Su guión se ciñe, a pie juntillas, al contenido del dudoso informe oficial de la comisión sobre el 11 de septiembre, según el cual, la pernodable impericia del estado no pudo evitar, a tiempo, el atentado contra los dos torres y la caída del United 93, tras ser recuperado de un secuestro.
Supuestamente, las víctimas habrían enfrentado a sus captores, de manera heroica, para desviar el rumbo de los ataques terroristas. Reza la leyenda que el esfuerzo salvó la fachada de la Casa Blanca, a costa de las pérdidas humanas del famoso vuelo.
Esto es, en resumen, lo que cuenta la peli de Paul Greengrass, en una suerte de versión seria de Snakes on a Plane, donde unos valientes pasajeros contienen la ofensiva de las serpientes musulmanas, a punta de tenedores, patadas y cuchillitos de plástico(yo te aviso Chirulí). Es el choque de las civilizaciones, según el evangelio de Fox News.
A su favor, la cinta cuenta con una estupenda dirección, una tensión narrativa de infarto, una evidente crítica a la burocracia de Estados Unidos, un desenlace demoledor(a contracorriente del sistema republicano y del orden Hollywoodense) y un plano para la posteridad: el poderoso cenital que anuncia lo peor desde el comienzo.
Por desgracia, no es suficiente para derribar, de una vez por todas, la inconsistente tesis del Pearl Harbor del 2001, anteriormente desmontada por documentales,verdaderamente reveladores, como Loose Change,Why We Fight,Aftermath, Uncovered: the War in Irak y Fahrenheit 9/11, por no hablar de libros como La Terrible Impostura y Hitler Ganó la Guerra, en los que se demuestra la inviabilidad del asunto en cuestión. Es decir,en los que se demuestra que ningún avión se estrelló en Pennsylvania.
En efecto, todas las pruebas indican que el avión o fue derribado o en su lugar implosionaron otro cohete, como en el Pentágono.De hecho, en el espacio donde supuestamente se estrelló el Vuelo 93, sólo queda la evidencia física de un cráter,envuelto por escombros y fuselaje.Fuselaje que se esparce hasta por 8 millas a la redonda.Pero resulta que cuando un avión se cae por su propio peso, apenas esparce hasta 300 metros de fuselaje a la redonda. Eso sin contar que tampoco se consiguieron rastros del equipaje, y mucho menos se encontraron los restos de los valientes y heroicos pasajeros del Vuelo 93.
Puras patrañas, pues, las de esta película de propaganda.
De nuevo,en este caso, la realidad ha sido sobrepasada por la fantasía del cine.Será para la próxima, que venga después de la mentirita de Stone, por supuesto.
De momento, sólo queda por recomendar la conferencia de David Griffin contra las 512 páginas de especulaciones y falsedades del Informe de la Comisión del 11 de septiembre. Búsquela en internet. Allí está el desmontaje de lo que se presenta en el docudrama, manipulador, de Paul Greengrass ,el famoso ex documentalista de la BBC, ahora convertido en publicista y jusificador de la política exterior de Tony Blair. Vaya descenso.