panfletonegro

Aquella Caracas perversa de los 80 (III)

/home/depr002/panfletonegro.com/v/wp-content/themes/panfleto2019/images/random/depr_30.jpg

LA GENERACIÓN HALLEY…

Me enamoré de un chica llamada Sharell. Era bajita, delgada, con el cabello al cortado al estilo «Menudo» rubio, vivía a dos cuadras de donde vivía yo, estudiaba Noveno grado de Bachillerato el el Emil Friedman de los Campitos (Yo estudiaba el último año en el Claret para esa época). La conocí por intermedio de un pana que es vecino mío.

Con ella todo era mas distinto Sharell era mi luz, mi razón, lo que me ponía con los pies puestos sobre la tierra para dejarme de vainas, y yo era su soporte, su apoyo, cuando su familia no la comprendía (era hija de padres divorciados). Decidimos una vez ir al CCCT. Eso era lo mas «In» de esos tiempos con esos pasillos limpios, los sofás de felpa y los espejos y todo eso…

El día pautado para ir. Sharell y yo vimos unos bailarines de breakdance en los recovecos, una tribu de patoteros andando en grupo, gladiadores pululando alrededor del gimnasio «Hercules» y pocos proto-punketos muy en la onda british deambulando por ahí.

Llegamos a la feria de comida. Las mesas estaban vacías. Yo quería comer en «El Rincón de la Carne» donde hacen unos «Shish Kebah» de primera, pero Sharell que era «Vegetarianista» y «Krishna» (yo no entiendo ni un coño de esas religiones. Personalmente pienso yo que fueron hechas para estúpidos que buscan la verdad absoluta) prefería un puesto Naturista que estaba en el lugar. Después de mucho discutir decidimos comer en el Tropi Burguer. Yo pedí una hamburguesa normal y ella pidió una «Vegetariana» hecha a carne de soya (¡Aaassco!).

Me entraron unas ganas irreprimibles de ir al baño. Deje a Sharell sola y fui a unos que estaban en extremo opuesto de la feria. Cuando se disponía a mear, empezé  oír

sonidos como de las mesas  cayéndose, golpes de cadena, insultos, risas burlonas, ¡¡¡Y LOS GRITOS DE SHARELL PIDIENDO AUXILIO!!!

Apuré el chorro y fuí rápidamente a la feria. El panorama que ví  era aterrador. Una coñaza entre los proto-punketos, los gladiadores del gimnasio y los patoteros. Se daban batazos, cadenazos, botellazos y patadas entre sí.

-Sharell, ¿Donde estás? -Dije yo con angustia- ¡Responde!

Una voz débil se escuchó…

Juan… a-a-ayudame…

Ví a Sharell en el piso sangrando por la boca y las narices. Había recibido un cadenazo en la cabeza por unos de esos locos coñoemadre que peleaban y sufrió un traumatismo craneal. La Seguridad hizo su aparición con bombas lacrimógenas que me causaron mareo y unas horribles ganas de vomitar. Ayudado por algunos efectivos, la llevamos a la Policlínica Metropolitana, donde fue ingresada a Urgencias.

Esperé hasta la noche teniendo una esperanza que Sharell sobreviviera. El médico de turno se acercó a mí pasadas las 1 de la mañana con una expresión sombría…

-Doctor -Pregunté con ansiedad- ¿Mi novia sobrevivirá al traumatismo

El doctor tras un largo silencio respondió…

Temo decirte esto pero ella… murió… a causa de una hemorragia cerebral… lo siento mucho…

En ese momento me entro una mezcla de dolor, arrechera e impotencia. Salí del hospital maldiciendo a todo el mundo por quitarme la cosa que yo mas quería en ese momento. Sharell fue cremada ceremoniosamente al día siguiente en medio de un ritual Krishna. No me había sentido mas  triste en ese momento que a los días siguientes no quería saber nada ni de nadie. No salí de mi cuarto por el espacio de una semana…

Poco después estrenaron en el cine «La Generación Halley» donde unos adolescentes querían conocer a Melissa «La Reina del Rock» y hacían lo imposible para hacerlo (yo hice un casting ahí, pero me rebotaron) en donde recrearon la famosa coñaza en CCCT en donde mi amada perdió la vida. El sólo ver esa película me trae terribles recuerdos…

DOS AÑOS DESPUÉS (1987)…

Es Octubre. Comenzaba la Universidad. Decidí tomar la carrera de Informática en la Católica. Dicen que en esa carrera se gana mucho dinero, con razón… Estamos en la era de las computadoras. El primer día de clases mi vieja me preparó un espectacular desayuno: arepas con carne mechada, perico, jugo de naranja, etc. Se fué con mi hermanita para dejarla en el colegio (Ya estudiaba su Primer Grado).

Bajé y abordé el Ford Sierra nuevecito de mi viejo que compró cuando el Renault no daba para más. Al estar dentro me sentí mas cómodo que esa cafetera del «Renó».

Todo un tablero de avanzada y una visión computarizada del vehículo en el que te advierte cuando tienes la puerta abierta. etc. Coloqué en el equipo el kct que grabé del acetato de Sentimiento Muerto «El Amor Ya No Existe» de Rafa. Las canciones ya no sonaban igual como en los conciertos pero igual los tripeé, perdieron ese «No se qué» cuando firmaron con la disquera SonoRodven. Tras recorrer un largo viaje del Este al Oeste de Caracas. llegué al lugar y parecía todo un monasterio…

Sendos lugares como el cafetín que parecía un restaurante de lujo, la biblioteca, los salones… Después de darnos una bienvenida, nos dieron instrucciones de cuales eran nuestros salones. Yo entré a mi aula y parecía una iglesia por su ambiente cuasi-religioso: Imágenes de San Antonio, de la Madre María de San José, del propio Jesús, citas de la Biblia escritas en la pared, etc.

El profesor llegó. Era un cura sin sotana. Nos dió toda una parafernalia de religión, castigos divinos y el infierno. No Joda. Yo leí «La Divina Comedia» y era bellísima en relación a esto…

Términó la clase. Salí al la plaza enorme plaza del lugar. Un grupo empezó a acercarseme lentamente. Repentinamante, todos me lanzaron huevos podridos, malta, hielo, pegamento, etc. Todo pasba hasta que llegó un encargado de seguridad a poner orden. Poco después me enteré que a los «nuevos» se les «bautizaba» con esas cosas.

Pero no todo era malo. Conocí a una muchacha en las clases de matemáticas y me hice muy «amigo» de ella. Era alta con el pelo liso, con inconfundibles facciones asiáticas. Ella me ayudo a limpiarme de los restos de la «cálida» bienvenida que me dieron los veteranos. No voy a decir el nombre pero voy a decirle anticipadamente «La China»

Poco a poco nos hicimos «ami-novios». En una noche romántica en un famoso restaurante de las Mercedes le declaré mi amor ahí. Un año después nos casamos y ella dejó la carrera de Administración.

CONTINUARÁ…

Salir de la versión móvil