La muchacha de la cocoya gigante
brillo peculiar entre las piernas
hueco cerradito alojo del alma
chupan tiempo, buenas mujeres que viven de eso.
Vivía chuspa a cacao
cosa de playa reventando en la orilla,
no lo sabía, pero era otra totona tocada por dios
porque dios ahora somos todos
y melancolía de totonas también
saliva de afiche en una calle con basura
san Nicolás y sus chicas polares
tienes razón: El destino un tejido del bello pubis de la entrepierna de esta época.