Te conozco ensamblado a mi cintura,
discurriendo crucigramas con mi pensamiento.
He brotado de alguna de tus cenizas,
afilado mis nervios para estallar en tu cuerpo
cuando el tiempo lo decida.
Tal vez, nunca puedas escuchar de mi voz,
el murmullo incontenible de deseo,
ni los lamentos apagados
de mi cuerpo cuando te busca,
fermentando la idea de poderte enredar
en este cielo mio sin estrellas.
Da media vuelta en la esquina de la derrota
y viaja a tu mundo de sombras sin nombre,
ensaya una disculpa, o perdona los abandonos.
Para mi, no quiero repuestas.
Pero buscame donde se deteriora el resplandor de la vida,
estoy en las puertas de un universo oblicuo
que no tiene sentido, ni dueño.
Estrechame en tus brazos llenos de noche
y calmame el Tsunami que llevo dentro.
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