Paul Silvestre Gillman desde hace años es un camaleón sin ética – antes peón de Gustavo Cisneros, hoy peón de Hugo Chavez-, hipócrita, politiquero, mentiroso y envidioso. Así que no me había animado a ir a ninguna de las anteriores parodias “bolivarianas” del Ozzfest organizados por el personaje – y pagados con nuestro dinero.
Pero en esta ocasión- por primera vez – el cartel de bandas era atractivo, principalmente el internacional ya que veían dos bandas imprescindibles dentro del thrash metal: Testament y Megadeth. El cartel nacional – con la excepción de Gillman – también lucia atractivo, tocarían Arkangel y Resistencia, es decir las bandas pioneras del heavy metal en Venezuela.
Así que esta vez si fui, aunque con reservas dada las características del personaje organizador, la hipocresía del lema del evento “Rock contra la Guerra y por algún evangélico reglamento de conducta que el pretendía imponer en el “fest”(1)
El Gillmanfest es parte un proceso de captación y posterior domesticación de las subculturas juveniles urbanas por parte de la llamada “Revolución” bolivariana (en adrede en minúsculas), en este caso la del Heavy Metal. En el mismo sentido en que las misiones fueron un instrumento oficialista de captación de votos de sectores pobres carentes de educación (Mision Robinson, Ribas, Sucre, etc), empleo (Mision Vuelvan Caras), etc., o los festivales y marchas Gay organizadas por Juan Barreto para ganarse a la comunidad homosexual.
Una avalancha de Gramcianismo tropical, una manipulación de las necesidades de los sectores excluidos. Puro marketing “bolivariano” para posicionar su decaída marca entre los sectores juveniles irreverentes. Aunque el resultado no ha sido el esperado por estos aprendices cuartomundistas de Goebbels. Ya explicare porque.
El Gillmanfest ha sido la ultima cucharada del guiso “revolucionario” que se empezó a cocinar hace un par de años con la difusión de programas de “Rock” (2) en radios “comunitarias” como Activa 103.9 (3), en canales de TV “comunitarios” tipo Avila TV o Tves, conciertos y eventos de rock pagados con el dinero de todos los venezolanos vía PDVSA, el FUS o la Misión tal protagonizados por el propio Paul Silvestre Gillman o algunas de las bandas afines a el y a Hugosaurio. Tales son los casos de de Aldebarán en Mérida, Gran Bite en Caracas, The Flower of Quinchoncho en Valencia (cuyo líder es Secretario de Cultura del Gobernador Eructo de Carabobo), entre otras. También se pueden incluir otras que son “apolíticas” por conveniencia como las caraqueñas Tierra del Dragón y Resistencia o la valenciana Arkangel.
Por supuesto este “apoyo” súbito que ha recibido cierta parte del Rock Nacional en estos tiempos no ha sido para todos. No es verdad que “Ahora el Rock es de todos” como decía cierto logo demagógico de la tarima principal del Gillmanfest. Cuando a los integrantes de Torre de Marfil – banda de heavy metal de Caracas – se les ocurrió bromear sobre el pasado venevidente de Gillman en su Web, fueron tildados de escuálidos y conspiradores por el propio Gillman y excluidos desde entonces de “sus” festivales y de las radios “comunitarias”, la exclusión se hizo mas patente desde que se conoció que los miembros de la banda eran antichavistas. Desde entonces ninguna banda con alguna postura disidente al gobierno tiene el apoyo de Gillman y ni el dinero destinado al rock dentro del Estado. Desde entonces al igual que en otros sectores de la “Cultura”, impera la “Lista Tascon”. De allí a que las bandas nacionales que tocan en esos eventos sean tan insípidas políticamente y no sean mas que una triste imitación de movidas internacionales sin relación con nuestro problemático contexto nacional – el que daría para tantos temazos de heavy -.
