panfletonegro

Una breve historia de amor en 3 partes breves

Ahí queda algo para el weekend, que la pasen bien
1
Una fiesta
Si quisiera hacer un recuento de los últimos dos días, tendría que empezar diciendo mierda, luego sexo, después trabajo, mierda, trabajo, dolor de cabeza, borracherajuergamariguana, trabajo, sexosexo, luego estúpido circoflotantedevacíoexistencial, recuerdos, cansancio, trabajo. Parece demasiado para dos días, sin olvidar que fueron entre semanas. Y no suelo emborracharme los días entre semanas, pero Pepe cumplió años. Y todos fuimos a su departamento. Las cosas marcharon a vapor por un par de horas. Hubo parejitas que rompieron. Otras que fueron dando su paso primero en los jodidos trances del amor. Yo me metí unas cuantas latas de cerveza, y lié un bareto; no lo terminé todo, Rasca vino al rescate. Nando se bebió unas medicinas que había traído de la capital.
Rita no pudo ir conmigo, su hijo enfermó. Yo traté de no divertirme, la verdad no tuve que hacer esfuerzo. No me gusta bailar mucho, y las chicas bailaban desenfrenadas. En los momentos en que Pepe se decidía a poner un heavy yo me relajaba en un mueble viejo que tiene para los drogos, y le daba a las enlatadas. Después fui a ver a Rita, su hijo esta mejor, culiamos un poco, (despacio trato de decir), para no despertarlo. Luego, como a las cuatro de la madrugada, regresé a mi departamento vacío. Al otro día (aunque debiera decir al orto día) trabajo… mierda. Ahora, es recién fin de semana, y estoy echo polvo, me siento como el último de la generación beat, por lo de apaleado, ja.

2
Encuentro con un amigo
Mi amigo, el de la banda de black metal, tiene una gran barriga. Mi amigo, el de la banda, sabe mucho de black metal. Me cuenta de los quemadores de iglesias y de sectas satánicas. Y yo no dejo de pensar en Rita que me espera en el departamento. Demoré más de un mes en convencerla. Por fin accedió y hoy me va a dar el culo, the big day. Pero mi amigo el de la banda de black metal me cuenta de las letras oscuras que ha escrito para su último trabajo. Una de las canciones se llama «infierno en tu cabeza». A mi me suena a obviedad absoluta aquel titulito, como si una banda de música cristiana tuviera un titulo donde nombrara a Jesucristo. Pero ninguno de mis pensamientos pasan a ser oídos por mi amigo…y el sigue dándome palmaditas a la espalda y hablándome de conciertos. Y yo veo a la buena de Rita dando vueltas por el depa, lavándose el culo con agua perfumada, (porque de ley hay beso negro), preparándome una ensalada de tomates y lechuga, como me gusta. La veo pensando en mi retraso, y al fin decepcionándose de lo que me ha ofrecido. Mi amigo, el de la banda es un horrendo barrigón hijodeputa, pero es mi parce y hoy esta susceptible por algo, tiene ganas de hablar y que lo escuchen…Ay Rita, nunca pensé que el black metal pudiera ser tan lento, y que me interrumpiera en el camino hacia un profundo beso negro.

3
Pensamientos de insomne
De madrugada, después de mirar por la ventana suelo fumarme un cigarrilllo y pienso en….Bueno, no recuerdo en que chucha, pero suelo pensar, me levanto, tomo un café y me duele saber que tengo trabajo al otro día. Rita suele estar con las tetas al aire y si hay luna, sus tetas se iluminan, carne plateada y bella. Rita, me emputa que te llames Rita, demasiado vulgar, pero me alegra que amanezcas a veces en mi cama de trasnochador, de perro herido.
Alguien debería recordarte que los perros suelen aullarle a la luna pero que nunca la alcanzan, jamás.

