Por fuerza, toca hablar de números. A 35 millones ascendió el presupuesto de la cinta, y obtuvo ganancias por el orden de los 55 millones. Por ello, fue considerada el primer golpe de suerte de la floja temporada del mes de marzo. La razón del éxito cabe atribuírsela no sólo a la casualidad de la fortuna, sino en especial a la envidiable suma de talentos reunida para la ocasión.Develemos entonces las cartas marcadas de la apuesta, según la vieja jugada de “Oceans 11” refrescada por la escuela publicitaria de “Puras Joyitas”.
En principio los dejó con el mono de la baraja, Robert Luketic, el Steven Sodenberg de la partida. Muchos lo valoran por su estupendo debut en la irónica “Legalmente Rubia”, donde revisitaba el filón de la comedia adolescente en recinto estudiantil, desde la óptica posmoderna de la doble lectura. Por eso, era tan fácil subestimarla como aprender a quererla.
En el mismo sentido, “21” retoma el sendero de la anterior película del joven realizador, al combinar tres esquemas narrativos con inteligencia, madurez y generosidad estilística.Primero, el aprovechamiento del recurso dramático del atraco perfecto. Segundo, el cultivo de la semilla abonada por Scorsese para “Casino” y por David Mamet para “House of Games”.Por último, conjugar las opciones precedentes con la atmósfera de la vida universitaria, para concebir la versión videoclipera de “Good Will Hunting” en el contexto de “Leaving Las Vegas”. Una metafórica reflexión acerca de la fragilidad de la existencia a los 21 años, como correlato de la ruina en la mesa de Black Jack. Es la dificultad para acceder al sueño americano del sistema universitario, en forma de mano de naipes.