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El Amor en 7 Bloques. (Cuento)

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La que inspiró esta historia. NO PREGUNTEN

1er. Bloque

–¿Ah? ¿Sí? je je. Bueno entonces para que seguir fingiendo, si ya tu lo sabes pues. Es verdad: ¡Tú me gustas!

–¿Perdón, cómo dijiste? ¿Qué te gusto? Bestia pana, me agarraste fly. Pero… …¿Como ocurrió?, es decir, sí es verdad; tú eres burda de amable conmigo, pero… …Ah claro, ahora capto, por eso el regalo, por eso no te molesta que te grite cuando me arrecho, por es que cada vez que me miras a los ojos puedo leer una suerte de ansiedad por mirarme.

A veces me doy cuenta como me contemplas, como me desnudas con la mirada, como sientes que si me voy, te vas a quedar solo. No son pocas las ocasiones en que he sentido que esa melancolía eterna con la que me miras no forma parte de tu personalidad sino que te sale cuando estás conmigo.

Como aquella vez que te pusiste a llorar cuando estábamos en el cine viendo aquella película, o aquella vez que te quedaste en silencio mientras contemplábamos el atardecer en San Antonio, sentados en el borde del jardín de mi edificio.

Ahora si entiendo porqué te gusta la guayaba, porqué disfrutas al beber jugo de naranja, porque te gusta comer helados bajo la lluvia cuando estás conmigo. Ahora si entendí cual fue la razón por la que no te alegraste al enterarte de que había fantaseado con aquel chico.

Tú, que siempre me decías que me liberara, que dejara de ser tan galla, que me entregara a mis emociones más naturales, al salvajismo de mi apetito, a la indomabilidad de mis deseos y cuando lo hago y te lo confieso: Tú arrugas el rostro y miras hacia el suelo como si acabaras de admitir un crimen. Entonces te gusto, pues bien. A mí, tu no me gustas, lo siento mucho mi vida, pero no puedo aceptarte, aunque tampoco quiero herirte, así que… …Dejemos esto entre nosotros, ¿estamos? Aunque podemos seguir siendo amigos, siempre y cuando te comprometas a olvidar que esto pasó.

2do Bloque

–¿Cómo me va a molestar que me grites? Al gritarme siento la rudeza de los desgarramientos de tu garganta, siento el timbre de mi oído vibrar por los decibeles de tu voz de terciopelo.

En realidad no te desnudo con la mirada, mis intenciones para contigo traspasan por mucho la sexualidad. Cuando te escruto con los ojos en realidad estoy tratando de encontrar un punto que te conecte conmigo, una tristeza que me hayas ocultado, una herida que no haya descubierto. Si alguna vez me sientes recorriendo tu cuerpo con la pupila, acariciando tu pecho con el aire que exhalo de mis fosas nasales, si alguna vez sientes que mis pensamientos están lejos de donde estoy contigo y cuando volteas ves que mis sensaciones están recorriéndote por detrás, buscando una suerte de tesoro enterrado en tus caderas, investigando tu espalda, o simplemente posándose al lado tuyo sin que lo notes; no debes creer que es porque me atraes físicamente, es solo que a través de tu anatomía mis sensaciones pueden penetrarte lo suficiente como para llegar a tu alma.

Sí si, se que suena cursi, ¿pero como no ser cursi si cuando estoy a tu lado me doy cuenta de que el sol existe?, se que las aves vuelan sobre la ciudad, se que el viento rodea los cuerpos de los miles de zombis que habitan este infierno sin que se den cuenta de que el aire los viola mientras caminan. Cuando te me acercas es que renuncio a mi soberbia y acepto que en el universo hay cosas que no controlo, como la muerte a la cual nunca temí pero ahora le huyo ya que no se si a ella se le ocurrirá venir a buscarme ahora que por primera siento que respiro, existo y camino por una razón y no por inercia.

Las guayabas no es que me gusten sino que cuando las muerdo y se disuelven en mi boca imagino que es tu sexo el que me estoy devorando, siento que el dulce jugo que surge de su pulpa cuando las exprimo con mi lengua es ese néctar delicioso que algún día emanará de tu cuerpo en señal de placer por tenerme junto a ti.

¡Oh sí, es verdad¡ estoy hablando de sexo contigo, estoy expresándote mis deseos pero, ¿cómo no hacerlo? Como no desearte si cada vez que me rozas provocas que mi hombría sobresalga del cierre de mi pantalón sin que pueda controlarla; y esto no debe hacerte sentir mal o sucia, siempre he pensado que si de verdad Jesús existió y fue el mas grande de los hombres debió haber experimentado la desesperación de una erección, el ardor de una fornicación y el inexplicable alivio y placer de una eyaculación dentro de la mujer que se ama, pero ya sabes que no creo en nada religioso así que solo me queda justificar la pasión que me haces sentir echándote la culpa por ser tan atractiva.

La melancolía que siento no es por ti, es por mí. Es que me entristece ser tan cobarde, tan pusilánime, tan imbécil para escucharte en silencio sin gritarte que te amo, no es que me gustas, es que te amo.

