Te reitero mi afán de comer rosas
rosadas, adobadas, rostisadas,
pero es un plato raro
que ya los restaurantes,
al menos los mejores,
no sirven al almuerzo
ni en la cena
y por eso
rara vez las ingiero.
Es mejor prescindir de platos raros
volver a los condumios mas caseros
conformarse con guisos mas comunes:
ratones en cazuela,
rinoceronte en salsa,
renacuajos asados,
huevos de terecay a la ranchera.
Y después reposar,
dormir la siesta
con digestión ligera.
Sin eructos ni flatos que producen
esas rosas rosadas, adobadas, rostisadas
que hoy añoro comer
pero no puedo.