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Uno se mete a escribir

  Esta vaina la escribí meses atrás para un blog que tenía, y está basada en un fragamento del libro «Erase una vez el amor, pero tuve que matarlo» de Efraim Medina Reyes, el tipo es un bacanal para escribir, y yo quise parafrasear el texto para sentirlo mío. Propongo que los que postean en este espacio plenamente democrático hagan lo mismo…contar el por qué escriben  

Uno se mete a escribir porque prefiere convertirse en cualquier cosa, menos en un tipo encorbatado y de cara amarillenta oliendo el aire viciado de las oficinas. Porque detesta que le digan que hacer, porque sabe que no hay mejor excusa para ser importante. No lo hace porque crea que va salvar el mundo. Porque se siente pequeño y triste, porque es intratable y muy pocos lo soportan, porque tiene deseos oscuros y costumbres de serial killer. Porque se le olvidan las palabras y sólo grabándolas las saca del limbo. Porque cree que puede tocar a alguien, auque aquello no tenga sentido.
 
Uno se mete a escribir porque se aburre,  porque tiene miedo de los delincuentes a los que alguna vez le jugó mal las cartas. Porque tiene tiempo, y porque sabe que sí no lo tuviera rayaría paredes, tatuaría gente, golpearía presidiarios en las prisiones de la vida (eso debe de ser lo que busca escribiendo). Porque la vida no tiene sentido, pero con la escritura rueda como un cuchillo en mantequilla. Uno se mete a escribir porque no le gusta lo que ve, lo que oye, lo que toca. Porque intuye que su mundo es simple, rápido y duro, porque busca puertas de escape a ninguna parte. Porque el sexo se vuelve algo oscuro, y a veces sueña con empalar a un travesti. Porque le gusta la sangre y la violencia, y no es tan imbécil como para comprar un arsenal y hacer su propia guerra.
Uno se mete a escribir porque emborracharse cada vez le hace peor. Porque se ha sentido, demasiadas veces, inútil. Porque tiene un hijo al que sabe lo que le espera. Porque no sabe por donde ir, a donde correr. Porque quiere salvarse del anonimato, porque hasta ahora la gente sólo le ha pateado los guevos. Porque en alguna parte, en algún jodido lugar tiene que estar esperándolo la suerte. Porque no cree en nada y lo que es peor no tiene ganas de creer. Porque está cansado de toda la mierda que dicen los escritores, y nada le impide decir más.
Uno se mete a escribir para acercarse a los otros. Para sacarse la escritura de la cabeza. Porque el infierno existe, pero dios no. Porque odia las moscas y a la gente que canta villancicos. Porque la música de David Bisbal es un asco y ese tazón de mierda llamado tecnocumbia te aniquila las putas neuronas. Porque no puede creer que los estercoleros de Paulo Coelho estén entre los libros más vendidos; porque aquello corrobora su desconfianza hacia a la gente. Porque esta cansado de leer las mismas originales cosas y quiere inventar un desechador de estilo, y contar cosas sin forma ni temas definidos. Porque sabe que aquello es estúpido. Porque el mundo es very nice y el que diga lo contrario no ha jugado golf nunca.
Uno se mete a escribir porque nunca pudo hacer música como Los Ilegales de España. Porque no nació en Norteamérica o Inglaterra en la era del Punk. Porque es un anarquista total, que incluso puede dejar de serlo. Porque no fue uno de los Ramones. Porque algún día encontrará una chica dulce que lo acompañe a los sótanos. Para encontrar un amor, porque a pesar de todo vivir con alguien todavía es una opción.  Porque todo lo que sube tiene que caer, incluso los malos ratos. Porque a las mujeres les gustan los poetas, pero más las bisuterías de lujo. Porque la fama puede cambiar las cosas.
Uno se mete a escribir porque no tiene metas ni objetivos, ni esperanza, porque es la única cosa que no necesita, esos conceptos. Porque nunca será un señor y piensa que la escritura no lo dejara sin dignidad al final de todo. Uno se mete a escribir porque la vecina le hace hinchar la verga y no hay otra salida que desvelarse, porque de niño lloraba por no dormir solo, porque no puede cantar ni siquiera como Bob Dylan. Porque es preferible vencerse en una pagina que hacerlo en la vida diaria. Uno se mete a escribir por temor a la soledad, como tantas otras actividades de nuestra especie.

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