Aquel día en el cine lloré por la película, pero no por el contenido de la misma, sino porque se acabó y con ello te irías y no volvería a verte hasta la próxima semana: contemplaba que me había pasado junto a ti cerca de dos horas y que el plan que tenía para declararte lo que sentía no lo había podido ejecutar debido a mi proverbial cobardía.

Cuando estábamos sentados en el jardín del edificio en el que habitas, yo no me puse en silencio para contemplar el atardecer, sino para escuchar los latidos de tu corazón, para saber si estaba latiendo tan rápido como el mío.

Tus fantasías con el otro tipo no merecen mayor explicación: CELOS, tan simple como eso.

Pero el jugo de naranja lo consumo esperando que el cítrico me alebreste el paladar y me haga despertar del sueño que siempre me domina cuando pienso en ti, pero es imposible ya que ni todo el ácido de Chernóbil podría convencer a mi lengua de que dejara de añorar posarse dentro de tu boca así sea un segundo.

Y los helados bajo la lluvia, ¿ya lo olvidaste? Éramos unos niños aquella tarde en la que fuimos a las comparsas carnestolendas de San Antonio y comenzó a llover, tu le dijiste a tu mamá que te comprara un helado y ella se negó aduciendo que la lluvia y el helado eran una combinación fatal. Yo cargaba unos 200 bolívares en el bolsillo de mi pantaloneta que había ahorrado para comprarme un Milky Way, aquel chocolate que estaba de moda y valía 400 bolívares porque era “importado de los iunaite estey”. Lo pensé, y no lo creas me dolió mucho desprenderme de esa plata, pero lo hice: compré dos Chocolito uno para ti y otro que me comería yo, tu me diste un inolvidable piquito, el primer beso de mi existencia (y el mas inolvidable), y luego corrimos por la plaza Bolívar comiéndonos nuestros helados bajo la lluvia. ¿Cómo no hacerme adicto a esa costumbre después de eso? A veces pienso que como helados bajo la lluvia con la esperanza de que algún día te acuerdes y decidas regalarme otro beso, he besado a muchas y ningún labio por muy carnoso, rojo, fino o grueso, suave y terso, o áspero y árido que sea, ninguno, NINGUNO, se asemeja siquiera a aquella boquita pequeña posándose sobre la mía cuando tenía 8 años.

¿Qué no puedes aceptarme? ¿Qué no te gusto? Puedo saber: ¿Por qué?

3er. Bloque

–¡Es verdad!, tu siempre estás conmigo, cuando entristezco me voy a tu hombro y empiezo a llorar hasta que descubro tu brazo pasando sobre mi cuello y posándose sobre mi cabeza para acariciar mi cabello y acompañar a tu voz que siempre me dice las palabras correctas.

Sé bien que si hay alguien a quien puedo llamar a media noche porque tengo miedo eres tú.

Sé también que si una persona puede aceptar la culpa por mí en caso de haber cometido un crimen esa persona también eres tú. Sé lo que piensas, lo que dirás, lo que sientes, lo que vas a preguntar, tus temores, tus motivaciones, tus sueños, tus pesadillas.

En las mañanas cuando me siento a comer Zucaritas con leche pienso; que en ese momento debes estar sentado frente a tu computadora escribiendo los poemas y los cuentos cortos que me leerás en la tarde.

En las tardes mientras me lees los escritos; te imagino temeroso de que terminen y yo te diga que no me gustaron.

Y en las noches cuando duermo; me gusta salir de mis sueños y meterme en los tuyos, verte contemplar a Nelly Furtado mientras te da un concierto a ti solo bajo la lluvia frente a la torre Eifel. O cuando sueñas con Natalie Portman haciéndote el amor en una góndola en Venecia, como bien sabes me pongo voyeurista mientras sueño, los veo y pienso que sería grandioso que me hicieras lo mismo que le haces a ella. También recuerdo que una vez que entré en esos sueños tuyos pude verme a mí, haciendo el amor contigo sobre una montaña empapada de nieve cuando me vi, simplemente sonreí.

Cuando te creo acompañado no siento celos, al contrario creo que te quiero tanto que me alegro y me pregunto si la chica que está contigo sabrá que hacer con tus complejos, con tu circunspección, con tus ojos brillosos y con toda esa pasión contenida que llevas por dentro y que drenas a través de las palabras. Sé que cualquier mujer se sentirá única estando contigo, puedo imaginarte haciéndole desayuno en la mañana a la mujer a la que llevaste al más alto pico de placer en la noche.

Ahora bien, ¿Cómo se llama eso? Se llama amistad. Yo te necesito, te extraño, te acompaño, y necesito que me acompañes, lloro contigo, lloras conmigo, me meto en tus sueños y estoy segura que muchas veces has venido a espiarme en los míos. Y que crees, ¿qué eso significa que te amo? No, eso significa que somos buenos amigos, hermanos si quieres, pero no es amor.
Yo no sé que es el amor, pero sé que no es lo que hay entre nosotros.

