Hoy te quejas
por que no soy la misma de ayer.
Hoy me preguntas
por que mi cambio, por que lo cruel.
Parece que se te olvida
que soy aquella muñequita
la misma muñeca de trapo
que ayer en aquel arrebato
le arrancaste los brazos.
Sí aquella muñeca,
la cual arrastrabas a tu antojo.
La que te perseguía por esos sitios tenebrosos
la misma muñeca a la cual le quitaste el corazón.
Se te olvida que cuando era nueva
no te cansabas de exhibirme.
Me presentabas a todos como lo más sublime
que en tu vida pudo poner Dios.
Se te olvida mi dueño y señor
que me fuiste despedazando
hasta que no quedara nada de mi.
Desgarraste,
mi alma sin contemplaciones.
Sola me dejaste
vacía y sin ilusiones.
Y me arrebataste
los sueños que me quedaban
y no te lamentaste
haberme dejado sin VOLUNTAD.
Alondra del Mar Feliciano Oms – 2007 ©