El Monje Loco se encontraba solo en su Kabinet (parecido, por cierto, al de Kaligari), cuando notó que una cámara con cobertura nacional lo encuadraba insistentemente, entonces decidió dirigirse, en Plano Medio (PM), a los amigos invisibles mientras increpaba:
– ¡Es mía… ja ja jaaaaaaa (risa satánica y esquizoide), es míiiiiiiiia, siiiiiiiiiiiiiiii, esta revolución es miaaaaaaaaaaaaajajaja ja ja ja ja… ya no necesito a nadiennnnnnn.
Fue entonces cuando se introdujo en la boca un pito de árbitro de futbol y ya desencajado por completo dijo:
– Didalco Bolívar, tas fuera, tas botao, por golpista y desetabilizador vas pa’ fuera…
– Ismael, vas pa` fuera, tu también tas bo-ta-o, así que vayan haciendo sus maletas porque van pa’ fue-raaaaaaaaaaaaa.
Mientras su mano izquierda tachaba nombres en una lista, la derecha mantenía el silbato que daba frenéticos pitazos de penalti y proseguía:
– El PCV… pa’ fuera, si señor, esos marxistas leninistas con todo y su Congreso Extraordinario General tan raspaos, por golpistas van pa’ fueraaaaaaaaaaaaa.
El Kabinet resonaba con su sola euforia, desde el otro lado del receptor los Consejos Comunales aplaudían acompasados a ritmo de marcha militar, era como un nuevo trece de abril de patria buena, bonita y barata.
– Los voceros de Podemoooooooos, tan ras-pa-os, pasen por caja a buscar su liquidación y desalojen el cuchitril porque van pa’ fuera.
Mientras tanto, el MVR, el UPV, la LS, el MEP y el resto de las combinaciones del alfabeto, se aprestaban a poner en práctica la ideología, se echaban anestesia en la otra mejilla y la ponían, esperando su turno en fila india y por orden de tamaño.
Fue cuando empezó a sonar de fondo el reguetón de Los Robertos, mientras desfilaban los créditos finales:
Que si me matan y me muero, Súmateeeeeeeeeeeee.
Si me muerte contribuye, Súmateeeeeeeeee.
No quiero piedra en mi camino, Súmateeeeeeeeeeeee.
Y los Consejos Comunales, Súmateeeeeeeeeeeeeeeee.