alguna gente subió a la tarima a expresar sus condolencias (al menos Argel, vocalista de PAN, y Cangrejo, de Seguridad Nacional y algo así como el cuarto integrante de Dermis) y Bacalao hizo una improvisación para Cayayo. El toque fue extraño, pero para jamás haber oído al grupo, muchos temas se me quedaron en la cabeza. Luego vinieron toques en el MACCSI (junto a los amigos invisibles, ver foto), en la Terraza del Ateneo, en el auditorio de Corp Banca, en el Teresa Carreño, como teloneros de Cerati, en el Festival de Nuevas Bandas 2000 y el legendario mano a mano en la Casa Italia, contra Team Malín. Y siempre pasaba algo distinto. Nunca tocaban todos los temas: el Vigilante sonaba pocas veces, pero todas eran brutales o a José le anexaban un freestyling con el MC Chupacabra de la Sonora Ponzoña o se subía una loca a hacer un performance improvisado durante La Construcción. A veces proyectaban el dibujo del tipo de la emulsión de Scott, marca registrada, o montaban algún tema punkeado. El pana del corno (Rainer Ossot) siempre tenía pinta de recién haber terminado de echarle bolas en la oficina: a veces, entre un tema y otro era que se quitaba la corbata. En el toque con Team Malín alguien llamó a Pablo Estacio el Johnny Rotten de la salsa. Me dio mucha risa. En el MACCSI, improvisaron junto a los amigos un boogaloo. De vez en cuando sonaba Cucaracha en la radio y hasta llegó a haber un unplugged en Sin Sueño, de Hot 94, con una versión brasileña de I Wish My Fish. La pregunta entonces era ¿Qué esperan para sacar el disco? Hoy lo tengo en mis manos. Y el temor a que el producto del estudio no diera la talla frente a la fuerza que tienen en vivo ya no existe. El disco, de 55 minutos y algo, puede ser oído una y otra vez y cada vez habrá un elemento nuevo. Las pistas son complejas mezclas de percusión, bajo y batería sostenidas, con detalles agregados por la guitarra de Rafa Gómez, los scratches de Hernia y el saxo de Aurelio Martínez. Las letras son a ratos absurdas y a ratos violentas, pero nunca dejan de ser divertidas. La grabación está enriquecida con samples y secuencias que en vivo no habían utilizado y hay enlaces sonoros como la voz de Simón Díaz en El Picó, o un verso prestado de Rubén Blades en San Judas Tadeo. Bacalao Men no oculta nunca la influencia del sonido de la Fania, pero un tema tan salsoso como Los Perros, por ejemplo, se transforma de inmediato, con el overdrive de la guitarra y los redobles enérgicos de Sebastian Araujo en la batería, en esa salsa rara que los distingue pero que citando a Rafa todavía se puede bailar. Quemando Flux es una joya. La percusión de Vladimir en I Wish My Fish es bestial. El trabajo vocal del Vigilante da una sensación viva de crescendo. En resúmen, el disco debut de Bacalao Men es un excelente trabajo, de esos que aparecen cada cierto número de años en la discografía nacional. |
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Dato del mesEl dato del mes es, valga la redundancia, el disquito de Bacalao Men. Por las razones antes expuestas y porque el único detalle que no me gustó del disco fue el nuevo final de José. Del resto, excelente. -O |
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