El Búfalo de la Noche: Me aburro!!!!

Mucho ruido y pocas nueces.El cascarón vacío de la temporada 2007, pues “Elipsis” fue el del 2006.No pocas expectativas habían con el lanzamiento de “El Búfalo de la Noche” por innumerables razones de orden mediático. Para empezar, el film suponía el debut, por la puerta grande, del estimado compatriota Jorge Hernández Aldana a las órdenes del gurú de las ficciones enrevesadas, Memo Arreaga, tras su sonada ruptura con “El Negro” de “21 Gramos” por conflictos de interés creativo.En efecto,el enlace por conveniencia llegó a su infeliz término durante el rodaje de “Babel” por un asunto de derechos de autor.Es decir,por un choque de egos inflados,envidias y resentimientos como para concebir la secuela de “Amores Perros”.

 A raíz de ello, cada cual emprende su camino en solitario, con la idea de zanjar sus diferencias en la arena de la oferta y la demanda. Acto seguido, el escritor se empeña en reafirmar el valor de su grito de independencia,al anunciar la inminente adaptación de su novela homónima, “El Búfalo de
la Noche”, a cargo de nuestra esperanza criolla formada en Polonia.De inmediato,la inmisericorde prensa especializada comienza a llamarlo de varias maneras:“el sustituto de Iñarritú”, “la marioneta de Arreaga” y hasta su “chivo expiatorio” de cara al posible fracaso de la empresa.

En contraste,el film consigue la codiciada distribución de
la Twenthieth Century Fox. Paralelamente, el cineasta obtiene el reconocimiento de la revista Variety, al ser considerado uno de los diez directores a observar(10 Directors to watch) en los próximos meses. Pero pronto la ilusión se desvanece con la participación de la obra en el Festival de Sundace,donde la reciben con tibieza. A continuación, las causas de la decepción. 

La fotocopia descolorida

En términos generales, la película carece de identidad, de vida, de nervio y de fuero personal, sin alcanzar el empuje de las anteriores entregas del guionista. Los planos, la música, el montaje, la fotografía y el argumento dejan en evidencia la enorme deuda con el patrimonio cultural de Alejandro González, Rodrigo Prieto y Gustavo Santaolalla, en una versión desangelada y mecánica de su propuesta grupal.

Por delante, la trama se quiere profunda, solemne, intensa, desgarradora, escandalosa y experimental, en el marco de un relato de cámara fuera de contexto. Una suerte de tratado de la desesperación con tintes de perversión trágica. Algo como “El Último Tango en París” revisitado por Diego Luna y sus amigos de los barrios acomodados del D.F. 

Por detrás, la superficialidad impera a diestra y siniestra, en el entorno de una replica pedante y soft core de la serie RBD, con baladas pavosas de Alex Synteck en la banda sonora. Una especie de tormento esquizofrénico forzado y conservador, a la altura de un video de Viart estirado al máximo.El bello tedio de unos niños melancólicos importados del melodrama puritano de la televisión azteca.

“La Mujer de Mi Hermano” en su variante pornodark a la gloria de las metáforas gruesas con los animales de cacería de Memo.Lo suficiente para declarar la victoria, por la vía rápida, de Iñarritú por encima de Arreaga en el round inaugural de su batalla cuerpo a cuerpo.Las apuestas por la revancha quedan abiertas.