Llegue con mi grupo de panas al Estadio Misael Delgado en la zona norte de Valencia alrededor de la 1 de la tarde del Sábado, luego de pasar por una tediosa y fascistoide requisa de parte de una compañía privada de seguridad con el apoyo de la represiva policía de Carabobo, cruzando la única entrada que había al recinto bajo el caluroso sol de la ciudad de las naranjas dulces, las mujeres bellas y los hombres c…..
¿Quién dijo condiciones humanas y buen trato al publico?
Vi a varios desmayarse por calarse la cola de varias horas bajo el sol y/o por efectos del alcohol en exceso. Cuando al fin entre, tocaba una banda nacional de grincore-death metal regular llamada Metastasis, una propuesta que en otro contexto y con un sonido mejor se hubiera apreciado en profundidad. Esto me sorprendió dado que que últimamente Gillman rechaza los géneros extremos del Metal. El cantante contaba con una excelente puesta en escena interpretando el papel de un carnicero loco – con bata manchada de sangre incluida.
Luego de casi una hora de extremismo sonoro, se monto una banda de genero fusión con el curioso nombre de “The Flower of Quinchoncho”, nombre que daba lugar a muchos chistes entre quienes me acompañaban. Esta banda sonó mejor que la anterior, aunque a nivel de arreglos algunas de sus fusiones me parecieron un poco absurdas – saltos inesperados de joropo a música académica, Jazz y posteriormente a ¿polkas?. Todo aquello acompañado de uno que otro guitarrazo. Luego supimos que The Flower estaba en festival por la afinidad política de su líder con Paul Gillman, ademas de ser compañeros burócratas.
En el intermedio debimos soportar la primera tanta de discurso demagógico y politiquero de parte de un muy jalabolas y ya viejo para la gracia Daniel Siugza que parloteo sobre una antigua represión anti-rockera que gracias a la “revolución” ya no existiría. Así lo cree o quiere hacer creer Daniel, quien desde hace años vive un mundo de fantasía. Olvida Daniel los recientes episodios de represión al Rock ocurridos durante esta “revolución” desde la prohibición sin justificación del concierto de la banda de Death Metal Cannibal Corpse con episodio represivo incluido de parte de la Policía del municipio Sucre – chavista – y la Guardia Nacional en Agosto del 2007 pasando por la prohibición de conciertos de rock en el Poliedro – espacio que alguna vez albergo a grandes como Queen, Iron Maiden y Metallica – y terminando con el fascistoide – e inútil – dispositivo de ¿seguridad? del Gillmanfest 2008. Siugza cometió el error de agradecer a la policía – que toda la vida ha sido enemiga de la juventud en este país – y fue abucheado masivamente por el respetable.
Este intermedio fue el momento para enterarnos que los precios de la comida, el agua y la cerveza dentro del evento no eran nada “socialistas”: los perros a 10 bolos débiles, el agua a 5 bs o los Shawarmas en 20 lucas. La Polar – presunta enemiga de la “revolución” de Gillman – hizo su agosto con la sed de los comegatos. Una vez mas el socialismo de discurso y el capitalismo en el bolsillo.
Al terminar la perorata de Daniel Siugza, transcurrió hora y media hasta que se monto la ¿estrella? de la noche – o al menos creía serlo- : Paul Silvestre Gillman. Fue introducido por un mini-documental auto-homenajeante hecho por el mismo – como ya es costumbre de suya – en el que aparecían imágenes de su ¿carrera? musical, incluyendo algunas de su etapa en Venevision – esta vez no oculto esa parte patética de su pasado. Inicio su presentación con unas palabras sobre el Rock Nacional – que en su marco mental solo es representado por el – y le tiro algunas indirectas a su ex-mentor y actualmente enemigo Alfredo Escalante, con quien tuvo un peo reciente y que estaba presente en la parte de Prensa.
