El rayo del catatumbo debería caer sobre el salón Pirelli, como un bonito acto de justicia divina. Acabar con él, de una buena vez, y san se acabo.Nadie lo echaría en falta, nadie lo extrañaría, nadie lloraría su muerte súbita, salvo los acreedores, los herederos, los deudores y los celadores de su triste legado. Por cierto, una familia cada vez menos numerosa y popular, como quedó en evidencia el día de la “pírrica” inauguración, a donde asistieron padres, representantes, funcionarios, burócratas del medio e íntimos amigos, en una convocatoria de graduación oficial.Algo así como el acto de grado de la nueva promoción de la Misión Ribas, Misión Robinson o Misión Pinta Caritas en el Teatro Teresa Carroña. Pinta Caritas fueron y son los invitados a la fiesta.Pinta caritas con increíbles dotes para el maquillaje de figuritas alusivas a la premisa curatorial.
Por ello, incluso los promotores del evento celebrarían, a escondidas, la destrucción cultural de su edición 2007 a manos de la sabia naturaleza, tan vilipendiada y azotada por los cauchos de la compañía patrocinante del circo juvenil montado por el MAC, a imagen y semejanza de las minimegas temáticas orquestadas por el padrino Don Farruco Sesto.
Dos rayos del catatumbo serían suficientes para dar feliz término al maleficio. Por desgracia, el bochorno seguirá en pie hasta el 2008, como un castigo celestial, como una condena paranormal a los excesos de nuestra vanidad estética, cuando el concepto de arte ya no da para más, por culpa de las miserias de la condición humana. Mejor dicho, por culpa de las explotaciones indebidas por parte del poder.
En cualquier caso, el Pirelli es una pequeña muestra de la inquietante deriva del arte contemporáneo, asfixiado por los efectos contaminantes de la política de estado, la economía de mercado, la propaganda corporativa, la responsabilidad social empresarial,la prostitución mediática y la intoxicación informativa al servicio del proselistimo alternativo o altermundista.
Carentes de sentido y huerfanos de significado, ahora los chicos sin identidad encuentran divertido y lucrativo el ser modernos. En su ecuación individualista, ellos conjugan la suma y la resta de la fórmula Warhol para acceder a sus quince minutos de fama. Ellos asumieron el derrumbe de los proyetos colectivos y se embarcaron en una empresa de carácter egocéntrico, cuyo máximo capital radica en la fuente de sus imágenes de nulo alcance. De ahí, según Bauman, la proliferación de blogs y portafolios de myspace a la carta, inundados de complejos de inferioridad, de complejos de grandeza, de solitarios en comunidades sociales, de masas desesperadas en busca de contacto, y de toda suerte de perdedores radicales deconstruidos por Magnus Enzensberg en su clásico automático “Ensayo sobre los hombres del terror” .
A propósito, traigo cita a colación: ¿Y qué sucede cuando el perdedor radical supera su aislamiento, cuando se socializa y encuentra una patria de perdedores con cuya comprensión e incluso reconocimiento pueda contar, un colectivo de congéneres que le dé la bienvenida, que lo necesite? Entonces la energía destructiva encerrada en él se potencia hasta la más brutal ausencia de escrupúlos; se forma una amalgama de deseo, de muerte y delirio de grandeza, y de su falta de poder le redime un sentimiento de omnipotencia calamitozo.
Es así como se contagia la epidemia nacional por figurar, por aparecer y por dejar testimonio de la insoportable levedad de la existencia posmoderna en cualquier plataforma de exhibición publicitaria. Es así como surge la fiebre por los colectivos, por los grupúsculos de transvanguardia y por las pandillas de niñas malas estilo “Chicks Attack”, “Karne Fresca”, “Cheez Threes” y demás encarnaciones del vacío autoreferencial asumido como trampolín al estrellato. Es así como nace la más reciente generación de intelectuales precarios, escritores ,diseñadores, visualeros, cineastas y creativos amparados y subsidiados por el enorme reventón petrolero del siglo XXI. Es así como tiene lugar el último salón Pirelli. Una operación para la paz boliburguesa.
