Bonanza mineral que besa el árbol
ese polvo de luz que el rayo urde,
el día se acumula
muerte sin fin la vida acecha.
El tiempo mar hinchado de naufragios
tiraniza,
remonta la simiente,
desenrolla
la perpetuidad del hilo en cada cerradura.
Ese día inagotable en que no anochece nunca
barre el sueño, recrea lo vivido
vuelve vuelve vuelve
gama sin poniente, parte,
va de nuevo a encadenarse.
Es el día la muerte imaginaria en que se funde todo
muerte de luz radiante y flor de piedra
muerte de color implacable que penetra el ojo
muerte palpitar
muerte encendida
muerte de verde y amaranto.
Avalancha de brillo secular la vida es muerte luz insomne
concomitante hasta la diástole de los espejos.
El día cegador de alma reverberante
trae un eslabón ceñido a las prolongaciones
lleva su jinete a lomo de intemperie
enamora el cristal, el viento y sus anillos
Plaga de fulgor inquebrantable
campiña perpetua con abejas
ramillete de albor con gallos y tonadas
campo de naranja y colibrí
carreta volcada de azúcares…
El día insecto como sol de muerte
mata
con luz inalienable.