Serena la noche, turbio el corazón. Agitado el pensamiento, mientras las nubes pasean candorosas por el cielo. Un trompeta canta acompañando un son sabroso y relajadamente sensual, no hay concilio. La culpa corroe, el sentimiento se desvanece, el miedo ataca, y la memoria golpea justo en la cara que no muy complacida retuerce fríamente los gestos, sin sentir, sin saber que hacer… Desear cosas puede ser peligroso. Los dioses te oyen asi estés susurrando, y te castigan con un arma deliciosa , irresistible, tentadoramente sensual… obviamente aceptas el castigo y lo disfrutas.Luego viene el amargor, el llanto, el lamento, la herida.
Al final eres como el torero en el ruedo que enfrenta a una bestia hermosa, que suda, te mira, te seduce su poder, sus formas, su vaho, y el color rojo siempre está entre los dos. Pero te arriesgas, tomas el capote y lo enfrentas… y lo hieres. Ya no es sensual, ahora es lastimoso… le robaste su brillo , su pronunciada ligereza , esa que te atraía, descubriste que era débil una vez hundiste en su lomo negro brillante la espada, y le hiciste sangrar. Atravezaste su corazón con una sonrisa en la cara , pensando en nada. Ya no eres ganador, sólo asesino. Manchaste tus manos con sangre …
Hoy el ruedo es la vida. Soy la asesina.
Perdón….
(LGTS)