Su banda mostró muchas deficiencias, el conjunto esta muy lejos de los músicos que lo acompañaron en otros tiempos: el guitarrista se pelaba los tiempos, el baterista sonaba punk y el bajo no se entendía mucho. Toco muchas canciones de su periodo en solitario y pocas de Arkangel -las mejores en mi opinión -, toco varias del disco donde hizo ¿tributo? a Ali Primera, por ejemplo “No basta rezar”, a la cual le destrozo la letra para adecuarla a la “revolución” actual. Pero esa no seria la única modificada, también su “Anticristo III”, que originalmente hablaba de un demonio árabe (¿Sadam?) que venia del Oriente y amenazaba al mundo occidental – una canción de la etapa filoyanqui de Paul – pero que hoy tiene el coro de “Bush es lucifer” mezclado con las viejas letras, haciéndola una canción contradictoria.
En un momento, en un alarde populista para ganarse al público, Gillman se puso a hablar pestes del Reggeton, en especial Daddy Yankee.
Otras canciones fueron acompañadas por perfomances de Gillman y actores, como una representación eurocéntrica del indígena americano durante “Guaicaipuro Cuatemoch”, una urna cuando el “meddley de Escalofrio”, un Gillman disfrazado de pirata cantando “Vanderdecker” – definitivamente un atuendo muy adecuado para el y la canción – un fusil de Painkiller de Judas Priest. Después de dos largas horas de concierto Gillman cerró con Levántate y Pelea y unas palabras contra el ¿imperialismo? y quienes quieren ¿invadir? Venezuela, apelando a los impulsos patrioteros del público. Este fue el momento más politiquero del show, muchos temíamos que aquello terminase en una petición de votos por parte el pre-candidato por el PSUV Gillman, pero afortunadamente termino bien. Unos amigos me comentan este fue el show reciente menos politizado de Gillman. Quizás el hombre entendió que su politiquería lo ha alejado de mucha gente que lo respetaba antes a pesar de su pesado carácter.
La presentación concluyo con un grandioso show de fuegos artificiales mas propio de una inauguración de un juego de pelota de las Grandes Ligas que de un show “socialista y revolucionario”.
En definitiva, ese show pirotécnico fue lo único rescatable de su presentación.
45 minutos después llego el momento mas esperado de la noche, con la presentación de la banda que motivo a miles a ir a Valencia ese día y a soportar el calor, la requisa fascista de la seguridad y el maratónico Alo de Gilllman: Testament. La banda de Chuck Billy movilizo al público desde el primer momento con su buen humor característico. Con algunas deficiencias en el sonido, el show no fue muy diferente de aquellos que la banda californiana da en EE.UU y Europa. El ridículo reglamento del Gillmanfest quedo abolido finalmente cuando durante la interpretación de “Into the Pit” se formaron varias ollas y pogos, hubo ensangrentados por las coñazas o volaron las botellas de plásticos en una – amistosa – guerra entre el publico. Chuck Billy se gano al publico y bajo de la tarima un rato para interactuar con sus fanáticos.
http://es.youtube.com/watch?v=UafqdcZbKCs
Termino el primer día del Gillmanfest y el proceso para salir del Estadio fue largo y tedioso ya que había una sola salida. Pese a que la organización dispuso de una “zona de acampada”, muchos rockeros quedaron varados y durmiendo en las aceras circundantes al lugar.
En el público de ese día hubo todo tipo de gente, pero no abundo el tipo de gente que Gillman y sus burócratas deseaban que fuese: jóvenes rockeros fanáticos de Hugosaurio.
En realidad, la actitud de muchos era de un desprecio absoluto hacia la política y simplemente el querer disfrutar de la música. A otros le molesto la jaladera de parte de Suigza – que fungía de presentador del evento – hacia los organismos del Estado.