4
El problema
Estamos en el depa, Rita mira la tv y finge concentración en la estúpida telenovela. Sé que finge porque hace unos momentos atrás dije algo que la hizo llorar. Esta molesta, esta triste. En la radio suena, muy bajo, un tema de Gianluca Griniani. El único disco que conozco de él es «mi historia entre tus dedos», luego no he escuchado que haya echo algo nuevo. Me gustaban algunos temas de ese disco. Había letras conmovedoras, como la que está sonando: «soy medio halcón que sin cadenas huye del mundo que nos condena, que indiferente suele volar sobres las luces de la ciudad». Me levanto del sillón y subo un poco más él volumen del equipo. Rita hace lo mismo con el televisor. Considero inútil seguirle el juego así que apago el equipo. Busco una cerveza en el congelador. No hallo ninguna, he olvidado comprarlas, o ha sido ella. No recuerdo a quién le tocaba hacerlo. Voy a la habitación y busco en los pantalones la cajetilla de cigarrillos. Mientras lo hago huelo mis pantalones, apestan a sudor. Pienso que mañana tendré que ponerme el mismo, Rita tenía que haber lavado, pero no lo hizo, y ya no lo va hacer, no creo que lo haga por un tiempo. Hasta que le pase…la pequeña neurosis. Vuelvo a la sala, con el cigarrillo encendido, y la miro deliberadamente. Tiene las mandíbulas un poco apretadas y finge, demasiado, no darse cuenta que la observo.
-Son las nueva treinta, piensas quedarte a dormir. Ella sigue viendo la tv.
-Rita, pareces una niña.
No contesta.
-Está bien si vas a quedarte, pero de todas formas voy a llevarme las llaves, por si decides lo contrario. Voy a comprar cervezas.
Cojo la camiseta del sillón y me la pongo antes de salir.
-No voy a quedarme -dice, me detengo en la puerta-…no le dije nada a mi mamá, y el niño me debe estar esperando.
-OK, has lo que quieras, chao…
-Piensas ir a emborracharte…mañana tienes trabajo
-¿Y?, es solo un par de cervezas.
-Así empiezas.
-Te recuerdo que no soy un niño y tu estas lejos de ser mi madre, si quiero emborracharme lo haré…
-Tienes razón, tu estas solo, vives solo, y haces lo que te venga en gana…
-Tú también.
-No, yo no, yo vivo…o creía vivir en una pareja.
-No empieces…yo nunca te he mostrado dos caras, siempre fui como soy. Ella guarda silencio, parece estar mirando hacia un lugar inexistente.
-Tienes razón -dice-. Vos sólo piensas en ti…
En la televisión pasan una propaganda, algo de una muchacha que se fija en un tipo. Ella se acerca al tipo con intenciones amorosas, y él en un tono más que afeminado le pregunta del cuidado de su cabello… Luego la tipa le cuenta de su champu, y los dos se hacen grandes amigas. Me hace reír. Rita se enfadada.
-Eres un niño -dice, agarra la cartera y se dispone a salir.
-Quítate del paso. La agarro de los hombros suavemente. Ella me aparta las manos.
-¡Quítate!
Me hago a un lado, la dejo irse. En un instante escucho sus tacones repiquetear furiosos en las gradas de las escaleras, la escucho abrir la puerta de la calle, hasta que el ruido de sus tacos se pierde. Repentinamente un nudo me aprieta el pecho, pero me contengo. Yo no quiero tener un hijo. Ella ya tiene uno, yo tengo el mío, no veo la necesidad de joder nuestras vidas procreando uno juntos. No tengo ganas de pasar por eso otra vez, no por ahora. Enciendo otro cigarrilllo, apago el tv, y esta vez bajo las escaleras en busca de esas cervezas, que por el rumbo de la noche prometen ser más. Espero encontrar ha alguien por el billar.

5
Condición de parias
No corazón, no es así. Es algo más. Tú vives aquí, igual que yo. Te has dado cuenta de esta atmósfera, de la vida en Sto. Dgo. Que para ser descrita tendría que llevar esta etiqueta: «en nada». Te extraña, que yo, aunque venga con la cabeza gacha, y pequeños punzones por todo el cuerpo, que aunque el día de trabajo cada vez me llene más los testículos de desconsuelo, te extraña a ti, que yo vaya y me siente al computador. Empiece a redactar, y comiencen a rodar palabras, como si alguien estuviera cagando desde un barranco. No tengo nada contra el mundo. De verdad no tengo nada…Me siento aquí. Y le doy de navajazos a la nada, para conseguir nada. Nada, que maravillosa, que fantástica, que brutal es la nada. Mientras tú me traes jugo de limón endulzado con miel, y me dices: «ya estas jodiendo en eso». Y te me acercas en ese short azul, que tanto me gusta como te queda. Te miro las piernas, retiro mis manos del teclado. Te agarro las nalgas y te sobo el sapo: siento que se contrae como un animalito asustado. «Mañana no tienes trabajo», dices. Nos besamos. Bebo la limonada. Compremos una botella, te digo, de qué, de vodka o tequila. Y escuchemos algo de pink floyd. No señorito, cada que bebemos te aprovechas de mi culito. Me rio y te levanto entre mis brazos. Al paraíso, por favor. Y cuando ya estamos en la cama, yo metido entre tus piernas, bombeando esta vez con más cariño y menos pasión que otras, tu te prendes con tu lengua de mi oído, y todo es más dulce, más dulce. Y cuando estallan las estrellas y caen sobre tu piel gotitas blancas, recuerdo que tengo 25 años. Sólo 25 jodidos años y me siento como mierda. Con la finalidad de joder antes que me jodan.

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