Ozzie Cox (John Malkovich) fue agente de la CIA pero debido a su alcoholismo debió abandonar la agencia y pasar a jubilación. Retirado y aburrido de su vida marital con Katie (Tilda Swinton), escribe su autobiografía la cual guarda en un CD. Posteriormente, gracias a que la mujer está buscando el estado financiero de su esposo para divorciarse de él, el CD cae en manos de Linda (Frances Mc Dormand) y Chad (Brad Pitt), dos empleados de un gimnasio que creen haber encontrado datos valiosos que comprometen la seguridad nacional. Como Linda desea hacerse varias cirugías plásticas para encontrar pareja, convence a Chad de chantajear a Ozzie y sacarle dinero a cambio del CD. La CIA manda a Harry (George Clooney), un asesino a sueldo cuyo pasatiempo favorito es conquistar mujeres a través de Internet, para que investigue si los datos en el CD de Ozzie son comprometedores. En paralelo un jefe de la CIA (J. K. Simmons) no entiende nada de lo que ocurre. Avísenme cuando, no sé, tenga sentido ,dice en un momento.
Aplicándole una mirada intensa y tratando de descifrarla, de pasarle por encima a su aparentemente superficial trama, se podría decir que Burn After Reading es una brillante sátira sobre las paranoias de la Norteamérica de hoy, una burla a la obsesión por la seguridad nacional post 11-S. Por ejemplo, un rudo ex-agente de la CIA puede ser puesto bajo amenaza por una neurótica que “sueña” con hacerse unas cirugías estéticas y por un(a) musculoca bastante tarúpido. Por otra parte los personajes están en una de teorías conspirativas a lo Michael Moore, además hay muchas referencias a la ingenuidad de la gente que cree que porque leyó una teoría conspirativa en Internet ha descubierto el agua tibia o puede poner en peligro al sistema. En fin, es una comedia que puede subestimarse fácilmente, pero yo no lo hice, entendí el mensajito subyacente, entendí la ironía de los Cohen.
Lamentablemente el que la película tenga intenciones de ser una comedia subversiva no es suficiente. A la cinta le falta veneno, los Cohen aciertan en algunos gags, dirigen muy bien a los actores, el guión es absurdamente cómico, pero le falta algo. No sé como explicarlo, pero la cinta no termina de cuajar, ni te dibuja la amarga sonrisa del humor negro ni te hace carcajear como lo hacen las comedias más tontas, no termina de ser ninguna de las dos cosas y por eso puede volverse aburrida.
También se repiten los sellos de los Cohen, esos son, para quien no los sepa: Peinados extraños, perros, personas gordas gritando y un personaje demasiado tonto y naif. Todo esto no decepcionará a los fanáticos de los Cohen, pero sin duda es un bajón luego de la extraordinaria No Country For Old Men
Actoralmente todos están correctos, Frances Mc Dormand se repite un poco, los gritos y exageraciones de John Malkovich van con su personaje, George Clooney repite los registros de Intolerable Cruelty, Tilda Swinton y J. K. Simmons están en su salsa. Pero es Brad Pitt el que está impagable, en serio, IM- PA- GA- BLE.
En líneas generales es una cinta un tanto débil, le falta, no llega a ser totalmente incisiva… No me malinterpreten, la pasé bien en el cine, me reí bastante, pero no me pareció nada del otro mundo.
7/ 10