Tae-Suk (Hyun-Kyoon Lee) es un joven que vaga en su moto buscando casas vacías para vivir en ellas en ausencia de sus propietarios. Una vez adentro a Tae-Suk le gusta alterar una cosa, solo una, puede ser cargar un arma descargada, descontrolar un peso para que marque lo kilos incorrectos, o simplemente desajustar un reloj. En una de sus incursiones, se encontrará con Sun-Hwa (Lee Seung-Yeon) una maltratada esposa (ex-modelo según se sugiere) que ha estado espiándolo desde que él se coló en su casa. Tae-Suk se va de la casa y deja a Sun-Hwa sola, pero hay algo que le impide irse y lo obliga a permanecer sentado en su moto frente a la casa que invadió, cuando Min Kyu (Kwon Hyuk-Ho) marido de Sun-Hwa regresa y comienza a maltratar a su esposa, Tae-Suk lo golpea utilizando un Hierro 3 el palo de Golf menos utilizado. Sun-Hwa se va junto a Tae-Suk y comparte su estilo de vida. Lo que en principio parece ser una salida fácil para Sun-Hwa, huír de los maltratos del marido así sea fugándose con el hombre que entró en su casa, rápidamente se transforma en una historia de amor. Todo esto, sin que los personajes intercambien palabra alguna.
Si en La Isla sobraban algunas escenas en Hierro 3 no sobra absolutamente nada, es una cinta perfecta.
No es solo por el esmero de Duk en desarrollar a sus personajes dándose el tiempo necesario para ello, es también la manera genial en que se da el amor entre Tae-Suk y Sun-Hwa. Los personajes no se dicen nada y sin embargo entendemos porque es que se aman: Sun-Hwa ama a Tae-Suk no solo por haberla rescatado de las fauces de su miserable marido, sino porque encuentra en él a un hombre con el que puede compartir su vida sin ser exigida en nada a diferencia de con su marido que le exige y cuestiona evidentemente porque no la entiende. Tae-Suk ama a Sun-Hwa porque encuentra en ella a una mujer herida y triste, igual de herida y triste que él, esto, además, es un detalle brillante ya que Tae-Suk no es pobre, el hecho de que entre a casas y altere una cosa y se lleve fotos de sus permanencias, amén del dato que conocemos después de que Tae-Suk tiene estudios universitarios te hacen pensar que Tae-Suk no es un vago que no tiene donde vivir sino alguien que ha encontrado en esa forma de vida una manera de escapar de su pasado.
Las escenas en que los personajes se acercan, se miran, y juguetean o se hacen bromas, son grandiosas. Aunque parezca raro por momentos me acordé de la forma en que se apareaban los animales en Bambi, acercándose y diciéndose todo sin decirse nada.
Otro detallazo es cuando Sun-Hwa habla, sabemos que habla porque su valioso silencio ahora solo lo comparte con Tae-Suk, las palabras que comparte con su esposo no valen nada.
Nuevamente se repite el estilo de Kim Ki Duk, ampliándolo ya que aquí el propio Duk se encarga de la edición y montaje. Pero a diferencia de La Isla cada escena tiene un por qué, hemos visto una hora y media de película y sentimos al finalizar la proyección que hemos estado un siglo con esos personajes, que los conocemos perfectamente, terminamos entendiendo porqué hicieron lo que hicieron y que sentían mientras lo hacían.
Las actuaciones aquí son brillantes, la química entre Lee Seung-Yeon y Hyun-Kyoon Lee es enorme, la comunicación entre ambos es maravillosa, los dos nos regalan los mejores momentos de la cinta. Igualmente es destacable que tanto Kwon Hyuk-Ho como Joo Jin-Mo no hayan caído en clichés ni sobreactuaciones con dos personajes tan predecibles como lo pueden ser un policía rudo y corrupto y un marido machista y violento.
A mi me ha fascinado esta cinta.
10/10
El Nerd Iconoclasta