Como aman los pájaros,
como aman los rayos de luz.
así yo te amo.
Sólo te beso como besa el viento por la tarde,
soy palabras y estoy en las cosas etéreas,
como en la música de la noche
y en la luz de las miradas.
Todo el cuerpo demasiado humano
se rinde, se desvanece,
se convierte en sueño o memoria
para poder encontrarte
en un paraíso invisible
al que sólo se puede ir
cerrando los ojos para sentir;
que se llena
con la respiración lenta, de aire
con el calor del sol,
baño dorado sobre los cuerpos
que son menos humanos
enredados en tanta eternidad…