Críticos a lomo de tortuga despejen la pista, por favor.La carrera de “Speed Racer” no es apta para ustedes. Les va a parecer muy lenta, predecible y estereotipada, cuando en realidad es todo lo contrario.Por ende,les recomendamos seguir en su viaje quijotesco hacia el pasado sobre el trencito de la nostalgia.
Por el contrario, interesados en descubrir el presente y el futuro de la industria, pueden pasar con confianza. Aunque las apariencias engañan, “Meteoro” no es un juego carritos.A continuación, algunas razones para defenderla a capa y espada.
Primero, la conducción de los hermanos Wachowsky vuelve a redimensionar el género de la animación adaptada al celuloide.Cada plano de la cinta vale su peso en oro, denota ingenio para la composición del encuadre, revela el absoluto dominio técnico del oficio, y declara las innumerables deudas de los realizadores con el arte del manga japonés, en una fusión atómica entre la viñeta bidimensional, la senda digital del 3D y la alta definición de la escuela video game. Ojo con el intro porque resume la maestría de los autores para morderse la cola en un círculo de espejos, lleno de flash backs.
Al mismo tiempo, las imágenes del film aluden a la historia de la ciencia ficción, para rendirle homenaje a hitos de la psicodelia pop como “2001”.Ello convierte a la pieza en un monumento a la posmodernidad, para bien o para mal.
De hecho, “Meteoro” jamás comete el error de tomarse demasiado en serio. Incluso, el largometraje invita a leerse como una enorme tomadura de pelo, como una titánica empresa de cinismo deconstructivo, a la inversa de “The Matrix”.Verbigracia, las absurdas secuencias de combate, parodiando el perfil ninja de la serie de Neo y Morfeo.
La ironía también arrasa con la moraleja del happy ending, al hacerla obvia y subrayada, según los esquemas manidos de la caricatura. Para rematar el chiste, la sección de créditos, la de los nombres importantes, viene acompañada por la figura de Chito en diferentes ángulos.Es decir, unos monos burlones concibieron y gestaron el blockbuster del mes. Palabras más, palabras menos, se trata de la contestaria visión de los brothers de la comedia infantil, clase “A”. Para ellos, un filón caracterizado por sonrisas de triunfo, intrigas de telenovela y besos de despedida. Colorín colorado, el crimen nunca paga y los buenos siempre le ganan a los malos.
En cuanto al trasfondo de la pieza, dos cosas para terminar. Uno, el film rescata la obsesión anticorporativa de los directores, al traducir el aliento subversivo del comic original, diseñado como una metáfora de un pequeño David, ícono de la sociedad nipona, contra el Golliat de la mafia asiática aliada al poder extranjero.En dos platos, la “V Vendetta” del piloto del Mach 5.
De ahí el interés de “Meteoro” por sacar a relucir el verdadero engranaje de corrupción y decadencia escondido detrás del show bussines. Paradójicamente, “Speed Racer” llega a las salas en compañía de los multimedios y los tanques del verano. Por tanto, la victoria definitiva les pertenece, a pesar de los esfuerzos del dúo dinámico por rebasarlos.Es el auténtico rostro debajo de la máscara de Rex.