Tú si me gusta, es mas me encantas. Me fascina verte sentado en ese, nuestro jardín, leyendo lo que tu mismo escribiste. Me enloquece cuando sueltas algunas de las ensayadamente irónicas frases que dejas caer frente a los demás, las caras que ponen esos cretinos cuando te escuchan. Tus complejos me parecen extraordinarios, sobre todo porque creo que cada una de las cosas que te hacen sentir inferior son las mismas que las de otros hombres, solo que tu tienes el valor de admitirlo: Saber que estás en casa midiéndote el miembro porque crees que lo tienes mas pequeño que el de los demás, imaginar que estás frente al espejo viéndote la panza pensando que quizás es demasiado abultada y podría no gustarle a la mujer con la que te acostarás, ¿te mides los muslos? Yo imagino que lo haces y que te encabrona vértelos tan gruesos, ¿cuentas cuantos cabellos se te han caído y anotas en un calendario la progresión en el aumento de la caída de tu pelo, calculando cuando te quedarás calvo? Porque yo también sé, a pesar de que no me lo has dicho, que eso te acompleja.

Y también debería decirte que me gustan tus carnosos labios, esos que besé hace 14 años comiendo helados bajo la lluvia, en lo que también fue mi primer beso. O tus manos grandes y hábiles para la caricia. O tu sonrisa imperfecta que deja entrever tus deformes dientes, tus encías roídas, tu lengua intacta y el interior de tu cavidad labial reventada por esa manía que tienes de morderte la boca por dentro.

Pero eso es todo, no siento nada mas por tí, y por eso no puedo aceptarte.

4to. Bloque

Una vez alguien me contó que deseaba que cuando el verdadero amor llegara a su vida alguien lo golpeara en la cabeza para darse cuenta. Quizá en este momento debería golpearte en la nuca para que lo notaras.

Aunque creo que tienes razón en un aspecto; eso que describes allí no es amor. Tú no deberías estar conmigo porque me necesites, o porque te apoye en momentos difíciles, eso es lo que hacen los amigos o familiares. Tampoco debes estar junto a mí porque te desee, desearte ha de ser el deporte favorito de todos cuantos te conocen.

El que entremos mutuamente en nuestros sueños (porque es verdad yo me meto constantemente en los tuyos) no significa que estemos enamorados, eso es conexión, y es mas, eso es muy malo porque significa que estamos demasiado conectados y somos demasiado parecidos como para disfrutar el uno del otro.

Una de las razones por la que deberíamos estar juntos es que cuando estás con los otros siempre estás contemplando la posibilidad de estar conmigo, los ves a ellos y piensas que sería grandioso que ese fuera yo. Es esa sensación que te invade; tú lo sabes, al estar en el cine con Juan escuchando sus historias sobre los carros tuneados que ha visto en las calles de San Antonio en los últimos días.

Cuando sientes que la lengua desesperada de Pedro entra por tu boca buscando la rápida excitación e ignorando la maravillosa sensualidad.

Lucas y tú acostados sobre la grama de nuestro jardín, tú tratando de explicarle el nombre de cada constelación y él haciendo chistecitos malos acerca de cual estrella se parece a la cabeza de quien sabe quién.

Mateo eyaculando desesperadamente dentro de ti mientras te dice obscenidades con las que pretende despertar tu morbo. Por cierto, ¿por qué te gusta salir con chicos mentados como apóstoles? Ah ya sé, seguro que también es buscando contradecirme: Tú sabes que te gustan esos idiotas porque son distintos a mí, porque en el fondo de tu ser deseas alejarme de tu mente y crees que lo lograrás saliendo con opuestos míos. Crees que al salir con chicos superficiales e idiotas podrás evadir ese llamado oscuro y gótico que te susurra el lado izquierdo de tu corazón y que te dice que soy yo el hombre al que amas. Es tan obvio que tú también sientes lo mismo que hasta los buscas con nombres de apóstol sabiendo que soy ateo. Pero te digo algo Karina, el amor es ineludible, mas aún cuando proviene de la honestidad, esto creo que debo explicártelo:

No sé si te había dicho que la mayoría de las personas se enamoran de mentiras ¿Tú sabes por qué los matrimonios fracasan? Porque el matrimonio es eso, ir descubriendo de manera paulatina toda la farsa que construiste o construyeron para ti cuando estabas enamorado. Nos han enseñado a “cazar” a nuestras parejas como si fueran cerdos que comeremos en navidad, eso hace que nos preparemos para la cacería. La preparación para esa cacería no es otra que inventarnos mas interesantes de lo que en verdad somos para convertirnos en carnadas y atrapar nuestra pareja, cuando la pareja cae en la red no cae seducida por nosotros sino por el yo que nos hemos inventado para capturarla. Luego llega la cotidianidad del noviazgo, o peor aún, la del matrimonio y entonces nos cansamos de fingir, surge quienes somos en realidad y se acaba el amor. Pero cuando el amor surge entre dos auténticos, cuando crece sobre la honestidad, entonces es un amor indestructible, o al menos eso creo.

