Si, esa es una canción de la mexicana Yuri, de los años 80, y sí, se me cayó la cédula con esa confesión! ¿Dónde te agarró el apagón? Era la pregunta de rigor al día siguiente, aunque creo que esa pregunta murió a mediodía, ya nadie se acordaba del caos que generó en apagón de más de dos horas en casi todo el país, el martes 29. Menos mal que fue de día, la angustia aumentaba a medida que caía la tarde y se acercaba la verdadera oscuridad, la noche profunda sin luz. Primero que nada, colapsa el metro. Normalmente el metro es un desastre, sobretodo a horas pico y en las estaciones principales. No me quiero imaginar la gente atrapada dentro de los vagones, dentro de los túneles, en la oscuridad, sin aire acondicionado. Aunque hayan sido unos minutos, deben haber sido los minutos más aterradores de sus existencias, y si había claustrofóbicos, ni hablar. Probablemente haya sido más terrible que el día del choque de dos trenes en una de las lineas. La oscuridad es lo peor. Cualquier cosa se cobija en la oscuridad.
Luego los que se quedaron atrapados en los ascensores, mismo cuento pero en un espacio más reducido. Después el terror en clínicas y hospitales por los aparatos, especialmente los que mantienen vivas a las personas. Aunque fueran segundos los que se tardaron en prenderse las centrales de emergencia, fueron segundos literales de muerte.
¿Y en los cines? ¿Habrá que ir de nuevo y pagar otra vez la entrada para terminar de ver la película? Las papas de Mc’donalds quedaron crudas y seguro los helados se derritieron, ¿o es que tienen plantas de emergencia igual que los centros de salud?
En las oficinas, todo el mundo se tuvo que calar el calorón y la subidera y bajadera de escalones. Lo mejor de todo, fue el ejercicio obligado que tuvieron que hacer los habitantes de Caracas, acostumbrados a sus carros infames, al transporte público infame, al metro semi-infame. Tuvieron que caminar! En una ciudad que no fue diseñada para el transeúnte, para el peatón, donde los carros son más importantes que las personas, donde las pocas aceras que existen son angostas y están en mal estado o rotas por la insistencia de alcaldes compulsivos que no son felices si no rompen una calle al menos una vez al mes. A caminar por autopistas y elevados, por avenidas saturadas, como es normal, de individuos atrapados en esas máquinas mortales que tanto gozan de descuartizar cuerpos. Aburridos ellos porque no podían avanzar un metro sino cada media hora, mientras oleadas de gentes sudadas y con los callos ardiendo, les pasaban por los lados.
Escuchando la radio con pilas, que no se podía hacer otra cosa, noto que dos o tres emisoras hablan del apagón, el resto musiquita. Nelsón Bocaranda, tan bello él, dice que hay que tener cuidado con las bandas armadas de la revolución que están aprovechando «la oscuridad de las 5 de la tarde», para cometer sus fechorías. Elizabeth Fuentes se preocupa por el apagón nacional, pero no deja de hablar de las nuevas y muy fashion carteras ecológicas de la marca tal. En Radio Nacional Bolivia es más importante que el apagón. Y Enrique Lazo se maravilla de las bandas de rock inglesas de nueva generación.
¿Será un nuevo golpe de estado? ¿Será por el inminente anuncio del aumento de sueldo pichirre del presidente?¿Sera por la amenaza de nacionalización de Sidor anunciada justo para este martes? Nah! se quemó un cerro y eso fue todo. A las 9 de la noche el metro estaba gratis y casi vacío, las calles solitarias, un sueño de ciudad. Al día siguiente, la vida continúa, no pasó nada, nadie se acuerda, viene el puente del primero de mayo, eso es sagrado y más importante que cualquier cosa, nada detendrá mi viajecito a la playita.
Un amigo catalán me contaba al día siguiente, de un aumento inusitado de la población de la zona, luego de un apagón de 5 horas hace unos años en Barcelona. Es lo único que nos falta, sobre población y a causa de un estúpido apagón.
La reflexión última está en la dependencia que tenemos de la energía, con el calentamiento global y la crisis alimentaria, ya sabemos lo que nos espera. Primero será el aburrimiento, después la rabia, después la angustia y finalmente la violencia.
Y para colmo, yo me quedé sin pilas en el celular, minutos antes del apagón!
Mi reino, por una batería de Nokia!