Cap. 1 De lo que pasó en el cine. Bochinche, puro bochinche.
Esta semana tuve dos oportunidades de oro para comprobar que al venezolano no le va eso de la solemnidad y el hieratismo. La primera fue en la escuela de mi hermano, donde se hizo una obra de teatro en representación del “día de la resistencia indígena”. Todo iba bien hasta que el niñito que interpretaba al primer alférez del barco, le dijo a Colón (interpretado por mi hermano): Tierra a la vista. Y estalló la risa y la burlita, que no cesaron cuando los indígenas, vestidos con sacos de papas mal cortados, llegaron al encuentro con los conquistadores, o cuando Colón señaló, desde su barco de anime, que volvería a España a comunicar la noticia de que había encontrado nuevas tierras. Al final, los orgullosos padres se burlaban mutuamente de los hijos del padre que tenían al lado y los muchachos, tanto indios como conquistadores se pelearon para que la maestra les diera un vasito con frescolita®.
La segunda fue ir a la proyección de Miranda Regresa. Desde hace mucho tiempo dejó de gustarme eso de ir al cine. Perdí el placer de sentarme en la butaca a ver una película. ¿Las razones? Varias, pero principalmente porque en los cines de San Antonio todo es vacilón y nadie te deja ver las películas, cuando no son los birriondos que deciden arrojar cotufas a las señoras de las filas delanteras, es el señor importante que no puede apagar su celular mientras se desarrolla la proyección, o la señora estúpida (la misma a la que le estaban tirando las cotufas) que empieza a preguntarle al marido que es lo que ve, ya que no ha entendido tal o cual cosa.
El otro punto obvio son las entradas; cuando yo era niño con 100 bolívares se iba al cine, costaban unos 50 bolívares las entradas y con 50 bolívares más te comprabas los refrescos, los boliquesos® y los caramelos salvajitos®. Ahora, ir al cine te puede costar una buena parte del salario mínimo; y eso que en San Antonio las entradas todavía no llegan a los niveles de Caracas, donde hay cines que te clavan 30.000 por una sala dizque B.I.P. (Burda Important Person); entonces a mí se me dificulta ir al cine y más aún ir en compañía de una chica, ya que sin darme cuenta me puedo gastar unos cien mil bolívares en algo tan tonto como ver un film y beber un refresco con dos chucherías mientras lo hago.
Pero por otra parte está la piratería que uno no sabe que pensar sobre ella; por un lado estoy de acuerdo con que por solos 2.000 bolos tengamos la película de nuestra preferencia en las manos; también es verdad que muchos de los vendedores de quemados (en especial los de la U.C.V.) tienen películas que jamás llegarán a nuestras carteleras porque los distribuidores nos subestiman y creen que el cine japonés, coreano o latinoamericano, no nos gustará y fracasará en nuestras taquillas. Igualmente es cierto que la mayoría de las copias piratas que circulan por ahí no son producto de que alguien las hayas grabado con una camarita de video; al contrario, los estudios tienen la culpa de que esas copias anden por ahí, nadie los manda a ser tan lambucios y es que si se fijan, la mayoría de esas películas tienen un letrerito que reza: Do not copy this film, this copy is property of Twenty Century Fox, only for award consideration. Ahí tienen lambucientos…
En lo que si estoy de acuerdo es en que las películas venezolanas no deben ser pirateadas, eso sería terminar de enterrar la moribunda industria del cine venezolano. Afortunadamente nuestros buhoneros entendieron eso y desde que los quemadores hicieron el pacto de no piratear Secuestro Express las películas vernáculas han desaparecidos de los anaqueles buhoneriles; los cineastas les han retribuido el gesto dándoles copias originales a los vendedores ambulantes para que las vendan cuando la cinta ya haya salido de las carteleras; es el caso de Al borde de la línea, Elipsis, Una abuela virgen, Miranda, y seguro que pronto aparecen Amor en concreto y 13 segundos por ahí. Se preguntarán adonde voy con todo esto; bueno, anteayer fui a las salas de cine a ver un estreno y pensé que sería una experiencia espantosa; afortunadamente me equivoqué, ayer pude entender un poco mejor de que se trata esto de ser venezolano.
