Sólo cae una cuerda,
y todo el universo abre nuevamente sus heridas.
Formas desnudas atraviesan su lengua
y ciegos retratos se abstraen en una sílaba.
Sólo cae una cuerda
y todo el humo de su cara se desprende de nuestras tristes bocas desgarradas
por un tornado amarillo
un río que se posa en tus rodillas
que se seca entre cáptus agitados por la enfurecida caricia de una mano.
Ramas llenas de recuerdos atraviesan tus oídos
te besan los pies,
cuando empiezas a sonreír con inseguridad,
cuando abres los ojos sentada sobre una piedra
y piensas
y piensas
si será rápida tu muerte.
de: «Anatomía de un vacío»
Paolo Astorga