Para Memito, a sus cuatro años
Siempre que llego a casa por las tardes, mi hijo, quien siempre me está esperando, me dice, papá, vamos a jugar al bobo gandote, yo gandote y tu chiquito, y empezamos a jugar a bobo gandote y a bobo chiquito, y después de jugar a bobo gandote y a bobo chiquito, me dice, vamos a jugar a kótero gandote y chiquito, entonces, bueno, jugamos a kótero gandote y a kótero chiquito, y ya cuando se cansa de jugar a kótero gandote, me dice, vamos a jugar a bocho gandote y a bocho chiquito, y después, a las dos horas después, me dice, vamos a jugar a vion gandote y a vion chiquito, y yo le digo que si y, así se nos pasa la tarde entonces, jugando con lo gandote y con lo chiquito, y yo a veces, por momentos, me le quedo mirando y pienso, mientras juega a monto gandote y a monto chiquito, que mi hijo no es tan chiquito, o que es chiquito pero como el bobo gandote, algún día será como su bobo… gandote y yo, quizá, también algún día, seré de nueva cuenta como el bobo chiquito… chiquito.