Es decir, creo que anteayer me quedó claro que al gobierno le va a tomar mucho esfuerzo el encarrilar a los venezolanos por la senda de las declaraciones formales, la épica al estilo Corazón Valiente y la afectación historicista que desean meternos en la cabeza, demasiado Radio Rochela, demasiado Cheverísimo, mucho Conde del Guácharo y bastante Joselo quedaron patente en la segunda función del sábado en los cines de La Casona (el centro comercial, claro está). Me explico con esta crónica:
La proyección del film arrancó a las seis de la tarde, con unas tomas del Salto Ángel y de un ave que todavía trato de definir si era un tucán o un colibrí, salió la presentación de La Villa del Cine, y vienen los créditos, en letras blancas sin mucho diseño ni nada, la era del Chavezwood ha comenzado y el vacile también.
En los créditos se lee Dany Glover y alguien grita: Es con dos “enes (n)” bolsa. Don Francisco, dice un personaje y en la sala alguien mofa: ¿Dónde está “La Cuatro”? Minutos después está una reunión en la que echarán al padre de Miranda siendo expulsado del ejército por ser esposo de una panadera, alguien nota algo y en la sala se oye: Mira Briagoberto. Miranda se va a España y es asignado al frente de batalla en India, allá un niño intenta matarlo y a alguien en la sala se le ocurre: Hasta en esa época había carajitos malandros. Miranda es entrevistado por el fablistán y tose, al toser una sifrinita dice: Guao, o sea, Jorge Reyes si que le echó bolas a ese papel ¡Que lindo!.
La cinta avanza un rato sin más burlas, hasta que César Román señala “Miranda habla de una forma que me hechiza” y la sala entera se une al clásico: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYY PAAAAPAAAAAAAÁ. ¡Se perdieron esos reales! ¡Con ese vestiditos marrón cualquiera es pato! Y otros comentarios en esa onda salen de las bocas de los 30 espectadores que me acompañan en el cine. Miranda dice que sin sus libros, su alma se quedaría presa en Cuba, e inmediatamente alguien hace un comentario: Muchos se han quedado presos allá y hasta una pita solitaria se oye.
Y de ahí en adelante la proyección completa será así: burlas al francés del tipo “Mirandé qué un café” “imagínate a Chávez hablando francés”. Viene Mimí Lazo como la zarina y alguien dice “seguro que se la coge”. Aparece Fabiola Colmenares y se escucha lo mismo. Luego, “bestia el amigo de Miranda es igualito a Kiko”. En el juicio ante el tribunal francés, Miranda se defiende con fuerza y una doña espeta: “Verga Miranda era arrecho”. En el mismo juicio un personaje comenta “vamos a demostrar de que fue…” y alguien corrige: “verga son brutos hasta para escribir una película”. Luego, en la imprenta uno de los ayudante de Miranda se queja por la falta de pago y el “Ji ji ji, hasta allá están pelando” no se hace esperar. En esa misma escena baja Nohely Arteaga por unas escaleras y se ríen de ella. Alguien en la cinta habla de la mano de Dios, y una ratica del público, que ha estado lateándose a su novia, bromea sobre Maradona.
Las secuencia en que Danny Glover secuestra a Miranda y lo ata, son suficiente para que alguien diga “Coño y pensar que te pagaron 18 millones de dólares por el rescate ja ja ja”. Ante la indiferencia de la tripulación del Leander cuando se oye el grito de “Viva Venezuela” , la risita colectiva no aguarda y estalla en la sala. Igual ocurre con los disparos de computadora que se ven en algunas secuencias, tanto las de la Revolución Francesa como las del desembarco del Leander.
Luego viene la secuencia del envenenamiento, cuando el falso fablistán se arrepiente de lo que va a hacer y Salín quiere obligar al falso fablistán a comerse la manzana envenenada, las carcajadas se apoderarán de todo el cine. Igual es cuando vemos a Miranda en una ducha y las niñas recuerdan el video porno (eso fue lo que pasó en el cine, no es mi culpa, yo no soy moralista y me parece que lo que alguien haga en la intimidad de su hogar es su absoluto problema. Ojo pues.).
Miranda dice Carajo y alguien se da cuenta que hasta ese momento no se había escuchado grosería alguna en la película. Y bueno, cuando está en pantalla la firma del acta de la independencia todos murmuran que ese es el acto donde se firmó el decreto de Carmona. Termina la proyección y todos comentan: Güeno no estuvo tan mal, aunque sabemos por qué fue que Chávez mandó a hacer esta película. Pero bueno, por lo menos no perdí los reales. Apenas y si se oye a un maníaco extremista diciendo que la cinta es una mierda y que Chávez debía caer pronto.
Cap. 2 De Francisco Estrella.
