Extra, atención, alerta, vamos no hacia la construcción de un estado socialista, sino hacia la construcción de un estado policial. En días recientes, volvió a amanecer de golpe cuando el señor de “por ahora” echó mano de su ley habilitante para instaurar el nuevo engranaje jurídico de su régimen de facto. Las pocas caretas en pie, de la fachada democrática, cayeron al suelo.Good Bye Simón Bolívar, welcome to Stalingrado.
Para entender la magnitud del problema, hagamos dos comparaciones didácticas. El que tenga ojos que vea.
Número Uno
Hugo Chavez acaba de imponer un paquete represivo en Venezuela, equivalente al despropósito de El Acta Patriótica. Así se cubren la espaldas y se preparan para la inminente derrota de noviembre. Ellos tienen el poder y lo pueden perder. Ellos tienen mucho miedo.
De tal modo, el teniente coronel sigue mirándose en el espejo de su tiránico adversario,George Bush.Ambos son las dos caras de la misma moneda sobrevalorada.Ambos son la punta acerada del proyecto conservador en curso a escala internacional.Hasta luego, Carlitos Marx y Salvador Allende.Pase adelante, excelentísimo Augusto Pinochet bajo la supervisión de Henry Kissinger.
Según la última medida autoritaria del Comandante, tu vida privada, tu integridad personal, tu libertad de expresión ya no existen. Repito, ya no existen, sobre todo si eres funcionario de la burocracia roja rojita. Insisto, la libertad de expresión acaba de ser atomizada en el país de un solo plumazo. Para ello, para terminar de pulverizarla, se ideó la siguiente justificación: la seguridad nacional. Por tanto y a partir de hoy, vas preso por penas de hasta diez años por revelar información, en calidad de funcionario público, cuyo contenido comprometa a la seguridad nacional. Ellos, por supuesto, tienen la facultad de decidir cuál información compromete a la seguridad nacional.
En cualquier caso, el objetivo es crear un sistema de control social, fundado sobre la base de la paranoia y la sospecha colectiva. Por tanto, las posibilidades de comunicar y difundir información se restringen al máximo entre emisor y receptor. Ni hablar de su impacto en medios de comunicación.
Por ejemplo, si yo estoy informando desde radio una noticia “comprometedora” de la seguridad nacional, las autoridades tienen todo el derecho de detenerme y arrestarme en el acto sin el debido proceso.Es decir,como en la película “El Sospechoso”, usted es culpable antes de comprobar su inocencia. Cuidado, esto es real, no es una exageración, no es un cuentito de camino para asustar al respetable.
En paralelo, el ejecutivo también instrumentó el nuevo sistema de inteligencia nacional, calcado y fotocopiado del modelo cubano. De igual modo, el asunto recuerda, en su estructura de fondo, al nacimiento de la K.G.B., a la concepción de la C.I.A. y al desarrollo del proyecto alemán de la Stasi. Pronto, muy pronto, viviremos en carne propia la experiencia de la película “La Vida de los Otros”. Todo por el bien de la seguridad nacional, un argumento trillado y envejecido con olor a largometraje conspirativo de Hollywood. Esas son las fuentes de inspiración de nuestro Gran Hermano en plan de cacería de brujas.
Número Dos.
A Chavez lo tumbaron el once de abril. El doce llegó Pedro el Breve y demolió la constitución en un espectáculo miraflorino. El trece concluyó la farsa con la promesa de no repetirla. Sin embargo, el show debe y quiere continuar a través de una secuela. Por tanto, los invitamos a disfrutar del largometraje recién estrenado, la Carmonada II, manufacturado e interpretado, aunque usted no lo crea, por el presidente de la Quinta República, quien antes se rasgaba las vestiduras con sólo escuchar la palabra “decreto”. Pero ,en actualidad, la cosa es distinta, porque en la película del momento, nuestro héroe mesiánico gobierna por decreto. Sí amigos, es él. No te dejes engañar por imitaciones. Tu amigo Hugo gobierna por decreto y por paquetes de decretos para alcanzar el bienestar común. Es una misión imposible de lo más bonita.
En su guión, la semana pasada comenzó con la imposición de 22 decretos para el sector cultura. A su vez, Farruco Sesto, el actor secundario de la cinta, implementará la doctrina de shock en la plataforma nacional del Ministerio de agitación y propaganda artística. En términos audiovisuales, los 22 decretos condicionarán el devenir de las producciones de Villa del Cine y Cinemateca Nacional. Junto con ellas, todas las instituciones culturales del gobierno pasan ahora a tener un único sentido: la construcción del socialismo. Por consiguiente, todas las películas que se hagan, todos los libros que se publiquen, todas las exposiciones que se monten, deben contribuir, a juro y por decreto, a la construcción del socialismo de estado.El enrevesado y unilateral argumento de esta clase de megatorta de Farruco apenas arranca.¿Con qué diablos se come eso? ¿ Será un cortometraje o un bodrio de larga duración? ¿Tendrá un happy ending? Por lo visto no.
Sea como sea, no se pierdan esta pantalla, esta cortina de humo, esta tragicomedia del pensamiento único, este musical de la discriminación selectiva, este libreto bufo, este lenguaje monocolor, en su cine de confianza. Después de la derrota de diciembre 2007, el perdedor clama por venganza y busca la victoria de su ley en el 2008, más allá de la decisión del soberano. La sumatoria de errores, contradicciones y arbitrariedades jamás lo llevarán al esperado desenlace tranquilizador. Como Chacumbele, él se está matando lentamente sin ayuda de nadie. Es un suicidio prolongado y fuerte, filmado en cadena. Toca esperar el desenlace fatal en directo