Dir:Ivan Reitman.
Intérpretes:Luke Wilson, Uma Thurman y Anna Faris.
La novia vengativa está de regreso, pero sin el padrinazgo de Super Quentin Tarantino. En su lugar, la dirige el ex rey absoluto de la comedia fantástica americana, Ivan Reitman, caído en desgracia desde el fracaso de Siete Días y Siete Noches, aquella charada en donde Harrison Ford compartía protagonismo con la declaradamente lesbiana, Anne Heche, quien saliera del closet para echar abajo la veracidad romántica del film.
A partir de entonces, la maldición de Hollywood se cierne sobre el otrora realizador de genialidades como Twins y Kindergarten Cop.Posteriormente vino su segundo hundimiento comercial en fila, Evolution, un desastre digital de marca mayor. De hecho, ello lo mantuvo apartado de la cartelera por cinco años, hasta el estreno de Mi Super Ex Novia, el nuevo intento del autor por recobrar su buena fortuna en la industria.
Lamentablemente, la película ha pasado sin pena ni gloria por la taquilla, así como por las columnas de los especialistas en la materia, todo lo cual parece complementarse con la mala racha por la que atraviesa Uma Thurman, tras el éxito de Kill Bill.
No en balde, últimamente se le ha visto involucrada en papeles alimenticios para humoradas de baja estofa, tipo Bee Cool y The Producers, cuyos dudodos resultados se han sumado al deficiente handicap de Mi Super Ex Novia, muy a pesar de su loable interés por demoler la mitología machista del heroismo contemporáneo, al contraponerle el girl power de la clásica super niña, en una especie de parodia surrealista de la mujer fuerte e independiente de nuestros días. Una idea de lo más interesante, debilitada finalmente por la kriptonita de Ivan Reitman, a base de gags ingenuos, cliches, personajes demode y situciones predecibles.Es la farsa ochentosa en fase decadencia senil.
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Director:José Velasco.
Intérpretes:Iván Maldonado y Rafael Briceño.
Largometraje histórico de origen merideño y talento Gochywood. Cuenta con la fotografía del estilizado Cesary Jaworsky, el mismo de Miranda. Además fue musicalizada por el compositor de las bandas sonoras de Alberto Arvelo, Nascuy Linares, cuyo repertorio enaltece a la puesta en escena de la pieza. La cinta participó en el Festival de Cannes en la sección paralela,Tous Les Cinemas du Monde. La obra supuso la última intervención en el cine nacional para el mítico Rafael Briceño, el mayor atractivo de la propuesta.Por desgracia, a su lado figuran un conjunto de secundarios y protagonistas sobreactuados,quienes rememoran la atmósfera amateur del teatro universitario, con sus engolamientos, poses,pelucas,disfraces y acartonamientos academicistas.
No por nada, la pieza ostenta el financimiento de la ULA,el Teresa Carreño y el CNAC,especializado recientemente en la producción de otras regresiones al pasado como 1888,también bajo la sombra rajatablera de la típica obra ucevista.Por consiguiente, La Ciudad de los Escribanos es un auténtico film de tesis.
Según reza la leyenda del libreto, “para 1785 los escribanos eran personajes que tenían el poder sobre el conocimiento y una gran pasión por las escrituras y las cartas, considerándolas como algo sagrado.La Ciudad de Los Escribanos es un largometraje que nos muestra parte de la historia de Mérida, cuando la fundación de el Seminario de San Buenaventura de Mérida de Los Caballeros dio origen a la Universidad de Los Andes”.
En consecuencia, la historia asume el tono formal, catedrático y pedagógico de un profesor jubilado. En efecto, el gran lastre de la película es la voz en off del veterano personaje principal, pues peca de redundante, institucional y literal, aparte de revelar las propias carencias expresivas del cineasta para mostrar en lugar de describir verbalmente.
Por tanto, la palabra se impone sobre lo audiovisual,en cuanto lo audiovisual se reduce al plano del documental televisivo, ilustrado con mapas y editado con ventanitas de acción simultánea. Un efectismo contraproducente,que lejos de modernizar el asunto,lo termina por retrotraer al siglo 18.