Entonces, ¿por qué seguir huyendo?, ¿por qué seguir justificando tus sensaciones y analizando lo que sientes, creando esas mediocres filosofías acerca de lo especial que soy para ti, pero del como es imposible que estés conmigo bla bla bla? Deja de hacer eso porque es un rasgo terrible de tu personalidad, ese de andar justificando una falsa insensibilidad para acorazarte contra las heridas. Deja las poses, dime que no me amas, pero no mirándome a los ojos como dicen en las telenovelas sino mirando tus ojos en el espejo y diciéndote a ti, a TI no a tu personaje, que de verdad no me amas y si lo haces, prometo dejarte en paz.

5to. Bloque

Coño chico, tú sabes que la vida es mas que eso. Esas cosas que describes parecen parte de una balada pop de Ricardo Montaner, pero eso no es la vida.

¿Crees que me conoces porque imaginas mis ilusiones, o porque lees lo que hay en mi mente cuando me siento vacía? ¿Y dónde dejas lo demás? Es muy fácil ver la vida desde la histeria de los sentimientos sublimados, pero que tal verla desde la cotidianidad, desde la realidad.

¿Cuál es tu realidad? La de un chico con 23 años de edad que todavía vive con su padre. Eres un fracasado intento de escritor. Eres un chico al que nadie, excepto yo, puede decirle que está equivocado. Eres soberbio, petulante, y además romántico. Ese romanticismo hace que puedas camuflar lo que eres debajo de esa imagen que de ti mismo has creado, de ser un hombre introspectivo e intenso. Tú no eres intenso, solo eres un cobarde. Hasta donde recuerdo siempre le has temido al mundo: Te sientas a esperar al amor de tu vida en vez de salir con una chica e intentarlo. Lees miles de libros que te cuentan grandiosas historias, esas historias que nunca tendrás los cojones de vivir.

¿Tú sabes lo que es despertar satisfecha con un hombre que no amas pero con el que te imaginas pasando unos cuantos años? ¿Sabes como me siento cuando llego a ese maldito trabajo que detesto, cuando contemplo que tengo un título universitario que básicamente me sirve para una mierda? Es tratar de vivir men, tratar de existir, buscar la felicidad en los lugares comunes, encontrarle sentido a las cosas prefabricadas, saber que se está en un sitio y que no es malo estar estando, es decir estar existiendo, sin pretensiones de cambiar el mundo solo queriendo vivir; y no me digas que estoy renunciando a mis sueños, que me entregué, que soy una fracasada, que me adapté y dejé de ser aquella chiquilla que quería pilotear un avión y que terminé conformándome con ser secretaria en un consultorio de ginecología.

No es renunciar a tus sueños, tampoco es madurar y convertirse en lo que una tanto detestó, es vivir brother. La vida es mucho más que andar recorriendo tus depresiones, tratando de sacar de ellas frases poéticas que te hagan sentir viva por estar triste. Tampoco es idealizar la felicidad, creyendo que un día te levantarás y descubrirás que tienes al amor de tu vida a tu lado, el trabajo que amas y que mientras lo piensas pasarán tus hermosos hijos corriendo a la cocina para que le hagas el desayuno y entonces pensarás: “Guao ahora soy feliz”.

Igualmente mi estimado amigo, la vida no es sublimar la pasión y el deseo, creer que al desnudarte ante un hombre le estás entregando todo lo que eres, que el roce de una mano con una piel contraria es algo eléctrico, que el estar a oscuras encerrados en una habitación con alguien del sexo opuesto es compartir una intimidad importante, imaginarte con una chica susurrándole al oído mientras la penetras, creer en la absoluta sensibilidad femenina que te hace sentir poderoso cuando mimas a tu pareja en la cama. ¿Alguna vez has considerado la posibilidad de que tu visión de la vida sea errónea?

Yo creo haber encontrado la clave para ser feliz como soy: No pretendo que a estas alturas alguien llegue al consultorio a ofrecerme un puesto como pilota y me diga: “Karina, queremos que pilotees un Boeing 747 porque ese es tu sueño y creemos que es malo que no lo cumplas” Espero algo mas sencillo, espero que alguien llegue al consultorio con ganas de hablarme de sí, con ganas de contarme como se enamoró del tipo que la embarazó y empujó a ir al ginecólogo.

Espero que lleguen esas pacientes hipocondríacas que siempre me hacen reír con sus quejas ficticias, me gusta mucho ver al doctor encerrado en su consultorio repitiendo la misma rutina con todas, diciendo las mismas desgastadas palabras que dice siempre y pienso en lo intrascendente del romanticismo, en lo inútil de la irreverencia, en lo estúpido de estar viviendo de ilusiones cuando quizás si nos entregáramos a las cosas simples e irrelevantes no tendríamos tantas decepciones porque encontraríamos la forma de divertirnos en un mundo que nunca dejará de ser cíclico y repetitivo.

Eres tan egocéntrico que crees que salgo con tipos nombrados como los apóstoles porque trato de contrariarte. Aunque es verdad sí trato de contrariarte, porque aunque te adoro, creo que me hace daño estar cerca de tus postulados. Creo que desde hace rato me cansé de que me ilusionaras y luego no tuvieras el valor de aventurarte conmigo. ¿O es que se te olvidó que en nuestra adolescencia tú también me decías esas cosas que me estás diciendo ahora?

