Si una niña, cuya madre es una alcohólica y drogadicta irresponsable, es secuestrada por un “buen hombre” que solo quiere cuidarla y darle una familia, ¿qué debería hacerse, dejarla con sus buenos captores o devolverla con su irresponsable madre?
Ese es el dilema al que se enfrentarán los detectives privados Patrick Kenzie (Casey Affleck) y Ángela Gennaro (Michelle Monaghan) luego de una truculenta investigación que emprenderán con el objetivo de encontrar, previa petición del tío de la niña Lionel Mc Cready (Titus Welliver) y de su abuela Bee Mc Cready (Amy Madigan) a la pequeña Amanda, desaparecida hace tres días de su hogar sin que su madre Helene Mc Cready (Amy Ryan) se muestre muy preocupada por el destino de su pequeña. Así, y luego de los naturales roces que tienen los detectives con el Director del departamento de niños perdidos de la policía de Boston Jack Doyle (Morgan Freeman) y el Detective a cargo del caso Remy Bressant (Ed Harris), los investigadores se meterán en una trama en la que todas las pistas apuntan hacia su irresponsable madre, bien sea porque esté directamente involucrada, porque la hayan secuestrado en venganza contra ella, o porque la niña haya desaparecido producto de su irresponsabilidad y es que cuando la niña desapareció su mamá estaba en un bar tirando con varios tipos.
Esa es la trama de la película pero el verdadero tema del film es la inutilidad de los métodos ortodoxos de la policía además de su corrupción y la decadencia de las personas. En esta cinta no hay héroes, todos los personajes son algo desagradables, desde el propio protagonista que reacciona con indiferencia y hasta con sorna ante el caso, su compañera y esposa, que luego de estar aparentemente involucrada sentimentalmente con la tragedia de la niña termina inclinándose a favor de los captores, pasando por la madre de la niña más pendiente de que el presunto raptor la perdone que de encontrar a la pequeña, siguiendo con los propios policías que por momentos no sabemos si están de un lado o del otro, y terminando con el oscuro tío de la niña, el personaje que nos simpatizaba al principio y que luego terminamos odiando. Claro que el hecho de que no sean héroes no significan que sean los villanos, nunca sabemos que son, todos tienen sus razones, sus motivaciones, tan legítimas o ilegítimas como las de los demás personajes.
Así se desenvuelve la sorprendente ópera prima de Ben Affleck, a quien recomendamos encarecidamente que siga haciendo films como este y que cuando se decida a actuar lo haga en películas como Hollywoodland y se deje de hacer tontas comedias románticas o estúpidas películas de acción. A destacar su excelente elenco, Affleck logró que Morgan Freeman dejara de hacer de Morgan Freeman y aquí por fin luce convincente y alejado de los lugares comunes a los que nos tiene acostumbrado con sus interpretaciones de viejo bonachón que dice monólogos a la cámara, Cassey Affleck sostiene la película sobre sus hombros y luce convincente en la piel de este personaje, Michelle Monaghan, Ed Harris y Titus Welliver los secundan y finalmente Amy Ryan realiza el mejor trabajo de su carrera.
Lo mejor de la cartelera.
9.5/10
John Manuel Silva.