Azares.
Creo que te inventé en mi mente, que lo que pasó entre los dos no fue más que un desliz de mi imaginación alimentada por la nociva rutina. Te vi por primera vez corriendo entre los matorrales, corriendo desnudo, sin destino y sin compromisos, te vi y supe que algún día estarías conmigo. Sé que encierras en ti todo lo que deseo y no me conviene, todo lo que quiero y no puedo tener, y sin embargo te pienso creyendo que aquello que fue podrá ser de nuevo.
Lo cierto es que eres libre, que no eres mío ni de nadie, que aquella mañana trasnochada de domingo entre sábanas de otra fue para mí lo que tú no quisiste que fuera. Estás entre las líneas de todo lo que hago, a veces hasta me acompañas a fumar cuando estoy sola, te sientas a mi lado cuando leo para pasar el rato y por un momento te veo sentado viéndome mirarte.
Contigo fingí saber mientras aprendía, pretendí que no importaba todo lo que hacías, y hoy me obligo a creer que solo fue una mañana compartida. Esto está en el límite de lo sano, es una enferma ambición sin sentido, eres una constante demasiadas veces repetida, la verdad más triste es que no he vuelto a verte desde ese día, porque cuando te veo estás con ella, y jugamos a que nada ha ocurrido, que fue todo solo una distracción matutina.
Te veo pasar caminando y no puedo saludarte, no debo, porque estás acompañado, y no soy capaz porque me falla el sentido cuando te me acercas, es peor que haber tomado demasiado. A veces desearía que hubiera tomado otros tragos, para que al día siguiente todo fuese solo un invento, quizás lo fue, tal vez no compartimos nada y es solo algo que soñé esa mañana, fue producto del veneno.
No sé si suene irreal pero así se siente, es una idea parasitaria que circula por mi mente y se alimenta de la soledad y las notas discordantes de Radiohead, de entender que no hay nadie que me dedique un tiempo además de tú imaginado.
Tú, el que nunca has estado conmigo, el que no demuestra ningún afecto más que el debido, eres el que ocupa mi mente, dejando de lado al que de verdad quiere quererme, el que espera a que yo esté dispuesta a pensar en un tiempo compartido, pero no es posible porque ya lo comparto contigo.
Pero no estás, una relación tan sublime solo existe en los confines de mi mente, característica de Platón, solo existes para mí, y mejor así porque solo eres mío.
Nunca había sentido tal embriaguez mental separada de la física, con la segunda frecuento; la mental, es la primera vez que la veo. La conocí cuando aun era un poco más joven, ella siempre se siente joven, la había visto pasar pero jamás tomarme la mano y sacudirme como cuando te veo.