El mensaje orwelliano de “1984” parece trascender al año 2008 en “Eagle Eye”,espejo empañado de las nuevas sociedades de máxima seguridad erigidas sobre los escombros de las torres gemelas.A partir de entonces, renace el fantasma del “Gran Hermano” cuando entra en vigor el acta patriótica, bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo, mientras son derogadas de un plumazo las más preciadas libertades civiles conquistadas por el pueblo americano: el derecho a la intimidad y a la privacidad.
Para dejar constancia de ello, surge el estreno de “Control Total”, cuya producción recae, no por casualidad, en los hombros de Steven Spielberg, quien ya había glosado el tema en “Minority Report”. Siguiendo con el mismo esquema conspirativo,llega la última pesadilla urbana diseñada por el midas de la meca, para ser ejecutada por su maestro de obras, D. J. Caruso.
Ahora en “Eagle Eye”, ambos continúan por la senda paranoica, al describir la historia de un joven manipulado y envuelto por una red electrónica de complot, a fin de derrocar a la cúpula de gobierno por medio de un atentado explosivo.
Al respecto, el título original de la pieza alude a la autora intelectual del intento de golpe de estado, una computadora inteligente programa por El Pentágono. A modo de tributo, el sistema de vigilancia, “Ojo de Aguila”, reciclará el look de la socorrida Hal 9000 de “2001”, recientemente clonada por “Wall-E”. Naturalmente y para optar por una salida políticamente correcta, ella será la única culpable de sembrar el pánico antes de culminar en el tradicional happy ending. Otra buena idea malograda hacia el desenlace por Steven Spielberg, el Bono del cine según muchos.
Recuerden: los últimos temas de U2 comienzan bien pero siempre terminan en un completo desastre.