A lo largo de mis años mi vida se ha dividido en 2 periodos mas o menos cíclicos, unos de conformidad y otro de disconformidad, y luego conformidad y así sucesivamente. En la conformidad entiendo el porque estoy donde estoy parado hoy en día, porque actúo como actúo y estoy de acuerdo que aunque he cometido errores se puede decir que vivo bien, que no soy tan malo después de todo, que también he tenido mis aciertos y que se acercan tiempos mejores.
Pero luego, no tan seguido, son lapsos bastantes largos, de hasta meses; viene el periodo de disconformidad, donde estoy inconforme con mi propio desempeño, considero que todo lo que he hecho o llevado a cabo esta mal, todas mis decisiones son erradas, he tenido la oportunidad de hacer grandes cosas y las he desperdiciado por completo en busca de sueños efímeros que jamas pudieron concretarse, y cuando estoy en la etapa mas aguda, nunca he tenido oportunidad de grandeza, nunca podré alcanzar la inmortalidad del recuerdo, estoy destinado a parecer la fatalidad de este cuerpo que en suerte me toco y el cual sufre la debacle de mi ritmo de vida azaroso.
Hasta hace poco estuve viviendo en esta etapa, pero unos días atrás desperté con la sensación de que había caído por obra de una fuerza superior en un cuerpo ajeno, extraño por completo a mi ser (por lo general así ocurre el cambio de etapa de inconforme a conforme) todas las dimensiones físicas a mi alrededor me resultaban extrañas, exageradas o demasiado pequeñas, amorfas inclusas. A verme en el espejo no me reconocí, me tomo unos segundos saber que ese era yo.
Es como cuando despiertas de un sueño y tardar un instante en reconocer tu cuarto, tu cama, en medio de la oscuridad de la noche aun crees habitar el sueño. Esta sensación me dura un par de días, pero poco a poco voy reconociendo el mundo de nuevo, voy relacionándome con todo lo que me rodea, y así comprendiendo lo físico comienzo a comprender también lo que esta mas allá de lo físico, y una vez allí, me comprendo un poco mas a mí mismo.
En la etapa que podríamos llamar depresiva suelo reflexionar muchisimo acerca de todo, desde el cantar de un pájaro a cual será la finalidad de esta vida terrenal y si existe otra vida. Luego, todas esas meditaciones me son de ayuda en la compresión de la etapa que podríamos llamar eufórica. El paso de la etapa eufórica a la depresiva se ve determinado por un hecho que implica una grieta o falla en mi sistema de creencias, lo que pone todo en perspectiva y pienso que he hecho todo mal, luego, para retornar a la etapa eufórica desde la depresiva, se deben dar una serie de hechos que configuren pequeños éxitos en distintas áreas.
Así que se puede decir que es el ciclo de vida y muerte, de acción y reposo, de cansarse y descansar. Hace unas semana volví a nacer, volví a ser yo, entre en la etapa eufórica que augura mejores tiempos este año que en el 2006, que fue, si se puede decir, uno de mis mejores años.