M y yo nos conocimos en el tráfico la Francisco Fajardo. Eran las cinco de la tarde y la usual tranca sufría el agravio de lo que nos enteraríamos mas tarde había sido un tiroteo bajo el distribuidor, en el cruce hacia Las Mercedes, con un motorizado muerto como resultado. Tenia diez minutos sin moverme con la mente ausente cuando volví en mi preocupado por la posibilidad de que se recalentara el carro. Después de revisar las agujas y contagiarme de calor, decidí cambiarme la franela que llevaba del día por la de repuesto que estaba en el asiento trasero. Mientras luchaba por cambiarme entre el volante y el asiento, la vi a través del cuello de la franela en un corolla blanco que estaba a mi lado derecho, un poco mas atrás. Su risa me hizo darme cuenta de cuán ridículo me veía allí con medio torso descubierto en medio de una cola a las cinco de una tarde caraqueña. Quedé perplejo durante unos instantes mientras me daba cuenta que yo era la causa y el destinatario de esa risa y contesté con una sonrisa incómoda que luego tomó un matiz de complicidad. Cuando ella bajó su vidrios eléctricos supe de alguna extraña manera que mi vida como la había conocido, había terminado. "Hola" - dijo todavía entre risas "Hola" - contesté. ¿Sobre qué se puede hablar con un desconocido en una cola?, no sabía que decirle así que opté por lo obvio: "Que cola, ¿no?" -dijimos ambos simultáneamente y contestamos ambos un "si" con una mueca de sorpresa. "Perdón por reírme, pero nunca había visto a alguien cambiarse en una cola" "Bueno, de alguna forma hay que matar el tiempo" "Si... yo estaba estudiando, o tratando de estudiar" "Qué estudias?" "Comunicación Social" "ah" - tenía que ser. "y tu que haces?" "¿Ahorita?, estoy sentado en una cola hablando con la desconocida del carro de al lado" "eme" -sonrisa. "¿Perdón?" "mi nombre" "Eme como la letra eme?" "Si, eme" "mucho gusto eme, Alejandro" "Hola Alejandro" Música a alto volumen salía de su ventana "¿Que oyes?" "¿eh?, aaaa... 92.9 creo... si, 92.9, pero en realidad no le estoy parando mucho, estaba distraída" "¿viendo a tus vecinos de cola?" "tratando de estud... ¡JA!" -apareció de nuevo esa sonrisa- "bueno si, sabes que me gusta hacerlo, la gente pone las caras mas cómicas y hace las cosas mas raras durante las colas, cantan a toda voz, hablan solos, se jurungan la nariz, se cambian de ropa..." -¿cómo no contestar a esa mueca pícara? "Como el que tienes detrás tuyo" Detrás del corolla blanco, un hombre como de cincuenta años en un mercedes 500sl voceaba las palabras de alguna opera, gestos histriónicos incluidos" "Si, el tipo está cantando una Aria a todo pulmón desde hace como media hora" "¿tenemos media hora aquí?" "Casi. ¿Tú qué oyes?" "Nada, un cassette" "¿de qué?" "¿Por qué no vienes y lo oímos?" "¿Por qué no vienes tú?" Mi dedo como una flecha expulsó el cassette, apagué el carro y salí. Aunque parecía que estaba haciendo algo terriblemente malo, me sentí de maravilla mientras caminaba por la autopista hacia la puerta de pasajero del corolla, la vieja histérica que tenía detrás de mi, estaba completamente de acuerdo con lo primero. Comenzó a tocar corneta frenéticamente y luego a gritar, como si por el hecho de yo permanecer en el carro la infinita cantidad de vehículos que estaban delante de nosotros se iba a desvanecer. La ignoré mientras caminaba en cámara lenta, sintiéndome felizmente extraño hacia el carro de M. Entré y dije hola, una etapa de mi vida sonó familiarmente al cerrarse. "¿Qué traes?" "Miles Davis, es lo que estaba oyendo, ¿te gusta el jazz?" "No mucho, pero ponlo" Miles silenció a un comercial de una tienda de ropa con una sentencia de 'All Blues'. "No es que no me guste, es que no lo entiendo mucho, nunca le he parado" Dios, de verdad es preciosa. "Es algo así como la música clásica ¿no?, netamente instrumental, relajante" Mira esos ojos... ¿que son? ¿grises?, y... si, una delicada línea de vellos rubios en sus brazos iluminados por el sol. Las maravillas que hace el aire acondicionado con su pelo castaño lacio. "Ni tan relajante ni tan instrumental, óyelo, está cantando con su trompeta, oye como habla" Hice gestos con las manos que intentaban complementar las elaboraciones de Miles. "Es raro encontrar a alguien de tu edad al que le guste este tipo de música" Dios, los carros se están comenzando a mover, esto se va a acabar, me tengo que ir al mío. "¿y qué edad tengo?" ¡Su teléfono! "Bueno, no se, ¿veintidós?" "Veintiuno" "Casi" Que sonrisa, necesito su teléfono "Que buena esa, ¿cómo se llama?" Se llama "quiero tu Teléfono". "Blue in green" "Sensual, de verdad que los tipos hablan, ahora no voy a poder oír otra de estas sin acordarme de que están hablando" ¿Eso quiso decir, en alguna forma remota, "sin acordarte de mi"? "Si, definitivamente le da un giro a todo" ¿Como le pregunto su teléfono? ¿Estará fuera de orden decir que la quiero volver a ver? ¿no se supone que este tipo de cosas no deberían pasar en una ciudad como esta? "Mira!, los carros se están moviendo" Teléfono teléfono teléfono "Si... bueno eme, fue un placer" "Un placer Alejandro" - me extendió su mano y al tomarla me la sujetó, produjo un marcador indeleble en su otra mano y escribió un número en mi brazo. "Ese es el teléfono de mi casa, si quieres llamarme..." Corrí de vuelta a mi carro, pensando en voz alta "ciudad de locos, ciudad de jaulas, ciudad de furias, ¿hasta cuando nos darás sorpresas?" Encendí el carro y le pregunté a través del asiento del pasajero, mi ventana, el espacio entre los dos vehículos y su ventana "¿Haces esto con frecuencia?" "¿Que cosa?" "Dejar que extraños conocidos en una cola entren en tu carro" "No, primera vez" "Pues que bueno que lo hiciste" "Si, chau", comenzó a moverse mientras agitaba la mano, de nuevo en cámara lenta. Miré hacia el frente y me sumergí en mi mundo de nuevo, esta vez más feliz, con un tesoro inscrito en mi brazo. Al día siguiente, usé manga larga. -Daniel Pratt |
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