LA CIUDAD FANTASMA
Sólo encuentras aquí carne
un amargo trozo de carne que se ofrece sobre troncos secos
y llora mientras ríe
mientras su cartera se llena
y sus ojos se hunden en los ceniceros.
Sentías que tu cuerpo tenía un nombre
pero aquí no había más que caminos enrejados e infinitas faldas,
aquí sólo viste espejos esparcidos al azar,
miles de ratas lastimándote los ojos.
Calles invisibles, ciudades fantasmas clavando tus espaldas.
Sólo recuerdos que se erigen sobre la farsante alegría
que brota de las paredes, una bola de estambre que se mancha de sangre
una historia frustrada que recorre tus manos frías,
tus pies disueltos en el alcohol de un tibio vaso de cerveza
mientras ya no es un trozo de carne lo que encuentras,
sino simples sombras,
simples sombras que se van con tu cuerpo
muriendo sobre la mano que se entrega
a una palabra mutilada por la nieve.
De: Anatomía de un vacío