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De regreso al Parque Jurásico: crónica de una ausencia notable de elección

Chacao es un pequeño espejo de la realidad nacional. Yo vivo en Chacao y no tengo por quién votar. En el resto del país ocurre lo mismo. No hay opciones, no hay alternativas, no hay discurso como guinda del vacío referencial de la política criolla en pleno siglo XXI.

Todos son iguales y todos hablan de lo mismo: a favor de Chávez o en contra de Chávez, bajo la sombra de un discurso hueco y romo con mucho énfasis en la forma( deglutida y masajeada por las agencias de marketing) pero poco interés en el contenido. Así oscilan y deambulan los candidatos del gobierno y la oposición para la Alcaldía de Chacao, entre la exacerbación del culto publicitario a la personalidad y la resignación farandulesca ante los patrones de los mass media, entre la rochela de la polarización ombliguista y el provincianismo del mano a mano, entre el Miss y el Mister Venezuela, entre la pelea de gallos y el circo de la escogencia de la madrina del Club Privado, entre las sonrisas empotradas de Ramón Muchacho o Liliana Hernández y las consignas estúpidas del demagogo de Graterón, quien parece asesorado por Diagio, La Polar o los infaustos creadores de eslóganes como “Cuando Tomes, No Manejes”, “No Te pases de la Raya Amarilla”, “Come con Cubiertos” y “ No te tires peos en los pasillos del Sambil”. Mil veces tarado, necio, oligofrénico, chapucero, materialista, deshumanizado y manipulado como marioneta por los hilos de los empresarios chapuceros del país, cuyos únicos objetivos reales consisten y se reducen al hecho de preservar sus espacios geográficos, sus cuotas de poder para seguir haciendo negocios sucios en nombre de palabras tan manidas como democracia, unidad, libertad de expresión, seguridad y calidad de vida. Farsantes, mentirosos, mafiosos, corruptos y ladrones de cuello blanco. 

Por ende, la política vuelve a ser un muladar en la Quinta República. Un revolcadero de gorilas amaestrados por la derecha y la izquierda. Una práctica degradada para masas aficionadas a la pelota, la fiesta y la rumba.

Los más jóvenes creen liberarse, emanciparse y abstraerse del chiquero de la política, al asistir a sus conciertos programados, justo a tiempo, como preámbulo del 23 de noviembre.

 Los niños bien asisten a las presentaciones de R.E.M. y compañía, mientras los pelagatos de siempre deben conformarse con ver a Tego Calderón y The Waillers al aire libre con el apoyo de la revolución bonita. En cualquiera de los dos casos, el efecto es idéntico: control social,dominación especulativa y capitalización económica del miedo, la paranoia y la incertidumbre de cara a los resultados de los próximos comicios.

Antes de la fecha tope, ya los usureros del gobierno y la oposición aprovecharon para hacer su agosto en noviembre, a costa de las utilidades y los bonos navideños de la clase obrera.

Los asalariados pagan por el lavado de cerebro e invierten su dinero para ser lobotomizados con la música de Duran Duran y demás grupos decadentes condenados a repetir esquemas y a girar por el tercer mundo para sobrevivir, aunque en el fondo nos desprecian y nos relegan. Ahora, cuando sus éxitos apenas suenan en sus lugares de origen, la necesidad los lleva a bajar la cabeza y aceptar contratos para tocar aquí, donde jamás y nunca hubiesen venido en el pasado.

Ello revela un curioso comportamiento neocolonial de carácter etnocéntrico, equivalente a la compra y venta de material bélico de segunda mano a países industrializados como Rusia, por parte de naciones fallidas como Venezuela.

En efecto,la adquisición compulsiva de armamento por cortesía de Hugo Rey, es uno de los subtextos de la sobreoferta actual de espectáculos en vivo,financiados indirectamente por la renta petrolera. Gracias totales, Chavez Frías. Bienvenidos a la zona V.I.P. de Julieta Venegas.     

En medio de semejantes circunstancias, ir a votar carece del menor sentido.Mejor es quedarse en la casa a la espera puntual del derrumbe colectivo. En realidad, la política venezolana es nuestro particular subconsciente colectivo.Allí depositamos toda nuestra podredumbre moral, todas nuestras pesadillas, todos nuestros errores, todas nuestras faltas, todos nuestros peores instintos. Por eso, los candidatos de Chacao no tienen identidad alguna y encarnan una sucesión de imágenes malditas y mutantes intercambiables, como los peones seleccionados a dedo por el monarca de Miraflores.

Ni hablar del resto de las caricaturas y las barajitas repetidas en juego a escala nacional.

Para usted, ¿existen diferencias entre El Pollo y Mario Silva, entre Capriles y Diosdado, entre la basura de Ledezma y el bodrio de Aristóbulo, entre Rosario Parmigianni y Fabiola Colmenares, entre Carlos Ocariz y Jesse Chacón? Los comentarios y las palabras sobran. Disfrute el domingo de su playa, de su parrilla, vote nulo, péguese un tiro, funde una célula terrorista o inicie un verdadero proyecto de subversión. Pero olvídese de darle el gusto a los protagonistas de la farsa.

Ojalá, en el mañana, podamos salir de ellos, extirparlos de nuestro subconsciente, expulsarlos de la ciudad junto con los poetas pavosos o convertirlos en un recuerdo superado de la prehistoria.

 Por desgracia, el reinado de los dinosaurios apenas comienza. Sintonícelo por Globovisión y VTV, con el respaldo de nuestros intelectuales precarios, a la caza de cambures y migajas. Todo sea por la sed de figuración y por la necesidad de reconocimiento. Disponga usted de las cámaras, señor Presidente. 

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