En el libro «El pájaro pintado», Jerzy Kosinzky cuenta una anécdota que describe muy bien el espíritu de supervivencia del pueblo judío, y de la humanidad en general. La cosa más o menos es así, o por lo menos así la recuerdo: A una aldea en Rusia, en donde la mayor parte de sus habitantes eran judíos, llegó una patrulla alemana, y después de una requisa seleccionó a unos cuantos hombres. Ellos sabían que iban a ser fusilados; entonces (me faltó indicar que era invierno) esos hombres se despojaron de todas sus ropas, para dejárselas a quienes quedaban atrás, y así, desnudos, fueron caminando por el bosque, rumbo a su muerte segura.
Anoche, en una conversación en el muro de Facebook de una amiga, salió a relucir la palabra «Kitsch». Recordé que Kundera, en «La insoportable levedad del ser», incluye un breve tratado sobre el kitsch, y en dos platos lo define como la negación de la mierda. En sus propias palabras:
«En el transfondo de toda fe, religiosa o política, está el primer capítulo del Génesis, del que se desprende que el mundo fue creado correctamente. . . . A esta fe la llamamos acuerdo categórico con el ser. … El desacuerdo con la mierda es metafísico. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la creación. Una de dos: o la mierda es aceptable (¡y entonces no cerremos la puerta del baño!), o hemos sido creados de manera inaceptable. De esta manera se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo donde la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch. . . . kitsch es la negación absoluta de la mierda; en sentido literal y figurativo. El Kitsch elimina desde su punto de vista todo lo que en la existencia humana pudiera considerarse inaceptable.”
Entonces, el kitsch (o la cursilería, que es la palabra en nuestro idioma que más se le acerca) es ir por la vida ignorando todo lo feo que hay en ella. Los cursis no se enteran, o no quieren enterarse, de los hechos terribles que ocurren a su alrededor; están concentrados en hallar belleza en cualquier lugar, haciendo abstracción de la podredumbre que abunda por doquier.
Ayer por la mañana la autopista del este amaneció terriblemente embotellada. Por fortuna me toca transitar un pedacito de ella, apenas el trecho entre la salida de Los Ruices que pasa por la fábrica de Polar y el trébol que lleva a Caurimare, por lo que no me afectó mucho. Una gandola se había estrellado contra la defensa que protege al puente, que tuvo que construirse para evitarle daños estructurales. La gandola venía en sentido contrario al mío, por lo que la cola la ocasionaban los mirones que aparecen en todo accidente. Cuando pasé por encima del puente, pude ver que hasta allí había carros detenidos, observando el choque desde arriba, por supuesto entorpeciendo el tráfico. Cuando llegué a la oficina me enteré de los detalles, que ya todos deben conocer: la gandola, que transportaba alimentos refrigerados, fue saqueada. Algo normal, dentro de la anormalidad que representa esa patente de corso que cree poseer la gente cuando ocurren este tipo de cosas. Pero hubo un detalle grotesco: el conductor de la gandola estaba muerto, en el habitáculo del vehículo, por donde estaba trepando la gente que iba a saquear. Tal vez estaba agonizando todavía. Por encima de ese cadáver tuvo que pasar la poblada que vio una oportunidad de oro para llevar comida a su casa. Sin darle ninguna importancia al hecho de que en el lugar había una persona muerta.
La primera y la tercera son, en el fondo, dos historias sobre la supervivencia; sin embargo, la diferencia entre ambas es notoria. Creo que es la descomposición social que entraña la última. Como colectivo estamos perdiendo humanidad, anteponiendo nuestras necesidades a cualquier consideración moral. La posibilidad de obtener un beneficio material sin ninguna consecuencia es aprovechada sin ningún escrúpulo adicional. Y los que no lo hacen, son espectadores divertidos de lo que está ocurriendo. En cierta medida su actitud es kitsch a la inversa: les atrae lo sórdido, lo morboso. La mierda.
