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Así se murió el Rock Venezolano

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Artículo publicado originalmente en la revista ZERO.
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La historia del rock en Venezuela ha muerto, mejor dicho, la han asesinado. Todos ustedes lo saben y no pueden ocultarlo, a menos que sean cómplices del delito. Por desgracia, sus sepultureros lejos de terminarla de enterrar, la han dejado embalsamada para seguirla explotando como momia azteca en Museo de Antropología(rodante).

Los restos del cadáver son ahora propiedad de una mafia corporativa encubierta de fundación, desde donde se controla su degradación paulatina con el apoyo del gobierno. El objetivo del estado es hacer del difunto un patrimonio cultural inofensivo, y por tanto,plenamente funcional a los interés geopolíticos de la V República. Así, hasta un panteón nacional se ha hecho en nombre de las viudas “del fallecido en oscuras circunstancias”.

En cualquier caso,si usted desea conocer, con pelos y señales, a los responsables de tan “espantoso” crimen ferpecto, los invitamos a seguir con nosotros hasta el fondo de este cuento de la cripta, con arreglos de Felix Allueva y musiquita de Simón Díaz remezclada por los chicos lindos de Todos Santos, quienes han llegado para acabar de componer la marcha fúnebre de semejante funeral.

Que en paz descanse la memoria del estimado Cayayo Troconis. Menos mal que no está aquí para presenciar la muerte del verdadero sentimiento. Afortunadamente, esto no durará mucho tiempo.

Réquiem Por Un Sueño

El cuerpo del rock nacional huele a podrido. Sus partículas elementales sufren una descomposición irreversible. Algo hiede a fosa común, cuando Desorden Público acepta dinero sucio del Señor Matanza, para tocar y luchar en vivo con la gente de Señor Cobranza, a la luz de la campaña del MVR, Batalla de Miranda. Qué fo.

La Bersuit enfrentó a Menem, pero claudicó ante Chavez, al igual que Horacio Blanco y Papashanty Sound System. Todos ellos son los verdaderos señores cobranza del rock latinoamericano. Y por eso, Desorden hace música para los oídos del orden reinante. Y por eso, Desorden liquidó de su repertorio a Políticos Paralíticos, tema de completa vigencia. Y ni hablar de Peces del Guaire, una canción reñida con la inverosímil promesa de sanear a la cloaca más emblemática de la podredumbre moral de la capital.

Vale acotar que la manía de acompañar a la sinfonía hueca del poder de turno, no es nueva en el país, y mucho menos en el continente. De hecho, es una constante histórica, desde la Argentina de los Gorilas hasta la Venezuela de los ochenta.
Prohibido olvidar, por ejemplo, que León Gieco y compañía abogaron por la paz de las Malvinas en un show público montado para legitimar a la dictadura porteña, en su fase decadente. Prohibido olvidar, de igual modo, que los militares del sur compraron a la generación del flaco Spinetta, a cambio de darle la exclusividad del espectro radioeléctrico, en un tiempo oscuro en donde estaba censurada hasta la buena vibra de los Beatles, por la guerra contra la corona británica.

Tiempo después surge el fenómeno “uno por uno” en la Cuarta República, con resultados similares. Para entrar en el negocio,mi degeneración sacrifica el arte de la irreverencia en pro de la alta facturación. Comienza entonces el dominio de la era Aditus, de la era Yordano, de la era Karina, de la era Frank Quintero, de la era Colina, de la era nefasta de Ilan Chester. Las letras anodinas se convierten en himnos de una posmodernidad vacía, materialista y mercenaria, al compás de Victoria, Esa mancha en mi pantalón, Avila y Sé como duele comprender, el amor es algo así, yo lo sé, yo lo viví y nada puedes hacer…

Mientras tanto, el underground responde como puede, pero apenas lo entiende y lo escucha una minoría de “circuito alternativo”. Pronto sus representantes cederán al chantaje del show bussines, cual Paul Gilman haciendo el ridículo en la cuña navideña de Venevisión (hoy repite el numerito a la sombra de Mario Silva).Y así llegamos a la nulidad de Pantaletas Negras, a la nadería de Pégale con el Martillo y a la resignación corporativa de Esto es lo que Hay.