Yo no he olvidado aquellas noches en las que, escondidos de tu papá, nos sentábamos a conversar sobre lo que haríamos y no haríamos y tú me decías que algún día me secuestrarías y me llevarías a vivir a Venecia donde pasaríamos la vida paseando en góndolas y volando en vuelos nacionales por toda Italia o incluso vuelos trasnacionales por Europa. Aquellos días en que me prometías una vida distinta, donde cada día valdría la pena, y siempre podría amanecer con una sonrisa porque seríamos tan asquerosamente felices que nos aburriríamos de serlo.

¿Qué pasó con ese chico? Ese niño que bromeaba conmigo y ocultaba bajo los chascarrillos sus verdaderas intenciones, ese carajito insolente que me faltaba el respeto con una sonrisa dibujada en su regordete e iluminado rostro. ¿Cómo se transformó en este personaje que solo le queda escribir cosas pseudo-intensas en un blog que nadie se preocupa en leer? Eres ahora un chico que contempla el paso de la vida mirando desde su ventana, o viendo su reflejo en el espejo que le dice que a lo mejor algún día, quien sabe y de pronto tendrá el valor de vivir.

¿Ah?

Yo, es verdad, vivo y sufro, pero ¡Hey!: Yo sufro. Tú no sufres, no te alegras, solo te queda estudiar en tu casa la naturaleza de las personas para poder defenderte de ellas las pocas veces que tienes el valor de confrontarlas. Solo te queda ser quien eres y apostar a que alguien perspicaz se percate de quien eres y te diga que eres distinto y que por eso vales la pena.

¡Es verdad! A veces creo que me gustaría volver a ser aquella niña que te besó en
la Plaza en aquel carnaval lluvioso. Pero eso es parte de las cosas, ese sentirse triste y añorar una vida distinta es algo normal en los seres humanos, se llama INCONFORMIDAD, no se llama amor.

Me demuestras que me conoces porque te metes en el fondo de mi alma y adivinas cuales son las sensaciones que están allí cuando no estás, es decir: crees que finjo cuando sonrío, que es imposible ser feliz sin ti, sin tus elaborados retratos sentimentales, pero ¿sabes qué? Estás equivocado, porque aunque te cueste aceptarlo o creerlo, yo soy feliz. Soy feliz cuando me río del mundo desde mi cubículo, cuando me río a carcajadas junto a mi pareja porque me acaba de decir una cochinadita al oído y me ha prometido que apenas lleguemos a casa tiraremos como conejos durante horas. Soy feliz cuando veo el sol saliendo en las mañanas diciéndome con su presencia que si él es capaz de salir todas la mañanas sin excepción porqué debería yo de encerrarme en mi casa a esperar que la vida venga a buscarme cuando quizás lo que debo hacer es encontrar el lado amable de la vida que ya tengo. ¿Sabes cuando soy inmensamente feliz? Cuando después de pensar en ti me doy cuenta de que estás solo y triste, que estás desde la barrera observando a los demás y juzgándolos mientras ellos viven su vida y seguro ni notan que existes.

John, la vida es mas que esas bellas ilusiones que me expresas, haz algo: Vive tu vida, sal con una chica que no amas, reúnete con un borroso personaje a hablar cosas tontas durante horas, consigue un trabajo que no te guste, deja de leer y escucha una canción tonta, no se, un reggaetón, ve a una disco a bailar música predecible con desconocidas, sal a la calle y trata de recorrer esta ciudad sin analizarla, solo mirándola. Y luego vienes con el corazón medio herido y medio contento, vuelves cuando hayas llorado, cuando te haya dado un ataque de risa, cuando hayas tirado por placer, cuando tengas un grupo favorito que sea tan malo que te de vergüenza admitirlo. Y entonces vemos que pasa, entonces me hablas y me dices que me conoces y que quieres hacerme feliz, si lo haces yo te acepto y te invito a que vivamos una vida feliz.

A que nos vayamos un fin de semana a La Guaira, a nadar en Camurí Chico, a comer pescado frito en el centro de la ciudad. Te invito a que veamos un Sábado Sensacional completo y nos burlemos de la chaborrería de nuestra TV y luego hagamos el amor rico rico y luego de hacerlo sepamos que esa es la vida y que debemos vivirla y sonreír mientras lo hacemos. ¿Entiendes?