A ver. En realidad la primera y segunda historias son situaciones muy, pero muy diferentes. No estoy defendiendo la insensibilidad tropical de saquear un camión mientras el chofer ya es cadáver (quizás aún estuviera agonizante, lo que convertiría el delito de saqueo en crimen de homicidio por negligencia), pero son situaciones opuestas. En el primero estamos hablando de gente que se conocía y que tenían un opresor común. El altruismo de las víctimas se entiende porque están entregando su último apoyo a su propia tribu. De alguna manera ellos vivirán si el resto sobrevive. En la tercera se trata de desconocidos en una circunstancia accidental. No hay vínculos que los aten entre ellos ni con la víctima mortal. El hecho de saquear bajo esas circunstancias se explica más que por el «hambre», que sin duda no había, sino por el poco valor que tiene en Venezuela la propiedad privada. Incluso en otros países pobres Vzla es un país pobre), como Chile (Chile también) por poner un ejemplo, es probable que la gente no saqueara, porque le tiene más respeto al concepto de la propiedad privada… y porque las leyes se cumplen con más frecuencia y saben que están cometiendo un delito.
Por supuesto que son situaciones diferentes, y en momentos históricos muy diferentes también. Y con culturas, otra vez, diferentes. De todas maneras creo que sí hay un paralelismo: la primera historia también trata sobre un saqueo, el de los alemanes hacia la dignidad de los judíos.
Vaya nivel de barbarie.
Me recuerda cuando mis viejos sufrieron un accidente de transito cerca del Guapo.
Luego de irse 200 metros por un barranco, pudieron ver como la solidaria comunidad de la zona le daba prioridad a robarse las cuatro guevonadas que habia en lo que quedaba de carro. Mientras, mis viejos todos maltrechos trataban de subir a la carretera sin nadie les ofreciera ninguna ayuda.
Me pregunto si esta cualidad del venezolano va a ser incluida en las listicas que a algunos oligofrénicos les encanta escribir. Esas en las que enumeran características que nos diferencian del resto de mundo. Como el cielo azul, el viento que sopla, el sol que ilumina y el agua que moja.
Eso (lo de los saqueos a los accidentados) no es nada novedoso. E inquietante: que haya gente que no sea de ordinario maleante, pero que no masque para robarle a alguien que esté en situación de indefensión, como por ejemplo tus padres en ese accidente, es un síntoma de falta de solidaridad preocupante.
Lo peor es que eso es la norma, más que la excepción, pero muy pocos venezolanos están preparados para escuchar esto y analizarlo.
Esto que estamos discutiendo, y analizando, fácilmente se convierte es que uno es un apátrida que no quiere a su país, que uno es un xenófilo que prefiere cualquier otro país antes que a Venezuela.
Y no necesariamente es un chavista el que diria eso, el venezolano común es tan chovinista que prefiere meter la cabeza en la tierra como un avestruz que analizar y entender que nos estamos conviertiendo en unos bárbaros…
«La sociedad de masa es una sociedad brutalizada, peligrosa. El fascismo es típico de tal sociedad. Esta tendencia política se apoya también en el primitivismo de las reacciones de sus hombres y la vulgaridad de su cultura. El resultado final es la amoralidad.»
Salvador Giner citando a Ortega y Gasset en ‘Historia del pensamiento social’
«En cierta medida su actitud es kitsch a la inversa: les atrae lo sórdido, lo morboso. La mierda». Say no more.
A mi me dio esta sensacion hace mas de 10 años cuando asisti a una fiesta electronica en un helipuerto cerca de Caracas. Muy pretenciosa porque habia conseguido tickets VIP pensaba iba a disfrutar de la fiesta del siglo con un DJ que era muy famoso en ese momento. Todo iba muy bien hasta que a las 12 antes de que se montara el DJ invitado se escucharon disparos y todo el mundo se lanzo al piso. Tema de ajustes de cuentas, alguien simplemente mato a uno con quieh tenia un problema y se escurrio entre las miles de personas que brincaban al ritmo electronico. Lo malo no fue eso (!!), lo malo fue que cuando el presentador anuncio que suspedian la actuacion del DJ, cientos de personas gritaban a coro el nombre del DJ y exigian que se siguiera la fiesta aunque en medio del helipuerto ahora yacia un tipo muerto y el asesino andaba por ahi quizas aun en la fiesta dado que nadie podia salir del helipuerto sino era en el trasporte de la empresa organizadora. En su momento, puritana que soy con las drogas, acusé al extasis que corria como caramelo en la fiesta de causar una felicidad artificial que no les dejaba darse cuenta que !coño, habia un muerto ahi! Ahora que esta historia de la gandola me recuerda esa otra me pregunto si no es que es quizas al Venezolano no le importa la vida ni le ha importado nunca siempre que su beneficio personal este garantizado y el beneficio puede ser un pollo congelado o un concierto de musica electronica. Mas que falta de respeto a la propiedad privada como comenta Jorge, seria falta de respecto a la vida.
