No me acuerdo el nombre
tenía ocho años
ella salía del mar yo no sabía de sirenas
le pregunté si quería jugar
mi eterna y agotada pregunta
ella me veía camisetilla a rayas verde, gordo cabello largo,
chores azules y abuelos que reian a lo lejos:
«miralo que lindo como busca a la muchachita»
bajé la cabeza rapido al primer asomo de su atrevida sonrisa bikini estampado
yo de reojo menton sobre pecho
ella de arriba a abajo evaluaba mis cincuenta kilos pateando la playa entre asco y arena
me dijo ¿hacemos un castillo?
vi cielo y luego pie, ella pensaba que decía si
yo comenzaba a preocuparme por creer en dios
pronto cerrarían la piscina de los caracas
esas vacaciones de ollas, peroles, mudanzas,
mis paseos de diablito y televisor a blanco y negro,
mi tio lateandose a la novia en la litera de arriba
aquellos zancudos, aquél club, aquella familia.