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Reflexiones sobre el comportamiento polìtico del venezolano

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Ultima entrega

V

Por ultimo quiero disentir respecto a una propuesta de Etzioni que genera inquietud si se contrasta con la sociedad actual y las acciones políticas de esta. Comenta en su libro La sociedad activa una teoría de los procesos societales y políticos que el poder es la capacidad de superar toda o parte de la resistencia, de introducir cambios a pesar de la oposición y que este es siempre relacional y relativo[i]. Que el poder sólo es apreciado después de practicado porque se reconoce en quien ejerciéndolo, vence resistencia y logra el objetivo de cambio propuesto. Que poder y conflicto son palabras que van juntas y que este último es un elemento esencial para los procesos macroscópicos dónde siempre habrá una pluralidad de actores, cada uno con voluntad propia no complementaria y menos compartida aún cuando sean miembros de una misma comunidad.
Así es como llega a lo que de veras es relevante. Señala que el poder societario es una forma de movilización de la energía social al servicio de objetivos comunes y que nunca es la búsqueda del poder en sí mismo. Y si bien de seguidas comenta que las élites políticas podrían buscar el poder por el poder mismo,  las consecuencias sociales del poder se encuentran en la consecución de esos objetivos sociales. Ahora bien si las élites políticas se aferran a la constante búsqueda de poder y con eso sonsacan a una ilimitada masa de sus miembros con el otorgamiento de favores e influencias, una vez logrado un alcance mayoritario y en virtud del temor a perder esos logros ¿esa misma sociedad no estaría inmiscuida en mantener el poder alcanzado? Y así el fin único ¿no sería, más bien, conservar la posición alcanzada y el propio beneficio obtenido sin tomar en cuenta los objetivos sociales? O más bien ¿no se estaría disfrazando la avidez por la perpetuación en el poder con objetivos comunes que no son más que el mantenimiento de un status quo o  poder sobre los otros? Y ¿esto no es sólo hambre de más poder?
Y por último, el deseo de controlar a otro grupo, considerándolo inferior, inmortalizarse en la historia nacional o internacional, no fomentar él dialogo o la negociación con grupos disidentes y tener una comunicación política excluyente hacia los de pensamiento diferentes ¿no son otras manifestaciones de estar en el poder, por el poder mismo y perpetuarse en él con el deseo narciso de estar allí y ser grande? La historia está repleta de estos referentes que se iniciaron en el fragor virtuoso de llevar a cumplimiento un valor marginado, pero que con el tiempo, los agentes externos y las típicas mareas internas los condujeron a olvidar esas prerrogativas y a cimentarse en la propia presencia ególatra (de más poder) con la careta de querer ser parte de una historia que lo coloque como el más grande, único precursor o cualquier otro deseo grotesco de la mente de un autócrata.
Una sociedad activa y en pleno reconocimiento de su propio poder atiende estos mensajes y no se deja trasladar a ningún lado sin la seguridad de que eso es lo que quiere. Menos vitorea o aplaude discursos de ¢cualquiera¢ subido en tarima y con suficiente carisma para arrastrar a grandes multitudes carentes de afecto.

Fín.

 

 

 

 


 

[i] ETZIONI, Amitai (1.968) La sociedad activa. Una teoría de los procesos societales y políticos. Aguilar, Madrid. Capítulo 15, P.: 433 y siguientes.
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