Una vez alguien me dijo que una chica estaba siendo cortejada por un señor algo mayorcito. El señor en cuestión siempre le decía a la chica que la llevaría a Paris, que la llevaría a un crucero, que le compraría joyas, que le regalaría un carro, que le mandaría a construir una mansión. En cambio ella, solo quería que le invitaran un café. Un día, el tipo le dijo que buscara su pasaporte e hicieras sus maletas porque la llevaría a Francia como se lo había prometido. Ella hizo las maletas y se fue al aeropuerto, al llegar, se percató de que él nunca llegaría. Al final el tipo nunca llegó, nunca la llevó a Francia ni nada de eso y lo que es peor: ni siquiera le invitó a tomar el café que era lo único que ella quería. Creo que lo mismo me pasa contigo, estás ofreciéndome el mundo pero, ¿por qué no me ofreces algo pequeño primero? Ofréceme que dejarás tus prejuicios y me llevarás a bailar esta noche, ofréceme que tendrás el valor de hacerme el amor bien rico, vamos ven, sube, vamos a mi cuarto, te reto a que me desnudes y me cojas. Pero tú no te atreves a algo tan simple por eso vienes aquí con toda tu superproducción sentimentalera, en cambio allá arriba está un chico sencillo, que a diferencia de ti, no sabe hablar prosaicamente, pero que me acompaña y me quiere; tan sencillo como eso. ¿Ahora sí me entiendes corazón? Tú vives, y creo que siempre vivirás en mis ilusiones, pero no en mi vida real.

6to. Bloque

¿Sabes qué día es mañana? Es día de los enamorados, por eso no me afectan todas esas cosas terribles que dices de mí. Sí, ya se que es una fecha comercial pero lo que debes preguntarte es si acaso esa fecha comercial no debió ser creada para las personas como tú. Esas personas que han perdido la ilusión de vivir.

Una vez alguien me dijo que de todas las cursilerías la peor de todas era esa que rezaba que no se podía creer en el amor. En el amor como esas ilusiones exageradas que tanto parecen molestarte.

Y sí, es cierto, yo he fracasado en casi todo lo que me propongo, la mejor muestra es esta conversación, me propuse conquistarte y terminas haciendo un esfuerzo por hacerme sentir mal. Pero la vida no es solo lograr las cosas que se quiere, la vida a veces; es solo intentarlo. Argg, lo lamento, sé que eso sonó muy a fracesita de librito de autoayuda, muy a Paulo Coelho, pero es verdad.

No voy a seguir discutiendo contigo, ya estoy cansado y sinceramente no tengo ganas de descifrarte hoy.

Hagamos algo: Esta noche, consúltalo con la almohada, duerme plácidamente y piénsalo en tus sueños, te autorizo para vengas a espiar en los míos; aunque te advierto que probablemente tú estarás allí y te encontrarás contigo misma. Mañana te llamaré y tu sabrás esta clave: Si respondes haciendo referencia a las ROSAS yo sabré que tu respuesta es SÍ. Que te cansaste de fingir y de defenderte, que te asumes frágil frente a mí y que quieres que vaya contigo a hacerte el amor con los ojos abiertos y la luz prendida, para así no tener que ocultar tu tristeza mientras tiras, como lo haces ahora.

Si respondes haciendo referencia a los CLAVELES yo fingiré que nada de esto pasó y propondré un tema baladí para conversar y olvidar para SIEMPRE que propuse estas cosas.

Yo sé que serán las rosas las que recibirán a mi voz mañana a través del teléfono y por eso, me voy ahora y te dejo sabiendo que tu me amas a pesar de que lleves toda una vida intentando suprimirlo dentro de tu ser.

Chao, espera mañana mi llamada.

7mo. Bloque

John, se levantó y vio una luz reflejada en el espejo que está pegado a la pared que da justo al frente de su cama. Se asomó a la ventana para ver el sol que provocaba tal reflejo, pero no lo encontró y entonces se dio cuenta de que ese reflejo lumínico provenía de su inmensa sonrisa.

La sonrisota no era fruto de que anticipara lo que iba a ocurrirle ese día, sino del recuerdo de su sueño.

¡Oh! Que sueño el de anoche.

Anoche John se convirtió en una serpiente, aunque no por ello se sintió triste o desamparado, mucho menos acomplejado o asustado por su condición; apenas llegó al sueño y sintió en lo que se había convertido, supo que era para poder arrastrarse y espiar a Karina que seguramente estaría meditando su respuesta.

Comenzó a reptar nuestro amigo por las calles de San Antonio de los altos. Primero, como era de esperarse, fue a la plaza a ver si su amada estaba allí rememorando aquel beso, ya conocido. Luego fue a la redoma del Rosalito a ver si por casualidad estaba allí sentada en la acera donde Karina lloró su primer despecho con el consuelo de John como compañía. Y finalmente llegó arrastrándose al parque, donde efectivamente estaba Karina, acostada boca abajo sobre la resbaladilla del tobogán. Karina tenía en su mano una cartita escrita sobre papel rosado, John recordó que esa era la nota que el había escrito hacía unos diez años y que no había tenido el valor de entregarle, ¿cómo llegó a sus manos? Karina lo leía y lloraba desconsolada, preguntándose como era posible que su vida se hubiera convertido en eso. Pensando en ese gran hombre que le ofrecía su amor honesto y sincero, ese hombre que la amaba. Que la amaba a ella, no a una imagen estereotipada. No a una creación sobreproducida por ella donde exageraba sus virtudes y minimizaba sus defectos, no a una chica imaginaria que era, sin duda alguna, la que tenían de ella casi todos quienes las conocían, no. A ella a la verdadera Karina, a esa chica que conocía como nadie y que ese chico además, estaba dispuesto a soportar su malacrianzas, sus actitudes desencajadísimas la mayoría de ellas, porque así era el amor: soportaba todo incluso lo peor por enceguecer a quienes lo padecen. ¿Y sí John despertaba o se curaba de su ceguera? se preguntaba Karina, y de inmediato se respondía que no, que el amor de John era muy fuerte y muy ciego.