¿Sabe usted quien es Francisco Estrella?, ¿no? Pues no se preocupe, yo se lo digo. Es el locutor oficial de Venezuela desde hace como 30 años.
Sobre Luís Herrera Campins, solía decir en sus alocuciones oficiales: “El Presidente trabaja con esfuerzo para resolver los problemas del país” .
En épocas de Lusinchi fue el encargado de narrar la cadena donde el señor Jaime reveló que los malvados banqueros lo habían engañado a él, pobrecito…
En tiempos de Carlos Andrés fue su voz la que le dio entrada a CAP cuando este señaló el 27 de febrero de 1989 que los muertos eran unos poquitos y que los heridos eran por los cristales rotos de las tiendas que estaban saqueando.
Cuando Caldera, fue este señor el que nos comunicó que el gobierno había tomado “la sabia decisión” de intervenir los bancos a puerta cerrada, en un día que significó la desesperación por la perdida de dinero de miles de venezolanos.
Ahora, en tiempos de revolución bolivariana este panita es la voz que acompaña las cadenas oficiales, las alocuciones y los innumerables actos oficiales donde se presenta el Presidente Chávez.
Igualmente la voz de este caballero nos ha acompañado en los miles de desfiles militares que se hacen para conmemorar las fechas que elevan nuestro orgullo nacional.
Siempre he querido hablar íntimamente con este pana, preguntarle que se siente ser la voz más rastrera y jalabola que conozcamos. Como es eso de trabajar repitiendo como loro verdades oficiales, las falsas cifras de los gobiernos, ocultando las cosas y sirviendo como voz desmentidora de los hechos reales que ocurren en las calles. Es decir, me gustaría preguntarle a este brother que sintió la noche del 27 de febrero cuando se fue a casa a dormir, como lo afectó el saber que los venezolanos, sin conocerlo, lo detestábamos a él, no porque fuera culpable de nada sino porque era su voz la que nos comunicaba nuestras desgracias. Y, sobre todo, me muero por ganas de preguntarle como hizo para ser ahora el fetiche favorito del Presidente Chávez, que se siente decir ahora nuevas verdades oficiales que desmienten las anteriores que también pronunciaba su voz. Ha de ser fantástico escuchar a un personaje cuyo trabajo ha sido el de renunciar a cualquier raciocinio y simplemente estar a disposición del gobierno de turno para decir las cosas que le pasan en un papel sin importan que tan reales sean. Es decir como renuncias a cualquier ética de vida y te conviertes en la voz oficial de corruptelas, asesinatos, violaciones a Derechos Humanos, genocidios, justificaciones de vagabunderías y mentiras de todo tipo. ¿Nunca le remuerde la conciencia?, ¿nunca ha sentido, minutos antes de leer una verdad oficial de Pérez de Chávez o de Lusinchi, un mínimo sentido de vergüenza al saber que lo que leerá es una obscena mentira o una barbaridad?
Siempre he pensado que este tipo, un día, escribirá un libro echándonos el cuento de su vida, revelándonos cada secreto de lo que ha pasado puertas adentro de Miraflores y como hizo él, para tragar grueso y decir sin problemas: “Ciudadanos venezolanos, en este día de disturbios y actos de vandalismo, el Presidente Carlos Andrés Pérez comunicará unas palabras de aliento a los venezolanos” . Ha de ser espectacular escuchar de su engolada voz que llevaba por dentro en esos momentos.
Pero de este señor lo que más me impresionaba, era su capacidad para la cursilería. Bicho pana, que arrecho eres. Este genio de la palabrería vacía, este cultor del hieratismo más puro, parece entrenado en Inglaterra por los más estirados caballeros de la corona. Cuando hay un desfile militar, este pana habla como cuatro horas seguidas diciendo vaina del tipo:
“El dulce crepitar de la Patria, retumba hoy en el paseo Los Próceres, cuando los valientes soldados del ejército Libertador, marchan solemnes para conmemorar un aniversario más de la firma de ese papel de gloria y hermosura que es el acta de la independencia.” “Los gloriosos muchachos de la marina agitan sus piernas de manera marcial para recordar que por mar también se defiende a la República”. “Allí vienen, descendiendo de los cielos profundos, los inmortales paracaidistas que vuelan como vuelan las almas de los niños que se impactan al verlos asombrados soñando un día estar entre ellos” “Y allí vienen los tanques imponentes e impenetrables de nuestro ejército, retumbando con la fuerza de sus motores e impresionando con sus poderosos cañones a quienes lo ven” “Vean, el Presidente llega al paseo Los Próceres y es aclamado por la muchachada que se haya expectante a que comience el desfile glorioso que llevará nuestro corazones al infinito y más allá” Buzz Lightyear. Dixit.
