Marx tiene problemas con el teatro

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gustavo.jpg Fue un martes 6 de junio de 1850 el día en que el aún joven Carlos Marx invitó a su amigo Joseph Weydemeyer para entregarle una famosa carta e invitarlo para que lo acompañara al teatro. Uno de sus camaradas le había regalado un par de entradas para ver la obra Rey Lear en un teatro situado en Charing Cross Road. Se encontraron en la casa de Marx y dice un trabajo inédito de Fourier, que se produjo una discusión muy fuerte con Joseph por el comportamiento poco revolucionario que Joseph le atribuía al Rey Lear en la pieza de teatro que irían a ver.No fue gran cosa, salvo que Marx al final, en mímico gesto se negó ir a ver la pieza de teatro. Ocasión que aprovecho la nodriza de Jenny Marx para colarse en la salida y de paso conseguir verse a solas con Joseph. Ella parece, le pistoneaba duro al pana.Los textos sugieren que Joseph pretendía levantarse a la garotta. Ella sabia, que la mujer de Joseph, gran camarada, un tanto trotskista por cierto, estaba siempre ocupada y no tenía mucho tiempo para atender bien a Joseph. En este momento cuidaba a uno de sus cuatro niños que tenia lechina francesa. Además estaba muy fregada de salud y parecía que el jabón irlandés de lavar los pañales le producía alergia.Así y todo fueron a la pieza – de teatro of course- luego él la dejó en su casa y ella le mando unos buñuelos con chutney de frambuesa a la mujer de Joseph. Se concluye de estas fundadas y bien discutidas pruebas que Marx era poco amante del teatro. No podemos decir que lo detestara, sino que le gustaba escasamente. Razones dialécticas no le faltaban. No ligan bien según esta historia Marx y el teatro.Pero veamos lo que está pasando hoy en Venezuela con un atajaperros que se ha producido entre una dramaturga venezolana y un actor por una cuestión de billullos fuertes y una obra de teatro sobre Carlos Marx Indingente.La nota la recogemos de la página policial del periódico. Parece que los gacetilleros de cultura le sacaron el cuerpo al rollo y no quisieron tenerlo como asunto del arte. Sino de orden publico o hasta político. Ahora sabemos que el Fiscal 187 con competencia en vodeviles, dramáticos y similares adelanta un prontuario del lacrimoso caso. La primera declaranta en el expediente fue una hija del actor. Delata, según se supo en pasillos, que la escritora y propietaria de los derechos de autor de la pieza de teatro Marx Indingente se negó en tono imperial y aburguesado a pagarle al actor los emolumentos que este solicitaba por su asalariada interpretación.De inmediato la escritora en tanto de propietaria de ese medio de producción, en tono indignada, ma non tropo, concluía que estimaba que los estipendios solicitados por el trabajador no representaban los reales niveles de valor de cambio de la fuerza de trabajo aplicada. Era poco lo que el sindicalizado actor aportaba a la obra. Además que su grupo no era una cooperativa endógena ni mucho menos para estimar asuntos sindicales o reivindicativos, propios del obreraje.La dramática dama aportaba a su favor que ella reconocía que entre el actor y ella si había un problema de clases sociales. Obvio, sus intereses de clase eran diferentes. Ella mantenía su posición en tanto que patrona. Realidad que debía, -según aprendió de la teoría marxista que estudió para escribir la pieza de teatro- servir para aumentar justificadamente su necesidad histórica de ganancia y proteger la sacrosanta acumulación de capital. Además qué cómo era sabido la ganancia depende del momento o fase del desarrollo histórico de la fuerza de producción de la obra, tal cual lo decía Don Carlos. Lo cual complica el caso pues este es un momento electoral (agravante laboral que Kart Grun cita en una sus obras) y la plusvalía que el actor produce, según leyes del mercado, es a ella a quien corresponde apropiársela. Así que aplica la ley de la máxima ganancia a su favor y no al actor como en este caso se solicita. Airada dijo: “que ella no era ninguna zoqueta que se va a dejar peinar con ese retroimpuesto plus capitalista que el actor le quiere acomodar en acto de piratería libre cambista”. Consta en autos que dijo enfáticamente: “Que él esta muy pelado en ese punto”.. Pero dejo dudas sobre adonde estaba ubicado el citado “punto” en el cual el actor está pelado. Finalmente critica al actor por querer transformar la Tasa de Beneficio en Tasa de Salario (error teórico grave) y allí si que está bien pelado pues no lo van permitir ni ella ni Consecomercio que la protege y bastante conoce de los textos de Vladimir Ilich. En este momento, ante el ideológico argumenta de la querellante, se oyeron hurras por parte de los jóvenes de la Alcaldía de Chacáo.Le toco el turno al oprimido actor quien en voz clara se dirigió en medio del proscenio al publico asistente y al fiscal en actuación. Así, perentorio, tajante, firme, expuso: el asunto de esta obra constituye caso concreto y demostrable de lucha de clases. En dramático y elegante giro de voz -hay que decirlo- se permitió hacer cita de Los Grundrisse y mostró copia del diario de los chismes de las secretarias de Lenín que también sabían de teatro, para demostrar que en este aciago caso él no es sino un simple proletario. Su burguesa patrona miembra de Fedecamaras pretende actuar con saña propia de su clase (la calificó de chupasangre). Sabido es que de haber lucha de clases la historia sentenciará la dictadura del proletariado. Por ende él debe ganar mas dinerillo que su patrona esclavista y la llamó: infame explotadora (todos los patronos lo son según Bakunin) pues ella había prometido dárselo. Pero, días, horas, minutos, antes del estreno dice que no va a aflojárselo. Ósea que ella prometió entregárselo y luego dice niet. Ella le prometió 45% del total de la Taquilla y hora quería bajárselo – a él- a un 11%. ¡!. Como callar tan dramática y operática trampa!¡. Que la “Casa del Artista” lo proteja o la CTV dé su palabra final. Que a él la historia del teatro lo absolverá y si gana el juicio jura ir hasta la tumba de Marx para colocarle ante el monumento una foto de la atropelladora y aburguesada explotadora. Finalmente gritó: ¡! Saint Simón camarada… ayúdame a cobrar mi tajada ¡!.Su lapidario comentario final fue: “este es un típico ataque del capital contra el obrero. Él en lo personal estoy contra toda odiosa opresión capitalística” ¡!!.Finalmente la dramaturga, productora, taquillera, vestuarista, iluminísta, directora y negociadora terminó la audiencia jurando que ella va a activar al máximo las contradicciones de clase, por ende, suspende la obra y que el actor vaya a cobrarle con la KGB si así lo desea. Finalizó su perfomance bajando en tempo de sol la cortina de hierro de su teatro. Se hacía la noche, no habría función …… la justicia seguía su lento pero firme tramado.

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