Al rato Karina quedó como catatónica, abstraída del mundo por unos segundos, cuando frente a ella se encendió una pantalla gigante que le proyectaba a modo de película un recuerdo de hacía unos años atrás. Era un día como el que estaba a punto de empezar un 14 de febrero pero del año 1999. Allí estaban ella y John acompañando sus respectivas soledades, consolándose mutuamente con justificaciones que expresaban que el día de los enamorados era una fecha comercial que solo servía para que los vendedores de flores y globos se llenaran los bolsillos con la estupidez colectiva. Pero y entonces, ¿por qué esa horrenda melancolía?, se preguntaban mutuamente y se abrazaban fuerte para que ninguno notara que el otro estaba a punto de llorar. A John se le ocurrió la idea de encaramarse en el tubo de la reja para mirar desde allí a la ciudad que se divisaría perfecta desde el suelo a no ser por unos árboles que tapaban la maravillosa panorámica de San Antonio de los altos. Allí arriba Karina y John se tomaron de la mano y cerraron sus ojos para sentirse seguros en medio de tanta soledad. Fue Karina la que, con una inusitada sinceridad, le dijo a John que si de aquí a ocho años seguían solos deberían unirse porque eso significaría que nunca encontrarían a nadie como ellos en ninguna parte del mundo.

La pantalla se apagó y Karina sencillamente no pudo reprimir un aliviador y desorbitado llanto que llevaba guardado desde el día en que se miró al espejo antes de bañarse y comprobó que nunca sería la mujer que quería ser. Enjuagándose las lágrimas de sus ojos Karina se levantó y fue hasta la misma reja, se trepó en el mismo tubo comprobando que los años no pasaban en vano y que ya no era tan fácil como antes. John meneó su cuerpo de culebra y se arrastró hasta donde estaba ella y desde el suelo vio como en el rostro de Karina se conformaba la expresión de alivio y, sobre todo, la expresión que fácilmente adivinaba que al despertar su decisión sería la de aceptar a John. Desde arriba Karina vio a la serpiente que la observaba, John notó que ella se dio cuenta y vio cuando ella se movía como si fuera a bajarse y tomarlo diciéndole “Para el próximo sueño, por favor busca un disfraz mas original”. Pero no pudo porque en ese momento despertó y vio la luz de su sonrisa en el espejo de su cuarto.

John se tomó su tiempo para seguir la rutina de las mañanas. Decidió que esa mañana no escribiría ni haría las mismas estupideces que siempre hacía, desde ese día su vida sería distinta. Se duchó largamente con agua fría. Bebió café sin azúcar y se asomó a la ventana para ver a las chicas que llevaban sobre sus manos los arreglos florales y cajas de bombones que les habían regalado sus novios y a ver a los novios que llevaban sus arreglos con apuro para entregárselos a sus novias antes de que estas fueran a trabajar o estudiar. Vio también a los solteros que iban amargados a sus sitios y pensó que hasta el año pasado él, era uno de ellos, pero que ya no lo sería más. Y finalmente suspiró al ver el celular reposando dentro del cargador que lo alimentaba de la energía que serviría para llamar a Karina y escuchar esa referencia que lo haría el hombre más feliz sobre la faz de la tierra y la inmensidad del universo y las infinidad de galaxias existentes en este mundo físico.

Luego de marcar y de los repiques escuchó una voz, aunque en realidad habría que decir que no la escuchó porque estaba tan emocionado que no distinguió que esa no era la voz de Karina. La voz le dijo:

-Sí señor, las rosas están bien.

Al oírlas, John sintió una alegría tan inmensa que no puede escribirse sobre ella. Y le dijo:

-Sí mi amor. Te amo. Te adoro. Eres todo para mí, ya voy para allá y te abrazaré tan fuerte que nunca necesitarás abrigo porque la temperatura que saldrá de mis brazos te durará eternamente.

-Eh. ¿Quién es? ¿John, eres tú?

-Sí. ¿Señora Fátima?

-¡Ay hijo! Sí. Llevamos toda la noche buscándote. Te he llamado incesantemente, pero parece que tu anoche te tomaste algo para dormir porque ese teléfono repicaba y repicaba y nada que atendías. A A A A Aquí ha ocurrido algo horrible.

-Señora Fátima, ¿usted está llorando? La noto muy perturbada, ¿qué ha ocurrido?

-Mi hija, mi vida. Yo sé que ella era tu mejor amiga. Es más, yo siempre le decía que dejara de perder el tiempo con esos hijos de puta con los que salía que lo mejor era que se diera un chance contigo, porque yo sé que te gustaba; digo, al menos eso parecía por la forma como la tratabas.