Creo que este señor tiene que ser un tipo profundamente reprimido y frustrado en su vida personal. No concibo que alguien, en su sano juicio, pueda arrastrarse tanto y ante tantos y ser una persona normal, de pana que no puedo creerlo. Que capacidad para jalar, para decir cursilería y, más que nada, para decir mucho sin decir nada. ¡Me quito el sombrero!
En los últimos años el señor Estrella, ha tenido exceso de trabajo; no solo por el aumento de cadenas y demás alocuciones, sino porque Francisco Estrella está trabajando hoy en día con un gobierno profundamente fatuo y con un Presidente bastante fausto. Un hombre que se encoleriza si el himno de Ecuador no suena a tiempo, un señor que realmente se toma en serio la solemnidad y formalidad.
No pude dejar de pensar en este brother mientras veía Miranda Regresa, tampoco pude dejar de pensar en que Chávez no sabe el país en que vive y lo jodido que le va a resultar convencer a los venezolanos con su visión formalista, antiséptica, hisopoprílica, grandilocuente y magnánima de la historia. Porque realmente no es una pésima película.
Cap.3 De miranda Regresa y Miranda, el de Diego Rísquez.
Si pudiera decir algo realmente malo de esta cinta, sería la mojigatería, la pacatería y ese ánimo de validar la historia oficial; en comparación con la cinta Miranda de Diego Rísquez, el Miranda de este film es ultra conservador, en vez de acostarse con una de las esclavas, apenas y si le recita unos versitos en francés. Aquí Miranda no le pone un dedo encima a la Zarina de Rusia, esto si acaso se sugiere. La colección de vellos púbicos que tenía el Miranda de Rísquez, desaparece de aquí; este Miranda no le da ni un piquito a ninguna mujer; está casado, se infiere que es monógamo y los hechos sexuales o amorosos de Miranda quedan reducidos a una conversación entre Miranda y el falso fablistán, en la cual Francisco de Miranda niega su cualidad de Don Juan y casi dice que todo es rumor y leyenda. Lejos de esto, esta cinta es mejor, o por lo menos es menos forzada.
El guión de esta cinta es más ágil, la historia se desenvuelve de forma limpia y segura, la historia se cuenta desde la óptica de un fablistán (César Román) que llega hasta La Carraca a entrevistar a Miranda (Jorge Reyes), quién ya está viejo y sólo cuenta con la compañía de Salín (Luís Abreu), su fiel sirviente, el único personaje ficticio del film. De las conversaciones con Salin, empieza a retroceder el tiempo para darnos la visión más oficial y menos polémica de la vida del prócer. De allí la película lo seguirá resaltando sus virtudes, mostrándolos impotente en sus derrotas, señalándolo como un hombre muy avanzado a su tiempo y por tanto incomprendido en sus intenciones de liberar y unir a América en un solo continente. Lo veremos con su testarudez, su gusto por la lectura, su amor por el ser humano y se omite cualquier dato que baje del pedestal a Miranda.
Aquí no hay nada nuevo, la historia que veremos es la misma que nos han contado desde niños, Henry Herrera, el guionista, no se atreve a decir nada innovador, nada que no hayamos leído en algún libro de historia oficial de esos que escribió Rubén Arias Amaro y que estudiamos en bachillerato. Nada de sexo, nada de defectos, los únicos errores que comete Miranda, son motivados por el ímpetu y la necedad de Miranda, de resto este Miranda es absolutamente impoluto y eso cansa. Sin embargo hay que reconocer que mientras la película de Rísquez se hacía insoportable por el vacío y mediocre guión de Leonardo Padrón, esta cinta logra mantener el ritmo y la atención del espectador, gracias a que la imposibilidad de recrear ciertos momentos no se tapa con inventos audiovisuales o escenas malhechas, sino que el guionista renuncia a esos momentos concentrándose en las intrigas e intríngulis de los procesos en que Miranda participó como la revolución francesa, la independencia norteamericana y su búsqueda de apoyo para una posible invasión a Venezuela con el fin de impulsar el proceso independentista que, finalmente, no pudo llevar a cabo, siendo derrotado en el desembarco del Leander.
