Hollywoodland:True E! Story

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hollywoodland_poster.jpgDesnudo y sin su traje de colores primarios, el intérprete George Reeves fulminó a su alter ego, el hombre de acero,con una Luger automática, la pistola preferida por los nazis. De tal modo, el paladín de la justicia se ajustició así mismo a la manera de Hitler en The Downfall. Por tanto, Hollywoodland es La Caída de Superman como síntoma del hundimiento de la meca y del star system.

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Para el momento del suceso, el actor estaba desempleado, alcoholizado y vencido por la kriptonita del fracaso, incapaz de dominar sus demonios superheroicos. Al principio se pensó que era otro suicidio de un actor venido a menos, pero pronto comenzó a cobrar fuerza la hipótesis del asesinato, estimulada sobre todo por el afán amarillista de vender periódicos, a costa de magnificar las peores miserias humanas y las más absurdas teorías de complot.

La paradoja de Hollywoodland estriba en denunciar este mal estado de cosas, pero sin dejar de sacarle provecho al estilo de los documentales sensacionalistas de E! Entertainment. Como en True Hollywood Story, se parte de un escenario decadente para concluir en una moraleja puritana.

Sex, Mistery and Scandals
Al inicio de las investigaciones, las culpas del crimen recayeron sobre las espaldas de tres sospechosos habituales: dos mujeres fatales y un siniestro potentado de los estudios.
Leonore Lemon, la novia del galán en horas bajas, fue la primera dama en ser señalada como “supuesta” autora material del homicidio. La rebelde sin causa Robin Tunney la resucita en la película, esterotipándola como una escaladora de la Gran Manzana. En realidad, era una chica “de la alta sociedad neoyorquina”, en palabras de Kenneth Anger para su libro Hollywood Babilonia.
En segundo lugar, los dedos de la prensa del corazón apuntaron en dirección de la acaudalada amante del protagonista, Mrs. Toni Manix, fielmente incorporada por la infielidad en pasta, Diane Laine,estancada en su arquetipo de Madame Bovary.
Lo que nos lleva al tercer integrante de la lista roja, Mr. Eddie Manix, el esposo cornudo de la trama y el magnate de la MGM. En la ficción es un villano plano, carente de matices, personificado por un demoníaco Bob Hopkins, siempre en la lupa del Sherlock Holmes de la partida, Adrien Brody, a sus anchas en la piel del vulnerable detective de esta novela negra, más blanca y respetuosa de su herencia pasada, de lo que uno quisiera.
Esto en vez de ser un film noir abstracto y rupturista como Lost Highway, es uno literal, pudoroso y conservador como Munich, con una pequeña y apreciable diferencia: Hollywoodland se atreve a lavar y a quemar en público los trapos sucios de la industria, con la gasolina de los iconoclastas.

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El poder desmitificador de la cinta reside en la fortaleza autoparódica de Ben Afleck en el tragicómico disfraz del hombre de hierro, explotado por la serie b de la televisión infántil, para luego ser desechado como un traste viejo. El chiste cruel de la pieza consiste en revelar el lado gris del personaje, caricaturizándolo salvajemente como en Superman III, cuando lo descubrimos borracho y derrumbado, gracias a la vena satírica de Richard Lester, el obvio referente de Allen Coulter para su Hollywoodland, una especie de The Last Action Hero en clave de Chapulín Colorado.

Para rematar, el film contará con la astucia de reeditar el malestar anti Hollywood de clásicos como Sunset Boulevard y The Player, con lo cual compartirá la tesis del más reciente largo de David Lynch, Inland Empire, el imperio del cine convertido en un inframundo del horror poblado por almas en pena. En fin, The Last Days o los últimos días de George Reeves en la crónica de una muerte anunciada para la fábrica de sueños.

19 Comentarios

  1. Pana, estoy pendientisimo, aunque el trailer me tenía desilusionado porque la veía muy igual a Seven. Supongo que deber ser por razones de marketing. De todos modos, háblame de eso!!!

  2. No vale, no se parece en nada. De hecho creo que es el film más anti Se7en que he visto. Aquí lo interesante es que el Zodiac no es tan buen killer como es terrorista. El pana lo que hacía era aterrorizar a San Francisco con códigos y amenazas, pero sus asesinatos fueron pocos y la mayoría ni siquiera se sabe si de verdad fueron de él. Downey Jr. está en su mejor momento, y Mark Ruffallo se la come también. Es una locura ver el peo burocrático gringo, en el fondo al asesino no lo atrapan por culpa de la burocrasia policial. Este es un Fincher cero efectista, con poca sangre y mucho diálogo. Puros antihéroes y cero redención. Una película de madurez de un maestro. Y el look hecho completo en digital, parece de una peli de los 70, tipo Bullit. Demasiado sabroso.

  3. ¿Puede ser cómo una lectura metafórica del rollo del terrorismo en USA? Háblame…

  4. ¿Puede ser como una lectura metáforico del rollo del terrorismo en USA?Háblame…

  5. Es interesante lo que dices sobre la burocracia. Parece un retorno generacional al cine conspirativo de Pakula, en los setenta. Algo de eso había también en Vuelo 93. Lástima por el final, muy departamento de estado. Sin embargo, luce como un síntoma del cine más crítico de nuestros días. Como que la gente está un poco molesta con la ineficiencia de las instituciones públicas…Sin duda, un tema para sacarle punta…

  6. Yo creo que por ahí va la cosa, pero tendría que verla otra vez para asegurarlo. A simple vista lo es, porque muestra cómo la sed de la prensa por vender periódicos le da poder a un terrorista, mientras que la burocrasia hace imposible capturarlo. Es sin duda un asesino hecho a la medida de Braudillard (mi sentido pésame, se nos fue), en el sentido de que la línea entre el asesino real y el mediático es casi imposible de distinguir. Pero lo que me hace dudar de que todo sea una metáfora del rollo actual, es que los pacos no utilizan al Zodiac para lograr otros objetivos, como sí utiliza Bush a los terroristas.

    Es posible que Fincher sea de los que piensan que la lucha contra el terrorismo no la puede ganar un estado tan burocrático como EEUU. Aquí hay una tendencia fuerte a la desmitificación de los cuerpos policiales y de las fuerzas de orden en general. Por generaciones los gringos sintieron que sus policías, su FBI y su CIA eran invensibles; ahora son muchos los que piensan que todo era un mito, y que en el estado lo que hay es una cuerda de buenos para nada, y que Bush no es el diablo sino un simple imbecil que no entiende nada que no sea su rancho tejano.

    Hay que verla otra vez, estaba demasiado cagado como para pensar en metáforas. Fincher crea una tensión muy particular, te hace parte activa de la investigación, y cuando te quiere cagar te caga feo, muy feo.

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