Sus obras, de baja definición, hablan por sí mismas. A primera vista, son , como diría Gerardo Savarce, la constatación de un arte inofensivo, literal, domesticado y reducido al juego mimético de la reproducción mecánica y deshumanizada de los flashes del catatumbo, en función de las coordenas impuestas con celo represor. Es decir, un conjunto de ilustraciones escolares sobre el fenómeno en cuestión. En otras palabras, la copia al carbón de la exposición criolla dedicada en honor a la botella de Coca Cola. Aquí igual pero con el relampago interpretado en no menos de 40 versiones simplificadoras, de las cuales ninguna se salva. Ni siquiera las traducciones románticas relegadas a espacios marginados del Museo. Como describirlas es un completo fastidio, apenas cumplo con denunciar la escasez de propuestas divergentes, la ausencia de investigación general,la carencia de participantes con trayectoria en el medio, la arbitrariedad de las ideas seleccionadas, y la omnipresencia de postales a diestra y siniestra, como para producir el calendario Pirellli 2008.
Paralamente, en un repaso a profundidad, las piezas delatan realidades más complejas, oscuras y terribles. Primero, cabría distinguir la amenaza de una sutil conspiración geopolítica, entre gobierno y propiedad privada, para censurar la libertad de expresión al ceñirla a la camisa de fuerza de la poética costumbrista, a objeto de evitar fricciones con la administración pública. No ya la emergencia de un realismo social decantado por la escuela fascista, sino la obligación de documentar el encanto metafísico de la madre tierra en actividad, cual pabellón del Museo de los Niños, cual glorificación ingenua del paisajismo local a través de la gestión del Ministerio de Turismo.
Segundo, la definitiva sumisión del MAC a las imposiciones centralizadoras del comisariado cultural encabezado por el combo de Zuleiva Vivas, a la luz de su relación parental con el vicepresidente Jorge Rodríguez(esposo de la nieta de Fruto Vivas).
Y por último, la triste confirmación del increíble éxodo de artistas jóvenes nacionales, quienes se niegan a convalidar la farsa, mientras salen del país al ritmo de la fuga de cerebros y talentos, al paso de la migración forzada de la era del Fhurer.Como si fuesemos una nación islámica al borde de la guerra, las olas migratorias de jóvenes inundan las embajadas en pos de mejores condiciones de vida. Ante su desaparición progresiva, los museos irán quedando en manos de los nuevos dueños del arte y de sus pirellitos. Esos que actualmente no tienen mucho que decir, pero que viven estrenando cortos y películas. Esos que trabajan como mercenarios a las órdenes de la gendarmería vernácula. Esos que únicamente sueñan con obtener los fines, a costa de los peores medios. Esos maquiavelos que acaparan la escena nocturna y gozan del respaldo de los comerciantes de lo cool. Esos que se rebelan para vender. Esos que dominan el negocio de la rumba, junto con tus alcaldes amigos. Esos que uno desea que los parta un rayo. Esa pila de fantasmas que siguen a continuación.
Absolutamente cierto! me encata esa frase.. «la insoportable levedad de la existencia posmoderna»… ese vacio tremendo de mentes y figuras.. Terrible pero muy cierto.. en este salón Pirelli (estos posmodernos de lso que hablamos ) estan buscanod el ánimo de Duchamp y Warhol pero esta tan deformada esa perspectiva del arte contemporaneo que termina siendo la ridiculización del objeto estético… Esa Vaciedad no se llena haciendo muchas exposiciones , ni llamando a la prensa para que vean como se mancha el arte con ideologías para luego ser expuestas. Q acertado estas mi querido…
Gracias por escribir, Gaby. Muy buen comentario.
He leído este artículo con gran asombro, por su capacidad de adaptación a la realidad de los salones de arte contemporáneo de Ecuador, sólo reemplanzando los nombres de los mercaderes de la cultura comprometidos con la explotación de su imagen en las páginas de sociales, estaría pintado para retratar la patética situación de esta generación productora de basura artística copiada de la propuesta estética de un mediocre reality show de Mtv… no han propuestas estructuras, no hay un mensaje claro, sólo una ideas recicladas hasta el aburrimiento de alguna revista del continente añejo…
Gracias por escribir desde tan lejos, Ma. Candela. Acertada opinión.
Buena Sergio, por lo visto seguimos Pirelisticos
Me gustaria ver las obras del autor de este articulo. Deben ser dignas del Guggenheim.
muy buena la critica que haces, aunque un poco destructiva, mucha politica mezclada, aun así creo que tienes razon