Luego, quizás la parte más débil y abiertamente manipuladora de la cinta es cerca del final. El fablistán viene a representar a quienes no se comen la historia oficial y le pregunta a Miranda si no es verdad que Bolívar lo traicionó, y un Miranda amplio y comprensivo termina dándole perdón a Bolívar, diciendo prácticamente que el mismo hubiera hecho lo que Simón hizo. Además Herrera especula bárbaramente aduciendo que Miranda capituló con España porque creía que Bolívar estaba manipulado por “la oligarquía”; al final, vemos a Bolívar llorando casi arrepintiéndose de lo que ha hecho. En fin, esto es el evangelio según Chávez, cero compromiso, cero riesgo, todo bien limpio y comestible como para que nadie se ponga bravo.
Por otro lado, justo es admitir que la producción de la película es loable, en vez de recurrir a trucos cinematográficos con barquitos a escala y muñequitos en primer plano ante la falta de presupuesto, se hace una producción ajustada, con una buena representación de una trinchera francesa y, quizás en el mejor momento de la película, se recrea con mano adecuada la llegada del Leander y la conquista de La Vela de Coro. Claro que, la producción cuenta con recursos más generoso que los que tuvo Rísquez, por razones obvias. No hay que ser un genio para darse cuenta que, después del bodrio de El Caracazo, los señores de la villa del cine le pusieron ganas, aunque hay momentos en que se notan las costuras, a veces, es demasiado obvio el vacío en algunos encuadres, pero en líneas generales todo ese aspecto está bien.
Lamentablemente los uniformes blanco limpio insuperables te sacan de onda, el acartonamiento del vestuario, las pelucas mal puestas de muchos de los actores y cierto plasticismo, como los flequitos del uniforme de Armando Gota o la puesta en escena del acto de condecoración a los soldados franceses; a veces todo luce muy mecánico.
Afortunadamente el elenco entendió que no debían comportarse como maniquíes solo por estar haciendo un film de época. Eso es justo señalarlo; los actores, casi todo lucen cómodos y naturales en sus papeles, comenzando por el excelente Luís Abreu, su hijo Luís jerónimo, ambos con el mismo papel, pasando por la breve y extraordinaria aparición de Yanis Chimaras, un correcto César Roman, un ajustado Alberto Alifa y esta es la única actuación decente que le he visto a Carlos Mata, hasta Adrián Delgado luce contenido en su papel. Por otra parte está Mimí Lazo, que no sale del papel de siempre, Fabiola Colmenares un tanto forzada, y alguna que otra aparición incómoda, pero debo decir que el casting de este film es correcto. Creo que el mérito no es solo de los actores, también es el hecho de que se renunció a los diálogos portuñoles o españolmaracucho; no importa en donde se esté desarrollando la historia los actores no hablan un gringuito forzado o un gallego de Cheverísimo, todos hablan venezolano, excepto los actores españoles. En fin, quizás la mejor aportación de Luís Alberto Lamata es la dirección de actores.
A parte quiero mencionar a Jorge Reyes, este pana le mete el hombro a la película, realmente pensé que me iba a desternillar de la risa, esperaba eso de la película pero resultó no ser así, Reyes no luce creíble en todas las escenas, pero su esfuerzo es obvio y su actuación fue lo que más disfruté de el film.
Entonces, quizás el punto más significativo fue que el cine era puro vacilón y al oír lo que ya describí en la primera parte, solo podía pensar en los tipos de la villa del cine, en las intenciones del gobierno de hacer películas, desfiles fastuosos, fiestas para conmemorar la muerte del Che, y, la gente, vacilándose todo y riéndose a carcajadas, in your face, o sea en tu cara (1)
Sin embargo, como decía no es una mala película; sus intenciones de aleccionar, de dibujar con brocha gorda y sin matices la historia es obvia; pero no es una mala película, tampoco es una obra maestra, pero es entretenida, está bien actuada, bien dirigida, concluyamos diciendo que no es una cagada jalabolística tipo El Caracazo.
8/10
John Manuel Silva.
(1) Letra de Siente mi Flow, canción original de Vagos y Maleantes.
Loco, la parte 1 está genial. A pesar de que vacilé la parte 2 -nunca me había preguntado eso en ese caso específico pero es una excelente diatriba-, no le vi mucha conexión. Sinceramente, la parte 3 me pareció un poco redundar y te sentí tímido, como que querías subrayar que «de verdad» te había gustado la peli para que no te dijeran tirapiedra.
En fin, me quedo con la parte 1, una genial narración urbana que todos hemos vivido… ¿Qué se puede esperar de un país donde se come sushi y se bebe whiskey en el cine?
Saludos,
K.
Coincido con el kriseao. La parte uno está genial.
