La última vez que nos vimos
lo único que intercambiamos
fue el resfriado que te robé.
Ahora que nos encontramos en piñatas,
con esas hijas tan hermosas,
tu marido ya no me parece tan imbécil.
La última vez que nos vimos
lo único que intercambiamos
fue el resfriado que te robé.
Ahora que nos encontramos en piñatas,
con esas hijas tan hermosas,
tu marido ya no me parece tan imbécil.