-¿Parecía?, ¿trataba? Señora, ¿por qué habla en pasado? ¿Por qué llora de esa forma? ¿Qué es ese murmullo que escucho al fondo? ¿Por qué atendió hablándome así? –dijo John, con desesperación y empezando a sentir una terrible punzada en el pecho.

-Mi hija, ¡ay! Es que todavía me cuesta decirlo: Mi hija John, mi hija está muerta.

-(Silencio)

-Lo que pasa es que ayer, ella llegó muy extraña como triste o algo así. Después de que cené ella me dijo que no cenaría porque no tenía hambre y que bajaría un rato al parque, según sus propias palabras, a coger aire y ordenar unas ideas que le martirizaban la mente. A mí no me gustó que bajara así, pero no le dije nada, tu sabes que cuando uno intentaba ayudarla ella siempre respondía agrediendo. Yo me fui a la cama y me propuse no dormir hasta que ella llegara, pero lamentablemente estaba muy cansada así que me quedé dormida sin quererlo. Desperté cuando un vecino horrorizado me dijo que mi hija estaba en el suelo inconsciente y probablemente muerta. Al bajar encontré a la conserje que me dijo que ella vio lo que pasó a través de la ventana ya que estaba asomada porque no podía dormir. Al parecer mi hija estuvo un rato acostada en el tobogán, llorando con un papel en las manos, seguramente una carta donde alguno de los perros con los que sale le decía cosas terribles. Luego, según dice la conserje, ella se paró y se montó sobre la reja, abrió los brazos y sonrió, hasta que algo la sorprendió y la hizo perder el equilibrio hasta caer, lo peor es que cayó del otro lado de la reja, es decir hacía la calle, y bueno… Disculpa, es que me duele mucho hablar, entonces la cabeza le dio al pavimento y como esa es una cuesta altísima, pues mi niña se golpeó en la nuca y se desangró ahí, la pobrecita, y yo no la ayudé, me siento tan mal, tan culpable, y sobre todo tan triste. La conserje al ver lo que ocurrió salió a ver que había asustado a la niña y encontró una culebra enorme, ¿puedes creerlo? Una culebra, en el parque. La conserje dice que intentó matarla con un palo que estaba allí tirado, pero cuando iba a hacerlo de pronto desapareció, debe ser que se arrastró rápido y no se dejó cazar, pero ya qué, ¿quién me devuelve a mi hija, John? ¿Quién?

-(Más silencio)

-Como a las 3 de la mañana estuve llamándote como loca para que supieras lo que pasó y fueras hasta la morgue, pero no te encontré. Y bueno, hace minutos estaba hablando con un idiota de la funeraria que llamó para preguntarnos si ponían rosas o claveles en las coronas que mandamos a hacer, ¿puedes creer que haya gente tan insensible y estúpida en el mundo? Lo peor es que el idiota nos decía que si la rosas estaban bien o que podían ofrecernos diversos tipos de flores, me parece insólito que la muerte ya sea hasta un negocio.

-(Mas silencio)

-Mi vida está acabada John. Vente mi rey, vente para que estés conmigo en este momento. Seguro que si a alguien le gustaría ver Karina en su última estancia en este mundo es a tí. Y además, yo también te necesito a mi lado sé que tu conocías a mi hija mejor que yo y que cualquier otra persona. Vente y desde aquí nos vamos a la funeraria. Y además hablamos con calma.

-Sí señora, allí estaré –dijo John, con la voz más neutral de su registro, y colgó el teléfono.

Sin alma se quedó John ese día, ese 14 de febrero de 2007. Caminando rumbo a la casa de Karina, John supo que nunca diría a nadie lo ocurrido y que desde ahora y para siempre fingiría que nada pasó como seguro le hubiese gustado a Karina que fueran las cosas.

En el funeral John no expresó emoción alguna, solo mantuvo la mirada fija en el féretro y la mano izquierda sobre el hombre de la señora Fátima. Luego del entierro John le dijo a Fátima que contara con él para lo que fuera necesario y que por favor no dudara en llamar si algo se presentaba, no importaba que tan pequeño fuera. Fátima agradeció el gesto de John y lo despidió diciéndole: “Como me hubiese gustado que mi bebé hubiese estado con un chico tan bueno como tú”.

John llegó a su casa y se desnudó, caminó sin ropa hasta el baño y allí se duchó con al agua caliente abierta a todo dar quemándose la piel de la espalda y preguntándose si en algún momento de lo que le quedaba de vida iba a enamorar y las cosas le saldrían bien.

Salió del baño y no se secó, embarró todo el suelo de la casa por estar caminando desnudo y goteando por todos los recovecos de su apartamento. Al rato se sintió aliviado y lloró. Lloró por horas y sin darse cuenta se quedó dormido.

Al día siguiente despertó y notó que no recordaba haber soñado la noche anterior, así que se sintió tranquilo sabiendo que los sueños no le arruinarían la vida más nunca, ni a él, ni a nadie.

FIN

John Manuel Silva.

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