Para seguir en la nota, después de leer la parte tres, merece que te diga ‘aaaaay, dale un hijo pue’
:)
Para Ambos: Lo que pasa es que a veces, cuando escribo cualquier pendejada, siento que estoy escribiendo desde un escualidismo tonto, como si fuera columnista de noticiero digital. Pues bien, se trataba de no caer en los comentarios exageradamente negativos, no porque crea que el gobierno merezca alguna conmiseración, sino porque en el fondo, disfruté del fim, más allá del obvio vacilón con que te enfrentas a muchas escenas y al tono solemne y pacato de la cinta. Eso es todo.
Lo de Francisco Estrella tiene sentido, porque estaba tratando de hablar de la intención de los gobiernos (no solo del actual) de solemnizar cualquier inauguración de supermercado. Siempre me ha parecido un contra sentido esa magnanimización de las fechas como el 19 de abril o el 5 de julio, mientras la gente (inclúyome) se va pa la playa a bebé curda.
Una imagen que se me viene la mente es la de Lusinchi, saludando con la manito a sus amigos el día de su juramentación, mientras el señor Estrellla hablaba con su voz de ultratumba, diciendo cursilería grandilocuentes de muy mal gusto a través del micrófono del hemiciclo. Eso era, por eso el injerto del trabajo de Francisco Estrella.
Finalmente, afortunadamente los cines de san antonio todavía no están innundados por la estética de cines unidos, pero eso viene, ya en La Cascada se vende el sushi y creo que falta poco para el whisky.
Me queda el consuelo de saber que el cine los salias, sigue pareciendo un cine.
O a veces, cuando tengo tiempo, disfruto de las salas de la Previsora. De resto, hasta el cine del Centro Plaza, que solía ser un punto de buen cine y poco comercialismo, parece ir en camino a convertirse en un clon de los cines del Sambil.
La paradoja también es lo que mencionas: La subestimación del público por parte de los distribuidores. Nada peor que una cartelera decembrina caraqueña, donde todas las películas son “Santa Clause” (uno, dos, o mil) o muñecos animados. Creen que todos tenemos que ser brutos, y por eso para ver “Old boy” o “La vida de los otros” hay que calarse una silla de madera en las salas “intelectuales” de la ciudad que te dejan el culo plano y donde no puedes beber refresco porque te ponen cara de fo.
Los buhoneros han solucionado esto: Se consiguen películas prácticamente inexistentes o difíciles de encontrar incluso en otro lado (o demasiado costosas); personalmente conseguí clásicos de Takashi Mike y la peli de Masucci, “our latin thing” a un precio irrisorio. Si eso es así (y el cine caro, malo y con un público insoportable), ¿cómo estar en contra de la piratería?
Saludos.
Cierto. Te recomiendo que leas: http://correiacine.blogspot.com la mejor guía de buhoneros y películas piratas de Venezuela. Es en serio.
jajajajaja… pana excelente cronica vampirica. Por cierto, habra la posibilidad de que yo publique este articulo en un fanzine de mi autoria. Por supuesto con sus respectivos creditos e informacion que remita a la fuente original (esta web)? Gracias de antemano espero tu respuesta saludos
Iba a comenzar directo en mi comentario pero al leer las sugerencias en la parte superior en la cual piden tratar de ser civilizados, me pregunto. ¿quien escribió esto lo fue, atacando muy sutilmente a un procer de nuestra gesta emancipadora, tratando de minimizar sus logros y exaltando sus errores por llamarlos de alguna manera? a caso tu escritor, ¿tienes pruebas latantes de esos ragos negativos del Generalisismo?, no. Solo tienes lo que la historia comenta pero lo que ningún venezolano de verdad podrá jamás negar es lo grande que fue Miranda y que gracias a su semilla sembrada, Venezuela no es una colonia. Si les parece mal que el Presidente de un país enaltezca a sus proceres, entonces unete a la gente que critícas en la parte primera de tu narración, porque es hipócrita todo lo escrito y muy mengua tu lengua, porque no tienes ni idea de lo que significa ser venezolano.
Francisco Estrella Fue entrevistado en 1999 por el peridico Urbe y cuando le preguntaron si en realidad el creia lo que decia en las cadenas y actos oficiales, el solo respondio con un seco «NO» y añadio: «Mi trabajo es muy subjetivo» solo soy la voz oficial no soy el portavoz del gobierno de turno ni mucho menos de hecho, la mayoria de la gente reconoce mi voz pero no sabe como me llamo»