El domingo me pude dar de cuenta que Valencia, o al menos la zona donde estábamos, fue construida por gente ignorante de las condiciones pluviosas de la ciudad o que pensaba que en Valencia nunca llovería. Pues ese día llovió fuerte en la mañana y parte de la tarde y no había cloaca que drenara las aguas convirtiendo a la Av. Bolívar en una emulación de nuestro querido Guaire caraqueño, en la que las aguas alcanzaron 30 cm de profundidad. La entrada al Misael Delgado también carecía de drenajes así que además calarnos “pacientemente” la lluvia durante la cola para entrar también debimos transitar por un gigantesco charco de agua sucia. Luego nos esperaba una doble-requisa, esta vez por la misma compañía de seguridad del día anterior. Una requisa que además de represiva fue inútil ya que la marihuana, la coca, el alcohol, las manoplas, los cuchillos y las cadenas pasaron igual.
Afortunadamente este día no se presentaba Gillman, ni estaba el aburrido presentador Daniel Siugza. Las dos bandas nacionales del día – Resistencia y Arkángel – que acompañarían a Megadeth no se pudieron presentar. Se vio la mitad de la gente del día anterior, pues era un concierto pago organizado Profit producciones – una empresa capitalista.
El poder adquisitivo de la juventud no esta tan bien tal y como afirma engañosamente el gobierno. Muchos no tuvieron para pagar los 150 bs que costaba el ticket de ese concierto. Algunos de esos “pelabolas” fueron duramente reprimidos cuando intentaron entrar de gratis por la policía de Carabobo a las afueras del Misael Delgado.
El publico congregado en el mojado recinto aplaudió con emoción el momento en que bajo la pancarta del “Gillmanfest” que adornaba la tarima y subió la de Megadeth. Para algunos fue el verdadero final de la ladillosa y no querida presencia de Gillman en el evento.
El representante de Profit producciones antes de anunciar la presentación de Megadeth fue abucheado por el publico cuando quizo adular a Gillman, la Gobernación de Mr. Erupto, al INJ, PDVSA y los otros entes gobierneros que según el le ¿prestaron? El Estadio para el toque de la banda de Dave Mustaine. Muchos gritaron al unísono “No hay nada que agradecer, esto es nuestro también”. En fin, un intento abortado de manipulación politiquera “revolucionaria”, esta vez de un empresario privado.
Hubo diversas fallas de organización, debimos esperar 2 y media hasta que Megadeth empezara a tocar, el sonido de la banda durante las primeras canciones dejo que desear, no obstante a partir de la 4ª mejoro acallando la demanda del publico de mas “Volumen”.
El publico se entrego a Mustaine y el a su publico. El publico venezolano había esperado además de 15 años, varias horas de cola bajo la lluvia y varias mas dentro del estadio, aun así no paraba de corear “Megadeth, Megadeth” y las letras de cada una de las canciones que canto la banda durante los 90 minutos que duro el show.
http://es.youtube.com/watch?v=Dh7tq1XmuF8
http://es.youtube.com/watch?v=ieG4IkjGgWo
Mustaine antes de interpretar Washington is next, critico sutilmente a Chávez diciendo “Esta canción haría que su presidente enloqueciera como lo hizo Bush conmigo”. Mustaine no termino siendo el Manu Chao del metal que tristemente Paul di Anno si fue en un Gillmanfest pasado.
Mustaine prometió volver.
Veremos si queda país para entonces.
Puntuación: 6/10
Notas:
1. http://gillmanfest.com.ve/reglamento-gillmanfest-carabobo-2008 Entre otras se prohibia la ingesta de alcohol dentro del recinto, los “pogos” o mosh pits (bailes violentos), entre otras cosas. Dandole un carácter propio de Dysney al evento. Afortunadamente no se cumplio el reglamento.
2. Cuando coloco la palabra “rock” en comillas me refiero a que se trata de programas de este estilo musical donde el conformismo politico es la norma, en los que el Rock es domesticado y puesto al servicio del poder, en los que se evita toda banda con letras anarquicas, disidentes. En fin, programas que hacen parodia de la rebeldia del Rock.
3. La Descarga se llama el programa. Existen otros en La Voz de Guaicaipuro, emisora comunitaria de Los Teques y en otras emisoras comunitarias del Interior.