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Arte y Poder, Capítulo I

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Durante los siglos XVI y XVII se desarrolló una profunda alianza entre las nuevas formas artísticas del renacimiento y el concepto del príncipe. Esto proliferó en todos los campos de la creación artística. Estos fueron los siglos de la construcción de los palacios: el Louvre y Fontainebleau por los Valois, Whitehall y Nonsuch por los Tudor. Simultáneamente, el retrato oficial, junto con su multiplicación por parte de ayudantes de estudio y grabadores, se convirtió en vehículo de la glorificación dinástica. Esto queda reflejado en las muchas alianzas entre monarca y pintor: Carlos V y Tiziano,Enrique VIII y Holbein,Carlos I y Van Dyke.
Roy Strong.

La relación es bien estrecha. Siempre lo ha sido. El arte es una forma de poder, algunas veces de contrapoder.
En el renacimiento, los Médicis hicieron del arte una forma de poder, de reafirmación del poder a través de la danza, la arquitectura, la plástica.
Así, el poder se vale del arte como arma de propaganda, de penetración psicológica, de conversión y sumisión.
Por eso, el arte es religión, la religión del estado laico, aunque la religión de ayer también se valió del arte como arma de propaganda.
Por eso, el Museo del Prado es el Museo del poder. Por eso, le tengo miedo al Museo del Prado. Por eso, le tengo miedo a los fanáticos del Museo del Prado.Por eso, comparo al Museo del Padro con el vaticano. El Prado es el vaticano cultural de España.
Y por eso los devotos de la religión del arte viajan desde acá y acullá para conocerlo. El Prado es su Meca y el objetivo final de su peregrinaje cultural.
Y el Vaticano de España es tan generoso como el de Roma en arte católico del poder, en arte doblegado al orden inquisitorial.
Y muchos de sus cuadros fueron pintados por Torquemadas, por cómplices de asesinos, por artesanos al servicio de genocidas, por publicistas de la propaganda cristiana, por los antecesores de la estética sádica de Abu Grahib. El Prado es generoso en martirios, crucifixiones, calvarios, y demás bellezas sensacionalistas de la propaganda contrarreformista.
Y el poder del arte del Prado cautiva y subyuga al devoto.
Y el devoto llora ante la revelación del poder del arte, así como llora ante la revelación de la Capilla Sixtina en el Vaticano.
Y después de la religión, el arte del Padro sucumbe ante el poder de la monarquía. Y entonces viene la propaganda oficial disfrazada de obra maestra. Y entonces viene el desfile de los duques, los príncipes, los embajadores y las cortes enmarcadas en los precedentes estéticos de nuestra crónica social.
Por tanto, la fotografía de la crónica social también es un arte al servicio del poder. Los poderosos de hoy figuran victoriosos y frontales en las imágenes publicitarias de la crónica social.
Del mismo modo, Thomas Lawrece inmortalizó, en su mejor pose, al X Conde de Westmoreland en un lienzo condenado al mausoleo del Prado.
¿Pero y Goya?, dirán los defensores del Vaticano Cultural de España. Pues Goya hizo las pinturas negras en su casa, decepcionado de la religión oficial del arte. Sus pinturas negras se pintaron en libertad para coronar las paredes de su infierno habitacional. Paradójicamente, la religión del arte acabaría por condenar sus pinturas al encierro del Prado, para legitimar aun más la bandera tolerante e integradora de la religión del arte.
Y del Prado saltamos a la GAN, donde se resguardan los tesoros perdidos del Goya Venezolano, Reverón. Y aquí el círculo del poder cierra a la perfección con la llave del arte.
Reverón sale de las esferas del arte del poder. Se le rebela al arte del poder. Se caga en los patrones estéticos del poder. Manda a la mierda a los galeristas y a los Museos, incapaces de comprenderlo. Su familia lo abandona. La señorita Margot Benacerraf lo filma como una curiosidad antropológica,en un documental con mirada etnocéntrica , olfato comercial y carácter de exportación.
Otros bajan a filmar al “freak” como si fuese el hermano mayor de Pancho, el mono. Todo un circo cultural , a los ojos del caraqueño bien pensante.
Y el loco muere, abandonado y execrado por el poder. ¿Y adivinen qué? El poder termina por capitalizar el éxito, la fama, el reconocimiento y la fortuna jamás alcanzada por Reverón en vida.
De tal modo, los ricos y poderosos de Venezuela se han hecho más ricos y poderosos a costa del arte de Reverón, a costa del negocio de la filantropía, el mecenazgo y el acaparamiento especulativo del patrimonio cultural.
Y eso es triste. Y es verdad. Y nadie lo dice, porque no conviene que se sepa. Porque hay muchos intereses detrás de Reverón. Del proyecto Reverón.¿Quieren nombres y apellidos?Averíguenlos en internet. Las pistas claves son: Reverón, proyecto y fundación.

Eso es todo por hoy. Regresaremos, dentro de poco, con la segunda parte de Arte y Poder. No se la pierda.

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