Parodia de un diario

6
1080

                                                1162898539_0.jpg 

Se puede empezar un diario a cualquier edad. En cualquier momento. Un diario visual, con una cámara fotográfica. O un diario escrito. Como la inocente niña, que ha sufrido una impresión tremenda, pillando por primera vez un miembro masculino. Un falo sólido, descomunal para su ingenua y virgen imaginación. Un pene que para mayor febrilidad ha sorprendido agitándose, sacudiéndose, como un esófago gigante, vomitando increíblemente sobre las manos rojas de un hombre. Y por encima de esas manos rojas la cabeza, y el rostro agitado de su hermano mayor. Saldría corriendo para anotar en su magnifico diario (regalo de una tía), forrado de cuero beige, con dos candaditos plateados que lo protegen siempre de los ojos entrometidos. Y anotaría con letra temblorosa: “Querido diario he visto una cosa grande. Y tuve un miedo, no se de que. Pero no podía dejar de ver esa cosa grande y las manos del Jhony. Horita mismo quisiera verla otra vez”.

También se puede escribir un cuento de esa manera. O una novela.  Si le falta un final es lo de menos, por ejemplo: La niña crece. Se hace una escritora famosa, por sus novelas sexualmente explicitas, y por sus eróticas y fantásticas orgías, con personas genitalmente exclusivas. O sea miembros viriles tamaño familiar. Vaginas carnosas de labios, y estrechas de conductos, sobre todo por la cuestión de los gemidos, algo que también la fascina. Luego muere de un infarto, a los 72 años, mientras hacía el amor con un adolescente aventajado. Por lo menos así escriben algunos periodistas en el suplemento cultural de diversos diarios.
Otro ejemplo más seguro puede ser lo siguiente: Una noche la niña se levanta de un sueño angustiante, empapada en sudor. Ha pasado apenas un mes desde que pillo a su hermano. Y todas las noches, desde ese fantástico momento, ha tenido ocultos deseos de ir a su cuarto. Y mirar, por si acaso este durmiendo desnudo. Ahora tiene ganas de ir a verlo. Ya no resiste. Abre la puerta del cuarto muy lentamente. Con el corazón pataleando al máximo como si estuviera en una solitaria carrera. Hay una tenue luz en la habitación debido a los reflejos de los faros, que se cuelan por la ventana. Lo encuentra con el pecho desnudo y en calzoncillos. Se acerca muy despacio, ve el bulto de los genitales, y ve el vientre plano y velludo que casi ni se mueve. Muy despacio se inclina y baja el calzoncillo tratando de no despertarlo. Tiene ansias de ver de nuevo esa cosa grande que ha sacudido fuertemente su imaginación. Pero su corazón deja de palpitar agitadamente y su ansia decae por la decepción. El pene esta flácido y disminuido, Casi perdido en una maraña de vellos.  Siente que aquello no podría ser capaz de provocar ningún miedo. Y descubre que se ha asustado tontamente como cuando era pequeñita y creía en el cuco.
De repente aquella carne derretida le produce pena. Se siente conmovida por esa rara fascinación que ha desaparecido. Lo toma entre las manos delicadamente. La boca de su hermano lanza un suspiro,  pero continua en un sueño profundo. Aunque desconoce que es el sexo oral, siente deseos de besar aquella carne encogida, que ella en su ingenuidad había llamado la cosa grande. Lo besa, muy tiernamente como si fuera a un bebe. Lo vuelve a besar una y otra vez, y poco a poco lo hace con más intensidad. Hasta que siente que aquella plegada piel va estirándose y creciendo.
Desde la profundidad de su sueño el joven siente una suave humedad cubriendo su falo, y es capaz de percatarse que tiene una erección. Ve una despampanante mujer desnuda, inclinada sobre su sexo. Acaricia sus cabellos, y la obliga delicadamente a que continué. Ella lo hace, pero con un repentino recelo que él no comprende. Pero el placer es tan intenso que enseguida lo olvida. Entonces, justo en el punto más alto, cuando siente la cabeza tirante de su pene a punto de estallar en esa boca desconocida, abre los ojos. Y ve ya totalmente despierto los cabellos claros y el rostro encendido de su hermana. La sorpresa es tan grande, que queda un instante observándola hipnotizado. Instante en que su esperma sale expulsado y se riega por la comisura de los labios de la niña. A despertado aquel esófago y lo a echo vomitar, como lo vio la primera vez. Sin embargo, ahora, aunque lo ve crecido, ya no hay ningún misterio. Ella lo hizo crecer, eso quiere decir que es algo que puede dominar. Y que así, flácido y reducido, no inspira más que una pena tierna.
Ve a su hermano a los ojos y este se sacude, con una mueca de asco. Cuando se nota en el piso y siente que algo baja de su nariz recuerda que la ha cacheteado y llora. Lo que sucede luego ya no lo advierte concientemente. Llega mamá y papá a la habitación. Totalmente avergonzado el hermano cuenta lo sucedido. En días posteriores la niña es llevada a un psicólogo, hasta que finalmente debido a que no se logra ningún avance en la extirpación de las oscuras ideas y deseos que aquejan a la niña, es internada en un sanatorio mental. Donde muere tres años después, o sea a los catorce, de una sobre dosis de medicamento, que obviamente los médicos del sanatorio, lograron convertir en muerte natural. Murió gritando frenéticamente: “he descubierto el poder de sometimiento que tienen los hombres. Y no es nada, no es nada, había sido algo tonto, inventado por nosotras mismo. Nosotras mismo. El secreto es que no somos iguales a los hombres, somos superiores. Ahora soy libre”. Y colapsó de pronto, botando espuma por la boca. Como una perra infectada de rabia. 

Jota X

6 Comentarios

  1. Jota, siempre sigo lo que escribes porque me agradan los personajes pero ésta historia está un poco bizarra, además que un poco inverosimil. Esta niña es mas precoz que Mafalda, tuvo contacto con un solo pene y desarrolló una cultura feminista completa solo con una erección, además hace pensar que unicamente por esa causa es ingresada al sanatorio. Sacrificaste lo bonito que pudo haber sido un final feliz por algo mas a tono a la historia, eso me gustó.

  2. Que tal joharispoesia,

    Bizarra es sin duda, inverosímil también, la verdad es que no sé que demonios quize decir, es la cosa, a veces me siento a la máquina y escribo cosas así, bizarras y que no sé para donde quieren ir. Este texto no es de los que yo considere mejor logrado, sin embargo no he podido desecharla. Todo ese tabú del incesto, y sus alrededores golpea siempre mi subconsciente.

    Un poco interactuemos, ya que hablaste de un posible final feliz, qué clase de final feliz le encontrarías a este engendro, por si acaso hablo del texto.

  3. Aunque solo me preguntas por el final me voy a trever a decir algo sobre otra parte de la historia. Yo reescribiria la parte del sanatorio desechando el feminismo extremo, pero no evitaría la posterior muerte de la niña ya que eso le da fuerza a la historia. Como posibles finales felices, y me refiero a algo mejor que acabar loca y muerta en un sanatorio, estan los que tu mismo mencionas al principio o quizá que luego de terapias en el psicologo la chica no tenga inclinaciones incestuosas, despues de todo la mente es algo moldeable mas aún si la trata un experto, sin embargo eso es algo que como ya te dije le restaria la dureza necesaria a este tipo de literatura. Me gusta tu final, no tienes apego con tus personajes, no tienes miedo de sacrificarlos por la historia. Besos.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here