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Cine. Cine puro y duro. Cine inclasificable. Cine genial y por eso incomprendido y menospreciado.

Jeliza Rose (Jodelle Ferland) es una niña con una gran imaginación, así evade su vida. Su vida esta mal: Es hija de Gunhilda (Jennifer Tilly) y de Noah (Jeff Bridges) dos junkies irresponsables (y me perdonan la redundancia) que la tratan a las patadas. Gunhilda le pega a su hija por intentar comerse sus chocolates, mientras Noah hace que su hija le de pinchazos de heroína para “darse unas vacaciones”. A la muerte de Gunhilda, Noah y Jeliza viajan a la casa de la madre de Noah. Allí, Noah, morirá de una sobredosis, pero su hija usará la imaginación para evadir eso y creer que su padre está dormido. En ese lugar Jeliza conocerá a una bruja llamada Dell (Janeth Mc Teer) y a su hijo retrasado mental Dickens (Brendan Fletcher) del que se enamorará. Mientras, la niña se hace acompañar por unas muñecas descuartizadas que le hablan.

Es un film fuera de serie. Puede que sea la cinta más atrevida de Terry Gilliam y eso es decir bastante. Gilliam, director de Brazil y Twelve Monkeys es uno de los directores más personales e innovadores del cine. Su cine es cine en estado puro, fotogramas en movimientos, no es literatura filmada, no son tesis, no son moralinas, es el cine más absoluto y por eso el señor Gilliam es considerado a partes iguales como un genio y como un demente. Le pasa lo de Cronenberg, otro director que se mueve en los límites de lo absurdo, chaborro y genial. Creo que lo que Gilliam quiso hacer fue una película, no para niños, sino de niños. Filmada desde la perspectiva desquiciada de una niñita que convierte las cosas más horribles en fantasía. Es como una versión de “El Laberinto del Fauno” pero más ruda.

Para algunos se hará insufrible. Por ejemplo, las escenas con el cadáver de Noah llegan al sadismo y a muchos les resultarán repulsivas. Otra cosa que algunos detestarán son lo exageradas de las interpretaciones: Jennifer Tilly no podría estar más sobreactuada. Ver a Jeff Bridges cantando Heavy Metal en la secuencia de apertura provocará no pocas risas. Brendan Fletcher exagera con su personaje y me atrevo a pensar que a más de uno no le gustaran las escenas de beso entre Fletcher y la niña. Janet Mc Teer también exagera de lo lindo. Jodelle Ferland es quien sostiene la película y su trabajo es extraordinario. Creo que la sobreactuación de los actores obedece a las órdenes del director que quería expresar lo exagerada y poderosa de la imaginación infantil.

A mí me parece lo mejor que he visto este año.

10/10

John Manuel Silva.

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