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La Muerte del Periodismo en Venezuela

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Con los años, el periodismo se convirtió en la carrera chic del buscador de prestigio universitario, en la oportunidad de ascenso social de la pequeña burguesía acomplejada.

Las escuelas de comunicación se llenaron de señoritos y señoritas de la clase media, quienes vinieron a adueñarse del oficio, a beneficio de los grandes medios de comunicación. Los grandes medios de comunicación asifrinaron la profesión, por dos razones importantes, a partir de los ochenta en Venezuela:

1)   Para abolir el derecho laboral en el gremio, pues el chico lindo de la Católica y la chica linda de la Central no forman sindicatos. 

2)   Para ejercer mayor control ideológico sobre las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación.

A consecuencia de ello, las salas de redacción comenzaron a reducir personal con experiencia para llenarse de pasantes y de jovencitos prepotentes con aires de superestrella, cuyos salarios eran tan maleables como sus conciencias.

En su afán de superación personal, el pavito de la Santa María termina haciendo el mismo trabajo que el viejo redactor de nómina, por menos de la mitad del precio real. Y además, el pavito de la Santa María deja pautarse sin ningún problema. Ve para allá y entrevístame aquel político de Primero Justicia, después hazme la cobertura de aquella rueda de prensa, y finalmente sácale una declaración al candidato del partido equis.

Fue así como se destruyó el periodismo en Venezuela, al tiempo que la Quinta República vino a clavarle su última estocada, a paso de vencedores, bajo el control supremo del estado represor a través de la ley mordaza. Hoy por hoy, el panorama no puede ser más devastador de lado y lado.

A la izquierda, el periodismo ha sido devastado por diez factores:

1) La carnetización y la cartelización política del oficio mediante la glorificación del paradigma propagandístico del canal ocho y del modelo arquetipal de Mario Silva, Vanesa Davies y Aristóbulo Isturiz, los tres principales responsables del chavismo por la muerte del periodismo oficial. Con ellos, nace la negación oficial del ejercicio del periodismo: el periodismo rojo rojito adscrito al PSUV. Una total aberración mediática justificada por el sistema como una forma legítima de defensa informativa ante la supuesta embestida del terrorismo comunicacional de la derecha. Pero nada más falso. En la actualidad,  el gobierno tiene pleno control hegemónico del espectro radioeléctrico e impreso, salvo contadas excepciones. En televisión, apenas existe la oposición explícita de Globovisión, mientras el resto de los canales bailan al ritmo del joropo de Miraflores. De hecho, CONATEL hizo el globo de ensayo de los Simpson con Televen, para chantajearlo de cara a la firma de su próxima concesión, todavía en suspenso.

2) La pragmática hibridación genérica entre comentario, publicidad y noticia por parte de los comunicadores del gobierno.

3) La persecución ideológica de la disidencia dentro del régimen oficial de medios, vía lista Tascón. 

4) La banalización del discurso político.       

5) La personalización del debate informativo.

6) La entronización del lenguaje del odio y la intolerancia, según el esquema de la Hojilla a imagen y semejanza del ejemplo de las cadenas.

7) La normalización de la predica evangelizadora con fines de adoctrinamiento y adormecimiento colectivo.

8) La omnipresencia mediática del canon 1984, junto con su Big Brother.

9) La radicalización y la absorción del espectáculo populista con objetivos netamente electorales.

10)  La utilización de la pantalla chica como un arma de disuasión bélica, enervamiento nacionalista, distracción de la opinión pública, emprendimiento de campañas de agitación y cacería de brujas. Desde VTV se juzga y se sentencia sin derecho a replica, en una cruzada religiosa con enormes visos de inquisición mediática.

A la derecha del especto, ocurre prácticamente lo mismo, pero al revés. La única diferencia es el estilo y el enfoque. En cualquier caso, el periodismo de derecha ha sido devastado por las siguientes razones:

A) Uso defensivo del periodismo como forma de reafirmación social de la clase media.

B) Cogollización de las fuentes en todas las áreas. En arte, sólo se destaca la agenda cultural privada, mientras en política se minimiza cualquier noticia negativa de la oposición, donde siempre se habla desde la voz del victimismo y el heroísmo emancipador. 

C) Prefabricación del divismo y el vedetismo de la profesión. Caso de los columnistas y articulistas en boga. Y después hablan del culto a la personalidad.

D) Frivolización snobista de las agendas, por obra y desgracia de las generaciones de relevo. Para ellas, los temas de moda son el fashion, la tecnología, el buen comer, la salud, la fama y el consumo. Una orgía de banalidad egocéntrica y materialista, sintetizada en las revistas y encartados del momento: M de Mujer, Todo en Domingo y Estatus.

E) Codificación racial y estética de las informaciones( cuando hasta la negritud es aprovechada con propósitos de identificación demagógica).Filtración nazista y eugenésica de los reporteros y anclas de estudio. Glorificación del patrón de belleza impuesto por Miss y Mister Venezuela.Consecuente explotación pornográfica del cuerpo femenino. Reivindicación estereotipada de la tercera mujer.  

F) Parcialidad y supresión del diálogo. Verbigracia, Alo Ciudadano.

G) Vaguedad en las denuncias, exceso de medias verdades, predominancia del presentismo y ausencia de investigación.

H) Reinado de la rosca. Te contrato si eres amiguito de tal o cual. Te reseño si eres de confianza. Clientelismo a favor de los anunciantes y complicidad con los incondicionales.

I) Comercialización y especulación agresiva a costa del sensacionalismo y el amarillismo.

Nunca como ahora, los medios han obtenido tanto beneficio económico del estado de histeria permanente donde vivimos sumidos. Esa es la mayor contradicción de nuestra época. La guerra y el conflicto son, en el fondo, tremendas oportunidades de negocio. Es así como el periodismo pierde sus funciones vitales y deriva en una acción netamente especulativa, al servicio de las agencias de publicidad y de las agencias de propaganda oficial. De tal modo, el auténtico periodismo tiende a perecer en detrimento de la democracia y el desarrollo social. Bienvenidos entonces a la dictadura de los diseñadores de consenso a diestra y siniestra.  

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