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Los Elefantes y Arriaga

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Cuando conocí a Guillermo Arriaga, ojo eso de conocer es un eufemismo para describir unos breves 5 minutos de conversación, aún no se estrenaba 21 Grams, y Amores Perros no había pasado de ser una eventualidad en los Oscars.

Arriaga vino a Caracas acompañando a Lorenzo Vigas, con el motivo del estreno del cortometraje de este último en la sala de la Cinemateca Nacional, a una primera vista el corto me pareció un asco, si quizás es un término algo blando, pero es la verdad. A una segunda vista ya no me pareció tan malo.

Lo que si no pude negar es que el cortometraje de Vigas de alguna forma era una obra condensada, y técnicamente y plásticamente era superior a muchas de las cosas que he visto por lo menos en lo a que materia de cortometrajes hechos aquí se refiere, pero tampoco es que lo he visto todo así que esta es, sinceramente, una humilde opinión. Este cortometraje (cuando puedan véanlo, por si mi apreciación les parece por momento exagerada) tiene una fotografía excepcional, y teniendo Guillermo Arriaga metida las manos en este trabajo no podía ser de otra forma, el ojo que fotografió este trabajo es el de Hector Ortega, quien hiciera la cinematografía de aquella película mexicana llamada «De la Calle» y que más recientemente también le pusiera su ojo a Los Tres Entierros de Melquiades Estrada, la ópera prima de Tommy Lee Jones.

Que casualidad, Arriaga también escribió la película de Jones.

En fin, la imágen de los «Elefantes» tiene es grano explotado como le dicen, así que lo que parece haberse filmado en Arizona o cualquier paraje de Marruecos es ¡Araya!, y la cuestión no se queda en pocos formalismos, la dirección de Vigas está muy bien, se nota por ejemplo sobre los dos niños del corto, que según palabras del propio Vigas nunca habían actuado para cine; y que decir de Gonzalo Cubero, me quito el sombrero, despues de haberlo visto aquí le perdondo todas las atrocidades noveleras.

Lo interesante de esto no es tanto el talento demostrado de Vigas, que lo tiene ojo, sino la influencia determinante que está teniendo el Sr. Arriaga en el panorama cinematográfico actual, y de alguna forma pertinente para el todavía hipotético crecimiento del cine nacional. O por lo menos de sus autores.

Aquí tenemos el ejemplo de Lorenzo Vigas que lamentablemente decidió radicarse en México para continuar con su carrera, sería interesante ver que puede hacer Vigas aquí, especialmente ahora que se abren tantas posibilidades para los cineastas venezolanos, en teoría quiero decir.

Al parecer el Sr. Arriaga reconoce que aquí existe un potencial latente e importante, ya que eligió a Jorge Rodríguez Aldana, otro director venezolano, para llevar al cine una adaptación de su novela «El búfalo de la noche«.

Arriaga parece tener (o ser el mismo) la gallina de los huevos de oro, todas las películas donde ha metido la mano, por asi decirlo, se han llevado grandes reconocimientos.

Ya sabemos de las sendas nominaciones de Amores Perros y 21 Grams a los Oscars, la palma que se llevo el propio Arriaga por el guión de Los entierros del pobre Melquiades, si bien Babel pasó algo desapercibida por el último Cannes y el «Búfalo» no impresionó demasiado en Sundance, probablemente este «guey» aún tenga unas cuantas vainas buenas en camino.

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