Hace seis años el odio tiñó de sangre al mundo, el horror se hizo presente en forma de una venganza contra los menos indicados, contra la gente que nada tenia que ver en esta jihad innecesaria, en este baño de sangre guiado por lideres distintos en creencias pero idénticos en cinismo y manipulación, la guerra de los iguales había empezado.
El 11 de septiembre de 2001 sacudió con crueldad la vida de los familiares de 2973 personas que no tenían poder para decir nada en el alto gobierno, gente que no podía comandar un ejército, personas que nunca en su vida habían manejado armas, inexpertos en el arte de una guerra que ellos no buscaron, muchos de ellos en contra de un presidente por el cual no votaron, pero tan culpables ante los radicales como si de cualquier general se tratara.
Esa fecha fue el negro principio de un espiral de muerte que hoy en día sigue sacudiendo al pueblo iraquí de una forma brutal e inhumana, mueren mercenarios, mueren terroristas, pero también mueren inocentes en las calles de Bagdad y no importa de donde vengan las balas, si son las “salvadoras” americanas matan y si son las “criminales fundamentalistas” asesinan por igual.
Que terrible es ver cuerpos mutilados de niños, pequeños cadáveres que enlutan al mundo entero, tragedias inmensas a las que increíblemente nos hacemos indolentes, no amigos no somos de hierro, lo que pasa es que estamos perdiendo una parte importante de nuestro carácter entre tanta sangre, la humanidad.
Pero todas las historias tienen dos caras, también esta el joven americano, salvadoreño, mexicano, colombiano, polaco, coreano, personas que están allí porque es su deber supremo, porque aunque no crean en su misión, tienen un honor que defender, una bandera por la cual luchar, gente valiosa, padres, hijos esposos, que no sabemos si mañana tendrán aliento para contar su historia, porque asi es la guerra, no ve nacionalidades, no ve nombres, no ve apellidos solo ver sangre, carne quemada, dolor y soledad.
Lucifer es paciente, pero ojo nunca deja de esperar, en silencio hace planes, crea mundos, manda sufrimiento, tengan por seguro que en su lista tiene dos nombres en negritas y con fuente tamaño 80, ¿Los nombres?, Bush y Bin Laden, dos monstruos que luchan por poder, por un lado el poder político y económico que envilece cada día al mundo y por el otro el poder religioso que envenena a la gente y empeña las almas por una salvación que no esta en hacer daño a nadie, una salvación que solo será definida por nuestro espíritu, no por nuestros “Dioses”.
Desde el fondo de mi corazón debo decir, maldito seas George Bush, hijo de puta, asesino, cínico mercader de la vida y la muerte, que tengas un fin doloroso y cruel como han sido tus decisiones ante el mundo, la gracia de Dios te ha abandonado desde hace tiempo, vagas buscando poder, caerás buscando misericordia.
Bin Laden no creas que te quedas atrás, ese perfil de salvador del mundo árabe que quieres dar no te queda, las enseñanzas del profeta has pisoteado y manchado de sangre inocente, no puedes desarrollar tu lucha mandando al cadalso a los que en ti creen, has usado tu liderazgo para hacer el mal de forma deliberada, tu lucha no cabe en este mundo, hoy en día en el siglo XXI los problemas del mundo no se resuelven con carne y huesos, el mundo civilizado no esta hecho de tu calidad, eres basura dialéctica, vulgar asesino y manipulador de conciencias.
Que este nuevo 11 de septiembre nos ilumine con la sabiduría de quien no puede seguir creyendo en lideres de papel que basan su gobierno en el terror, no debemos aceptar una guerra mas, el armamentismo, militarismo y milicianismo no trae nada positivo a los seres humanos, el fundar una nación sobre eso es crear una bomba de tiempo asesina y decadente que puede acabar con una sociedad de una forma brutal y destructiva, donde el odio mande y el amor por la vida desaparezca.
Que no se creen nuevos Vietnams, que desaparezcan todos los Iraq y que el pueblo norteamericano de una vez por todas elija a un líder que se base en el humanismo y la colaboración, que no sea de derecha, ni de izquierda, que sencillamente sea un hombre o mujer dispuestos a rescatar la grandeza de la presidencia en base a trabajo, progreso y humildad, creo que no es mucho pedir.