A mi me recordó a un hecho que sucedió hace varios años donde unos carajitos de liceo ( creo que eran del Gustavo Herrera) salieron eufóricos no sé por qué creo que ni era por algo malo, y se encontraron con un camión de carga que un señor habia aparcado mientras hacia otras cosas cerca, entonces los carajitos vueltos locos desvalijaron el camión porque sí, se largaron y cuando volvió el dueño de la impresión le dió un infarto y se murió. Hasta recrearon el caso en Archivo Criminal. Me preguntaba como es que esos carajitos que nisiquiera eran malandros podían seguir por la vida normales sabiendo que mataron del susto a un inocente. No sabría decir cual de los dos casos es peor!
Están excellente ambos escritos sobre este hecho abominable. Pero no nos debemos sorprender. Si en las cárceles de un día a otro matan a decenas de personas por que un pran lo decide. Lo que quiero decir es que hay gente que vive con la muerte al lado, por lo tanto el muerto o moribundo en el caminé no le dispara ninguna señal a su cerebro ni a su alma. Se mueven bajo instintos primarios de supervivencia.
En el video también se ve gente bromeando.
Yo quisiera pensar que son una minoría, eso quiero pensar.
warholi oh, menciona algo importante a esos que dicen que Venezuela es el país más bello del mundo y que los venezolanos somos cheveres… Ese tipo de cualidades se demuestran con hechos. Esos saqueadores deberían ser penalizados por la muerte del camionero o por no asistirlo.
Andreína ese caso me recordó aunque a una escala mucho menor a unos amigos mios.
En el pueblo donde vivo en el Zulia, a principio de los 90’s estaban los populares «nintendos» salas recreativas con un monton de aparatos de nintendo, super nintendo, sega, etc, donde alquilabas por hora para jugar.
Era un sitio de reunion de gente no muy buena…pero ya ves, nunca nos pasó nada.
En fin, que huelepegas, cuidadores de carros, etc se la pasaban ahi.
Y mis amigos. Chamos de clase media que resulta conocian al dueño. El tipo a veces los dejaba encargados mientras el iba a fumarse un cigarro o ir a comprar algunas cosas.
Una vez llegó un heladero. El chamo pidió jugar 15 minutos. Y estos hijos de putas lo dejaron jugar todo lo que quisiera.
El carrito de helados estaba fuera del local. Y el mientras jugaba, pendiente, pero mientras estos coños de madres le metian mas tiempo, el se fué distrayendo mas y mas, empujaron el carrito de helados fuera de su vista y le robaron TODOS los helados. Hasta el hielo seco.
Luego pusieron el carrito de helados donde estaba, hasta que el pobre muchacho se dió cuenta que lo habian robado.
Y quienes lo robaron eran chamos de clase media, que no tenian necesidad de hacerle eso a nadie.
En este caso, no conocían al hombre que agonziba en el camión. Pero, en el cierre de campaña de Maduro, donde en teoría todos los presentes comparten el amoooour de la revolución; dejaron que el pobre chamo se muriera, en medio de todo ese gentío.
¿Lleva la descomposición social a la descomposición moral, individual? La situación es crítica. Lo es. Pero, ¿Vale más algo de comida que la posible ayuda que alguien habría podido ofrecerle a ese señor?
El problema económico, la escasez tienen una solución. ¿Cómo se arregla este venezolanismo anti-kitsch?
Con varias bombas atómicas. Luego echarle sal a la tierra.
Mas que la norma parece una tradicion en regla. Incluso buscan cualquier razon para saquear. Sino recuerden a los famosos encapuchados de Caldera II para atras que buscaban cualquier razon para protestar y trancar la calle, incluso por algo mas estupido, solo para salir a saquear.