Ahora, algo apesta a zombie de película barata, cuando Caramelos termina por eliminar su escasa dosis de cianuro, para vender su propuesta enlatada con un combo de cotufas y refresco, mientras Axier y el Enano animan la barra Pepsi, junto con los especuladores de Malanga, quienes tampoco se atreven a más. Lo único que los mueve es la plata, como a Guerrilla Seca. Esta es la realidad más real.

Al final, pareciera que viviéramos en Suiza y que nuestros rokeros estuvieran pasándola de lo más chévere en el mejor de los mundos posibles. Lo peor del caso es que todo es una pose, una impostura, una mentira. La verdad es que nuestros rockeros raspan la olla y tienen que compartir su tiempo entre la guitarra y el escritorio de la oficina(si es que consiguen trabajo). A lo sumo, pueden llevar una imagen con dignidad, pero a punta de muchos sacrificios. Los Amigos Invisibles no se dan vida de ricos y famosos en Nueva York. Quizás por eso su música ligera es tan conservadora, tan miedosa, tan calculada, tan quince y último, tan reciclada, tan clase media. La fórmula perfecta para el ascenso social de los eternos buscadores de prestigio, los trepadores, los escaladores, los empigorotados de la escena…

Y qué decir de Pixel, con el Dagnino disfrazado de punketico fashion victim de Los Palos Grandes(lo suyo es un caso perdido). Y qué decir de cuanto fantasma se presenta en el Belle Epoque sifrino paviperro del Rosal, a poner tortas en público. Y qué decir de la propia irrupción de En Vivo. ¿No es un auténtico síntoma de una decadencia general, de una purificación antiséptica del movimiento?(hace poco estuve allí escuchando a un grupito de fantoches que se las tiran de Oasis, poniéndose lentes oscuros, bufandas y paltós de Dorsay en pleno trópico).

Y qué decir de la propia autoindulgencia del medio. Es preocupante la falta de crítica y la autocensura del gremio periodístico ante la hegemonía totalitaria del cliché. Se alaba publicitariamente cualquier concepto de baja definición, sin reparar en sus evidentes contradicciones. La regla es la palangre, el contrabando mercadotécnico a través de la información neutral y el reportaje a todo color. La excepción es el análisis deconstructivo a la manera de Village Voice.El prototipo es el entrevistador trasnochado, engolado,frívolo y pusilánime de Vuelo en Parapente.

En efecto, segun el estamento mediático imperante, nuestra misión como reseñadores de oficio consiste en demostrar cuán glamorosos, irreverentes, chispeantes, clarividentes, bellos,visionarios y simpáticos son “los panas” de Billy se Fue, Vinilo,Telegrama,Wahala, Los Paranoias, Los Oceánicos, Chucknorris, Tomates Fritos y pare usted de contar nombres imposibles de tomarse en serio.Nadie quiere desentonar, nadie quiere desafinar, so pena de ser excluido y execrado de la rosquita, porque pertenecer a la rosquita sí tiene precio.

Y qué decir del Festival Nuevas Bandas, en cuya nómina figura Juan Carlos Ballesta, pretendido especialista de “carácter independiente”. Interesados en descubrirlo, acompañadme al siguiente capítulo de esta novela de terror(que se debería leer con el tonito pavoso de Alfredo Escalante, otro sospechoso habitual).

Operación Triunfo: la Misión Allueva

Felix Allueva es el José Antonio Abreu del rock venezolano. Sobre sus hombros recae la responsabilidad de encapsular, filtrar y depurar a la contracultural juvenil, con el propósito de prepararla para su explotación comercial. De tal manera, su fundación cumple con dos objetivos estratégicos: institucionalizar un fenómeno anti-institucional por naturaleza y garantizar oferta a la demanda de consumo. Se trata de una red de vigilancia y control destinada a preservar la paz social y el fin de lucro de la industria.
Su sistema de orquestas juveniles traspasa los límites de la Gran Caracas, proyectándose a lo largo y ancho del mapa nacional.La FNB organiza y planifica, año tras año, la domesticación del rebaño musical a través de una salvaje competencia darwinista, denominada Festival Nuevas Bandas, ícono instrumental de la tecnocracia contemporánea.

