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El verdadero fin de Papel Literario

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Nelson Rivera dirige Papel Literario en calidad de jefe editorial. Al mismo tiempo, Nelson Rivera comanda la agencia de publicidad empresarial “Nelson Rivera Comunicación Integral”, cuyo personal femenino interviene directamente en la producción del encartado. De hecho, las actuales coordinadoras editoriales de Papel Literario provienen de allí. En cualquier país del mundo, ello constituiría un pequeño escándalo por conflicto de intereses. En Venezuela no. En Venezuela lo aceptamos de manera natural. Es decir, naturalizamos la administración corporativa de un encartado literario. No es la primera ni la última irregularidad de Papel Literario.
Además, Nelson Rivera forma parte del consejo editorial de El Nacional, con lo cual la independencia de Papel Literario queda aun más en entredicho. No en balde, la función de Nelson Rivera en Papel Literario consiste en hacerle publicidad a sus amigos, aliados y contactos en el mundo editorial. Por eso, muchas firmas son vetadas por Papel Literario, y muchas novelas jamás contarán con una reseña elogiosa de Papel Literario, firmada por alguna de las marionetas de Nelson.
Nelson colecciona marionetas de desecho. Las aprovecha, las exprime y cuando cometen algún error editorial, las expulsa de su engranaje sin mayor compasión, después de humillarlas en público e insultarlas en privado con groserías como “hiciste una mierda de trabajo, acabas de hacer una cagada”.Nelson las utiliza como chivos expiatorios y como receptáculo de sus frustraciones. El machismo de Nelson se pierde de vista. Aparte, Nelson es frío, arrogante y calculador. No por nada, le dicen “el hombre sin alma” por los pasillos de El Nacional. La calidad humana de Nelson brilla por su ausencia. Es despótico, soberbio, despiadado y estricto como un profesor calvinista de los de antes.
Nelson impulsa la publicidad de la librería “A E Books” en Papel Literario. “A E Books” es como una especie de Librería Nacho pero más sofisticada. Allí venden desde revistas hasta agendas de la Pasqualina. Los libros son tan sólo una buena excusa, una bonita excusa para hacer negocios, bajo el paraguas legitimador de Papel Literario.
De igual modo, Nelson ordena qué y de qué escribir. Reparte libros y consigna pautas a la medida de sus condiciones. Actualmente, la única libertad de la nueva coordinación editorial reside en pasar de contrabando y en fomentar la carrera de su círculo íntimo y vicioso. Incluso, para nadie es un misterio la relación afectiva entre una chica de la coordinación editorial y un chico desconocido promovido, con curiosa insistencia, por Papel Literario. El chico, apenas un retoño y gracias a sus contactos adquiridos, consiguió publicar en Papel algunos adelantos de su socorrida publicación poética “El Salmón”. Para rematar el chiste, “El Salmón” se quiere a contracorriente pero en realidad se deja llevar, de forma muy pragmática, por la gran marea conservadora de Papel Literario, donde usted nunca verá a nadie salir de tono o decir groserías como Nelson cuando llama a vilipendiar por teléfono con términos de guapo y apoyado.
La propuesta reaccionaria de Papel Literario se descubre a leguas y radica en difundir corrección política a diestra y siniestra, aderezada con un lenguaje de supuesto especialista, formado en el ámbito académico. Es la representación idealizada e ingenua del intelectual como una figura mitológica, prolija, cartesiana e inmaculada, más allá del bien y del mal. Una caricatura simbolizada en el desfile de imágenes y palabras reprimidas, deslastradas de nuestra parte diablo. Siempre se proyectan fotografías glorificadoras, retratos beatificadores y relatos de una enorme solemnidad impostada, para justificar la visión ortodoxa de Papel ante la realidad nacional.
Papel discrimina y relega al olvido a miles de talentos probos de la cultura criolla, mientras le regala su primera plana a Rodrigo Blanco. Otro producto de la factoría de Nelson Rivera y asociados.
Papel es , en síntesis, una muestra de toda la hipocresía vernácula a la hora de enfrentar el tema de la literatura. Papel estimula una literatura adocenada y mercadotécnica, carente de perversidad, emoción y alegría. Sus jóvenes, sus nuevas firmas escriben como viejos, en el mejor de los casos, o pretenden escribir como un miembro acartonado de la academia de la Lengua, en el peor.
Papel es una trampa, una mentira, una vulgar tapadera. Papel no me habla claro. Papel esconde el fracaso de los intelectuales venezolanos. Papel disimula el vacío de referentes. Papel incentiva el conformismo literario y el apoltronamiento de las mentalidades en las generaciones de relevo, enseñándolas a renegar de sus orígenes primarios como colectivo. Los adolescentes, los jóvenes no son esa pandilla de ancianos fastidiosos y soporíferos de Papel. Fuera de Papel, la literatura avanza hacia espacios insospechados por Nelson. El futuro de la escritura no es Papel Literario. El futuro de la literatura lo escribimos nosotros, ahora mismo, en nuestras computadoras, nuestros celulares, nuestros blogs, nuestros papeles públicos y privados, emancipados de los yugos editoriales, corporativos, ideológicos, politiqueros y formales defendidos por Nelson. En el fondo me da mucha lástima con él y con ellos. Viven en un mundo al borde la desaparición, y no lo saben. Al final, se me parecen a la María Antonieta de la hija de Coppola.

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