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Little Miss Sunshine: Lo que sea por la corona

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           Casi cualquier competencia que  ganemos alimenta nuestro ego. Es inevitable, nos sentimos orgullosos de nuestras habilidades, de triunfar. Sentimos que nos volvemos mejores que los demás.  Puede que suene algo despreciable  pero es algo normal y no es una de esas cosas que me hacen pensar menos de nosotros mismos.  Te lo ganaste…
           Sin embargo, hablemos de una competencia en especial, en mi opinión una de las más degradantes, inhumanas  y frías de todas: los concursos de belleza. No los soporto. Cada año, cuando llega el Miss Venezuela a nuestras pantallas y empieza la histeria colectiva, me refugio  (aterrado) lejos de cualquier televisor, porque ahora de paso  que el concepto de belleza se vuelve cada vez más extraño  en los desfiluchos esos, todo es como una gran payasada en crescendo.
           Lo odio porque muchas mujeres bellas quieren participar en ellos, los odio porque igual sus organizadores no las consiguen hermosas, los odio más porque ellas lo desean tanto que aceptan hacerse cirugía PLASTICA y cualquier clase de tortura para poder participar. Se destruyen entre todas,  fingen que les importan cosas a las que nunca le habían prestado atención antes solo para tratar de demostrar que no sólo son “bellas” y así obtener lo que mas quieren, que se lo confirmen al final.
            Deseamos cosas estúpidas y a veces las deseamos demasiado. La película Little Miss Sunshine nos presenta a una familia totalmente disfuncional, los Hoover. Una madre profesional, un padre triunfador, el abuelo que se mudó recientemente con ellos, un hijo adolescente que le gusta leer, una niña pequeña muy curiosa y un tío homosexual.  Hasta ahora nada disfuncional, ¿Verdad?  Así parece ser los primeros minutos en que los conocemos, pero tan pronto todos estos personajes se sientan en una mesa a compartir la comida…todo cambia. 
            Desde ese momento empezamos a conocer sus peculiares personalidades, sus relaciones rotas y en especial…sus obsesiones, que es principalmente lo que hace de este film distinto a todos los demás en su genero y tema.  El papá, Richard, enseña una estrategia de 9 pasos -como profesión- para la auto motivación y el éxito que está seguro lo llevara a la cima y le traerá mucho dinero. Lo aplica en todos los aspectos de su vida obstinando a su familia por su constante evaluación a sus decisiones.  El abuelo, Edwin, se ha tenido que mudar con ellos por su adicción a la heroína que le ha traído bastantes problemas lo que se refleja en su amargura al recordar el pasado.  Frank –en una genial interpretación por Steve Carrell- es el tío que estuvo el borde de la muerte al intentar suicidarse cuando pierde a su amor y el hombre por el que este lo deja lo supera en su carrera.
            Heroína, fama, amor…suena más dramático de lo que realmente es. En ocasiones nos encontraremos riéndonos de los problemas de esta familia y los absurdos embrollos en los que se cuelan, prueba del humor negro dominante en toda su duración.  Los personajes más interesantes resultan ser lo de los hijos, también con sus propias obsesiones. Está Dwayne, un lector y seguidor ávido de Nietzsche quien ha tomado un largo voto de silencio para demostrar que tiene la fortaleza necesaria para convertirse en un piloto de las Fuerzas Aéreas, su sueño más grande. No es la primera interpretación del actor Paul Dano, pero sin duda alguna es la más fuerte, saliéndose de sus papeles normales de adolescente para atraparnos en una actuación con un valor dramático mucho más potente.  
            Y está la hermanita de Dwayne, Olive (Abigail Breslin – Señales) con un solo objetivo en la cabeza, ganar el concurso de belleza para niñas “Little Miss Sunshine”.  Es una niña excéntrica, llena de energía, que lleva mucho tiempo entrenando con su abuelo para ganar la competencia pero que conserva su graciosa apariencia un tanto regordeta.
A pesar de que las fijaciones de todos ayudan un poco a rescatar a la familia del desastre emocional al que parecen estar condenados, es la de Olive la que finalmente se convertirá en la cuerda que los mantendrá unidos. Los llevara a todos a un viaje (literalmente) que jamás olvidaran. Casi como diciéndonos que sólo un niño con su inocencia puede sobrevivir a obsesiones de esas naturaleza y sacar algo bueno de ellas.
           Little Miss Sunshine termina siendo un film limpio, natural, donde la historia está concentrada en la estupenda evolución de sus personajes y probablemente derramemos unas lagrimas tantas veces como nos terminemos riendo.  De lo mejor de las fechas.

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