Como en el circo romano, las nuevas bandas del Festival se matan entre sí, a la espera de conquistar el premio concedido por la gracia divina del emperador del asunto, quien goza morbosamente con su juego macabro de fama, sudor y lágrimas. Los parentescos con Latin American Idol y Estrellas de la Música, son obvios.

En última instancia, siempre gana el lugar común, el adocenamiento y el sonido inocuo, a costa del fracaso o del ostracismo de la irregularidad, el desarreglo y la distorsión. La meta de FNB radica en descubrir talentos prefabricados con imágenes mercadeables. Verbigracia, la banda consagrada en el año 2005, Mochuelo, cuya líder ostenta el look fotogénico de una Belinda criolla. Es así como el casting y la apariencia se privilegian por encima de la calidad.

Pero la parafernalia estética y efectista tampoco resulta siendo original. De hecho, resulta siendo tan original como la música ejecutada. Las identidades se construyen sobre referentes superados, en función de esquemitas de manual.Aquellos gafos se parecen a Green Day,estos otros quieren ser más góticos que Marilyn Manson y The Cure juntos, pero lucen como una partida de transformistas de la Libertador, asesoradas por Omer Bretón. Tremendo Hallowen chaborro, mi pana.

Por lo general, las líricas conjugan mala poesía, contenidos nulos y pésima construcción métrica, rehuyendo olímpicamente de la polémica, la controversia y la confrontación, en clara sintonía con los acordes marciales de la Ley de Responsabilidad Social en radio y televisión. Un amordazamiento de marca mayor, plenamente legitimado y aprovechado por el yuppisismo electrónico populista(sincronizado con el populismo de estado).De ahí la infame recuperación del género neofolklore como rosario de fallidas revisitaciones en clave de changa pirata para ser amplificada en horario supervisado.Yo sí soy un jala bola, jiji, jajajaja.

Si me dan a escoger, yo me quedo con el Nené Sarcos. Al menos, yo sé que el Nené no me va a engañar con su tecno empírico malandro, a diferencia de cualquier niñato prepotente que cree que porque sabe mover dos platos,ya se puede dar el lujo de convertir a Sabana o Caballo Viejo en un puki puki indigesto, bajo el chantaje de la llorona filantrópica por una causa justa y con la compañía de los pinchadiscos del no momento. Bien lejos, pues, con toda esta movida de Fundaciones y ONGs tramposas, con su 100 % actitud demagógica para complacer a la masa cautiva.

My Happy Ending

Al final, como diría Porno Collins, cada quien está en su onda cósmica, en su onda ensimismada, en su búsqueda personal, en su nota muy profunda, hablando de un país que no existe más allá de los sueños, las ficciones y las aspiraciones de una existencia programada y reprimida. Por eso digo, que el rock en Venezuela está muerto, aunque revele signos de gran vitalidad(como correlato del reciente boom saudita). Por eso imploro porque resucite más temprano que tarde, sin el respaldo de FNB y sin la respiración artificial de Premios Urbe.

En pocas palabras, necesitamos  salir del gueto farandulero de Hard Rock Café. Tenemos que declararle la guerrilla semiológica a quienes participan en los espectáculos tristes de los Alcaldes metropolitanos.Hay que mantener la guardia en alto con toda esta pila de mediocres que quieren acabar con la música. Hay que molestar y demoler estructuras anticuadas. Hay que sentarnos a discutir, a destruir y a reconstruir.Y alguien tiene que cantarle al presidente las cosas como son en la cara. Ya basta de ser los tontos útiles de las disqueras, de Felix Allueva y de las emisoras. Ya basta de componerle canciones imbéciles al amor y a la vida, que para eso está Roque Valero. Ya basta de tener miedo. Vamos a darle con todo y contra todo, pero a conciencia. Vamos por ti, Señor Matanza. Vamos por ti, Señor Cobranza. Vamos a llegar.

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